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Sammy Sosa y Mark McGwire, dos caras de la misma moneda

ESPN

REPÚBLICA DOMINICANA -- Finalmente, fue estrenado el documental “Long Gone Summer” en los Estados Unidos, con revelaciones interesantes de lo que ocurrió durante la temporada de 1998 entre Sammy Sosa y Mark McGwire. En el filme se mostró un lado más humano de ambos jugadores y la mentalidad que tenían mientras perseguían superar la legendaria marca de 61 cuadrangulares conectados en una temporada, impuesta por Roger Maris en 1961.

En América Latina será necesario esperar al viernes 19 de junio para ver dicho documental, pero una de las piezas más llamativas ha sido un corto video promocional en el que Sosa y “Big Mac” conversan sobre la forma en la que lidiaban con la presión.

McGwire, a pesar de ser una figura establecida y muy conocida en las Grandes Ligas, siempre fue un jugador reservado, hablaba lo necesario con la prensa, pero su enfoque estaba centrado exclusivamente en jugar béisbol. A pesar de eso, quizás por el impresionante físico o por la cantidad de cuadrangulares que había conectado previo a 1998, había algo magnético en la personalidad del primera base de los St. Louis Cardinals, hecho que se confirmaba con la gran cantidad de fanáticos que se reunían previo a los partidos, para ver a McGwire realizar su práctica de bateo.

El nativo de California menciona en el corto promocional que a lo largo de la temporada de 1998 sintió que la presión estaba sobre él en todo momento y no sobre su contrincante, por lo que se sentía desconcertado y sin demasiadas ganas de hablar, simplemente quería ser competitivo en el terreno de juego y hacer su trabajo.

Sosa, por otro lado, representaba una imagen completamente diferente. Como extranjero que salió de una comunidad humilde, que tuvo que trabajar desde temprana edad para ayudar a su familia y escalar hasta poder llegar a las Grandes Ligas, nunca había recibido el tipo de atención que llegaría a su vida a partir de junio de 1998.

Sosa amaba las cámaras, la prensa, su personalidad era totalmente distinta en todos los sentidos a la de Mark McGwire. Sin embargo, era igual de atractiva y magnética. Sammy decía no sentir presión, disfrutaba de encontrarse debajo de la luz de los reflectores y sentía que MLB era su escenario.

Ese contraste de personalidades, sumados a la rivalidad que siempre ha existido entre St. Louis Cardinals y Chicago Cubs, como equipos miembros de una misma división, fueron ingredientes esenciales dentro de uno de los momentos más emocionantes de la historia de MLB, la temporada que salvó al béisbol.