Entre el frío, las flores y las altas montañas de Pacayas de Cartago, Costa Rica creció Kevin Rivera, un jovencito al que nunca le pasaba por su mente montarse en un avión y que dejó sus estudios para ayudar a su padre en jardinería, pero su pasión por el ciclismo y a su humildad, hoy hacen que su nombre brille en Europa y lo perfilen a representar a Costa Rica en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
A sus 21 años, el ciclista tico del equipo italiano, Androni Giocattoli-Sidermec, conversó con ESPN sobre cómo llegó al ciclismo y lo que tuvo pasó para que hoy sea una de las figuras con más proyección, lo que a su vez le permite estar en la órbita de equipos World Tour.
“Soy de Pacayas, Cartago y siempre he estado inmerso en el deporte. Por parte de la familia Rivera, casi todos son futboleros, menos yo, lo jugué, pero no me apasionó tanto. A los 13 años me metí en el ciclismo. Empecé armando una bicicleta y al mes se me quebró el marco, entonces tuve que hacer otra y así empezó a nacer esa pasión”
Piero Ravaglia, entrenador de ciclismo, fue quien ayudó a Rivera a posicionarlo en Italia gracias a la confianza y asesoría que le brindó; no obstante, el ciclista tico recuerda entre sonrisas cómo fue el día que firmó su contrato con el Androni.
“Mi entrenador en Costa Rica ha sido Piero, él conoce mucho de ciclismo y fue la persona que me mandó a Italia. Estaba muy convencido de que yo podía hacer algo bueno, entonces me puse a su disposición y traté de hacer todo lo que me decía”, mencionó el nacional.
“Viajé a Italia a los 17 años, recuerdo que llegué a Roma y a otras ciudades para correr con los juveniles, gané una de esas carreras y me vieron unos procuradores. Me dijeron que estuviera tranquilo porque ya tenía un equipo por allá, eso me puse muy feliz, incluso firmé el contrato el día de mi cumpleaños”, añadió el tico.
Rivera atesora en su corazón momentos que marcaron su vida y que gracias a ellos aprendió a valorar el trabajo, y la importancia que hay en el esfuerzo. El ciclista, por su parte, confesó que dejó sus estudios para ayudar a su papá en jardinería y así solventar una mala situación económica que sufrió su hogar.
“Mi papá José y mi hermano Daniel son jardineros y tenían que matarse trabajando porque en mi casa no había los suficientes recursos. Trabajé mucho tiempo con ellos y no pude seguir con los estudios, aparte que ya estaba metiéndome en el ciclismo, entonces si yo ganaba una carrera, me daban ciertas bonificaciones”, dictó a Espn.co.cr.
“Fueron ‘matadas’ las que nos pegábamos trabajando, yo era el primero en la casa que se levantaba. Había que irse apenas salía el sol y muchas veces terminábamos hasta el atardecer. No había mucho tiempo para comerse algo porque había que terminar alguna plazoleta o cosas así”; mencionó.
La juventud de Kevin Rivera ha sido bastante peculiar si se compara con las de otros jóvenes de su edad, pues debido a los entrenamientos o a sus numerosos viajes, casi no tiempo para salir a divertirse, de hecho, aún no ha tenido la experiencia de ir a conocer el cine.
“He pasado una juventud muy diferente porque desde los 16 años empecé a viajar. Casi no paso en mi casa ni con mis amigos por los viajes, no he ido a fiestas ni tampoco al cine. Todo radica en torno a la bicicleta, no puedo descuidarme y hay que estar muy enfocado”, citó.
Al finalizar la entrevista, el joven pedalista cartaginés recordó el consejo que una vez su papá le dio: “solo con esfuerzo se ganan las cosas y eso ayuda a sobrellevar la vida”, por eso rendirse no es una opción que pase por su mente, sino que busca dar lo mejor de sí mismo en cada carrera para enorgullecer a su familia y a Costa Rica.