Guillermo Rigondeaux
Chris Farina/Top Rank
Cantó el juglar que el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos. ¡Cuánta razón en una línea! No hay excepciones. Nadie se salva. El tiempo es insaciable e implacable. Y el boxeador cubano Guillermo 'El Chacal' Rigondeaux (16-0-0, 12 KOs) debería saberlo mejor que nadie. Su carrera continúa gravitando en un limbo. Y lo peor del caso, no se ven indicios de que llegará la ansiada eclosión que le permita el crédito deportivo y monetario que realmente merece.

Ya van más de seis meses de inactividad. No pelea desde que derrotó deslucidamente al filipino Drian Francisco (28-4-1, 22 KOs) el 21 de noviembre de 2015. Y tampoco aparece el próximo contendiente oficial, al menos por ahora, aunque suenan los nombres de James Dickens (22-1-0, 7 KOs) y Jamie McDonell (28-2-1, 13 KOs).

Esta situación dejó de sorprender hace tiempo a quienes han seguido la carrera del doble monarca olímpico (Sydney 2000 y Atenas 2004) en la versión rentada del pugilato. Pero no por común deja de llamar la atención la pasividad del Chacal y su entorno para presionar y enderezar su camino.

Recientemente el cubano de 35 años fue reinstalado -en noviembre fue declarado campeón en receso debido a su inactividad- como súper campeón supergallo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB); ello fue posible gracias a un pleito legal que interpuso junto con su equipo en contra del organismo para que revirtiera la decisión.

Bien por ellos, pero las batallas en este deporte se ganan en el cuadrilátero. Su reinstalación no es más que una victoria pírrica. Los cinturones de la AMB y de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) para bien poco le han servido hasta ahora. Ser campeón unificado no le ha garantizado grandes combates.

'El Chacal' siempre ha sido el lado débil de la cadena. Es una especie de rechazado en este deporte.

Después de enseñarle a boxear al filipino Nonito Donaire (37-3-0, 24 KOs) y ostentar dos de las cuatro fajas de las 122 libras, el resto de los peleadores de la división, incluidos los campeones del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y la Federación Internacional de Boxeo (FIB) simplemente decidieron evitarlo.

Primero "huyó" el mexicano Abner Mares (29-2-1, 15 KOs) -lógico, ya había recibido una paliza del cubano en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003-, el español Kiko Martínez (35-7-0, 26 KOs) hizo otro tanto, también el azteca Leo Santa Cruz (32-0-1, 18 KOs) utilizó todos los subterfugios posibles para continuar su carrera sin vérselas con El Chacal. Y por último, los británicos Carl Frampton (22-0-0, 14 KOs) y Scott Quigg (31-1-2, 23 KOs) prefirieron que dijeran aquí corrió...que no aquí murió.

La gran mayoría, no importan las nacionalidades, reconocen que Rigondeaux es el mejor peso supergallo del mundo, pero a la vez le recriminan ser tan mezquino para dar espectáculo.

Antes pensaba que el fanático estaba equivocado, y no es así. Los fanáticos tienen la razón. El boxeo profesional es un espectáculo. Y si no le gusta, pues que se dedique a la danza.

Si Rigondeaux quiere aprovechar el poco tiempo que le queda en la cresta de la ola debe brindarle al respetable lo que pide. No digo que cambie totalmente su estilo elusivo, sino que sea más frontal y no se limite a marcar golpes para ganar.

Si criticamos a los promotores por armar las peleas que ellos quieren hacer y no las que el público quiere ver, entonces debemos exigirle a los boxeadores que brinden el espectáculo que los fans quieren degustar. Si alguien en el pugilismo tiene el talento natural para complacer y seguir ganando ese es Guillermo Rigondeaux.

Una luz al final del camino es palpable. Jamie McDonell no le teme al Chacal. Y así lo hizo saber a Sky Sports: "pelearé con él en cualquier parte. Es ideal traerlo aquí, pero he peleado en América dos veces e hice el trabajo contra Tomoki Kameda. Para dejar un legado, necesitas vencer a los mejores, y Rigondeaux es el mejor. Carl Frampton y Scott Quigg le rehuyeron, entonces qué clase de logro sería si voy allí y lo venzo. Estaría realmente haciendo una declaración. Tengo el estilo para vencerlo y la estatura. Sigo siendo grande para el peso supergallo. Desde que se mencionó esa posibilidad no he parado de vibrar".

Si se concreta esa ecuación, esperemos que Rigondeaux acabe de mostrarle al mundo de lo que es capaz y deje de escudarse, él y su entorno, en que lo quieren perjudicar. Si papelitos callan bocas, los puños también.

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Puede que el América no sea el favorito absoluto o contundente para ganar el Clausura 2016, pero es, nuevamente, en un escenario de liguilla, el rival a vencer. Así lo dictan las estadísticas, los hechos, las historias buenas y malas, su tipo de sangre y convicción en esta zona del campeonato. El América fue hecho para las liguillas y los otros siete contendientes buscan dos cosas en menos de un mes: eliminar al América y levantar el trofeo de campeón.

LOS ANGELES, CA -- Estoy completamente de acuerdo con Darío Benedetto: "El América será el equipo a vencer de esta liguilla...".

Y no se trata de una contradicción a lo que establece la tabla general y el comportamiento de los equipos durante 17 fechas del torneo. Monterrey fue el club con mayores argumentos en la cancha y debe ser el favorito, pero hay una diferencia importante entre "ser favorito" y "ser el equipo a vencer".

El América es un equipo hecho y concebido para la liguilla. Su ADN, su tipo de sangre, la manera en la que late su corazón suele darles más argumentos cuando se trata de una fase de estas características. No lo digo yo, lo dicen los números, los hechos y la historias buenas y malas, los cuentos de arbitrajes, de fantasmas, de poder, y quizá hasta de mafia que han envuelto al futbol mexicano en la liguilla.

Oribe PeraltaImago7

Existe un antiguo pensamiento en el futbol mexicano de que se juegan, de manera hipotética, claro, dos liguillas al mismo tiempo: la liguilla común, donde ocho equipos salen bajo las mismas condiciones a tratar de ganar el campeonato, y otra, donde siete equipos tratan, con desesperación y orgullo, de eliminar al América. El América suele despertar ese tipo interés y de divergencia en su futbol y en su personalidad.

Entiendo y no entiendo la postura de Ricardo Peláez sobre que "Chivas es favorito" en la serie de cuartos de final. Como "equipo grande", el América debe aceptar la presión que significa ser favorito. Podría utilizar la "misma ecuación" con respecto a lo que ocurre, generalmente, en las liguillas del futbol mexicano. Puede que el América nos sea el favorito, pero sí es el rival a vencer, por Chivas y quizá por el resto de los contendientes al titulo del futbol mexicano. El envión anímico que significaría vencer al América en un Clásico en plena liguilla podría significarse en un "pasaporte" directo a la obtención del campeonato. De ese tamaño es el premio del juego y el premio de eliminar al América.

Sigo viendo dos liguillas dentro de una misma competencia. Y Rayados tiene 'la palabra' porque ha jugado mejor que nadie y sus estadísticas le respaldan. Y luego podrán seguir otros como Pachuca y León, pero la realidad es que el América establece los parámetros emocionales de esta competencia. A partir del triunfo o de la derrota del América, hay una liguilla distinta.

El América no es favorito absoluto para levantar el trofeo del Clausura 2016, pero es el rival a vencer. Hay siete equipos persiguiendo las dos 'glorias': el título y echar al América.

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Hemos pasado una y otra vez por la misma noche: la noche de consagración, de convencimiento, de credibilidad, de identidad de Saúl "El Canelo" Álvarez. ¿Pertenece a esa élite del boxeo mexicano? ¿Tiene que sostener sobre sus hombros a la industria boxística? ¿Es tan bueno como lo dice la publicidad? La respuesta es impostergable. La gente se está cansando de las falsas promesas. Veremos si, finalmente, esta es la noche que tanto hemos esperado para salir de la arena gritando a los cuatro vientos que ha comenzado "la era del 'Canelo'".

LAS VEGAS -- Tal parece que ha llegado el momento propicio para que Saúl "El Canelo" Álvarez represente dignamente a la "especie deportiva" a la que, aparentemente, pertenece: la de la clase más alta, privilegiada y refinada del sagrado boxeo mexicano.

Hasta ahora, es innegable que cada vez que suena la campana y que él sale al ring, abre dudas sobre si está más lejos o más cerca de nombres como el de Chávez, el de Oscar de La Hoya, Márquez, Morales, "Mantequilla", Olivares, Barrera, o "Finito" López. Todo sabemos que tiene potencial, que tan sólo tiene 25 años y de que puede mostrar más y mejores condiciones encima del cuadrilátero, pero cuándo y ese cuándo es impostergable y necesario ya, cuando saldremos de la arena gritando a los cuatro vientos que ha comenzado verdaderamente "la era del 'Canelo'". Saúl Álvarez tiene que dar ese paso y separarse de una vez y para siempre de una imagen donde parece más un personaje favorecido por las necesidades y las carencias que tiene la industria boxística de un ídolo que por sus propias características como boxeador.

Saúl
Getty ImagesSaúl "Canelo" Álvarez aún debe dar ese paso que lo coloque en la élite del boxeo mexicano.

"El lunes, le llamo a Gennady Golovkin", prometió el promotor Oscar de la Hoya anoche en el programa "Nación ESPN". "Entiendo la responsabilidad que tenemos los promotores de presentar las mejores peleas posibles".

Pero "Canelo" tiene prohibido concentrarse en una hipotética pelea ante Golovkin sin antes resolver la cita de este sábado ante Amir Khan. Si bien el británico de origen pakistaní no es propiamente un peso mediano o superwélter, sitio en el que se plantea la pelea (155 libras), se trata de un ex medallista olímpico, ex campeón mundial de los superligeros que ha vencido a rivales como Barrera, Maidana, Malignaggi y Judah y que puede complicarle la noche al mexicano. Si Khan sale decidido a aprovechar su menor peso y su mayor velocidad podría plantarle un combate similar al que le dieron Floyd Mayweather (sin ser Mayweather, claro) o el cubano Erislandy Lara, quienes con base a un boxeo elusivo y a moverse por el cuadrilátero durante los 12 rounds, sacaron a relucir las peores características del mexicano.

La nueva y moderna arena del MGM recibe por primera ocasión un combate de boxeo. Sobre la explanada del escenario, entre los hoteles y casinos, se ha colocado un ring y una plataforma para la ceremonia de pesaje. Ante los retiros de Mayweather y de Manny Pacquiao, gran parte de la responsabilidad y de la salud de la industria boxística parece recaer sobre "El Canelo", que sin titubeos, anuncia que "su era" ha comenzado y que está listo para ocupar, en mayo y en septiembre, los espacios que abrieron personajes como Chávez y De la Hoya. La cuestión radica, otra vez, en un tema de calidad, de convencimiento, de credibilidad, en un deporte donde México ha conocido a la clase más refinada que puede existir. ¿Pertenece a ella "El Canelo"? ¿Está al nivel de esas figuras legendarias? ¿Lo estará algún día? La realidad es que hace varias noches que aquí, en medio del desierto, "El Canelo" se pierde en el horizonte y se aleja cada más de la esencia que alguna prometía su carrera. Intentémoslo otra vez: ¡Que comience, pues, "la era del 'Canelo'"!

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Erislandy Lara
Maddie Meyer/Getty Images
Cada día se hace más y más difícil escribir sobre el futuro de los púgiles cubanos. Es recurrente que esté adherido al silencio y a la frase "pronto llegarán grandes combates, pero no puedo adelantar nada".

La teoría del apóstol cubano José Martí de que "en silencio ha tenido que ser, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas...", llevada al extremo. Lastimosamente el grueso de los profesionales antillanos está envuelto en esta odiosa dinámica. Y lo peor, poco beneficio han sacado haciendo mutis.

La realidad golpea. Salvo las dos victorias por nocaut de Luis Ortiz (25-0-0, 22 KOs) sobre Bryant Jennings (19-2-0, 10 KOs) y Tony Thompson (40-7-0, 27 KOs), y la derrota de Sullivan Barrera (17-1-0, 12 KOs) contra Andre Ward (29-0-0, 15 KOs) en marzo pasado, ningún natural de la mayor de las Antillas ha logrado en los últimos seis meses un encuentro sustancioso, tanto en lo deportivo como en lo económico.

Ni siquiera Erislandy Lara (22-2-2, 12 KOs), quien había accedido a las mejores combates -Paul Williams, Alfredo Angulo, Austin Trout, Saúl Canelo Álvarez-, ha podido encontrar un rival al nivel que él ostenta en la actualidad, donde un gran por ciento de los especialistas le consideran el mejor peso súper welter.

Su presente está atado al armenio Vanes Martirosyan (36-2-1, 21 KOs). El único atractivo de este emparejamiento, pactado para el 21 de mayo en Las Vegas, estriba en despejar la controversia que provocó el empate entre ambos hace cuatro años. Nada más.

Dice un refrán de la sabiduría popular que "para atrás ni para coger impulso". Pero la contienda de Lara con Martirosyan representa no uno, sino varios pasos en retroceso.

Si bien el púgil de 33 años se mantendrá en activo, algo de lo que adolecen una buena cantidad de sus compatriotas, su oponente ocupa un discreto puesto 15 en el escalafón de la AMB y el quinto en la Organización Mundial de Boxeo (OMB). O sea, en un caso había otros 14 boxeadores con más rango para enfrentar y en el otro 4. Ni hablar que ni siquiera aparece en el ranking de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y el Consejo Mundial de Boxeo (CMB).

El cinturón de campeón de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) debería representar suficiente atractivo para tentar a los campeones de las distintas organizaciones que rigen el boxeo rentado: Jermall Charlo (FIB) y Liam Smith (OMB), el fajín del CMB está vacante.

Desafortunadamente en este deporte varios de sus protagonistas, guiados por sus promotores, priorizan un puñado de dólares por encima de una faja de campeón.

Tampoco ayuda a la consecución de buenos rivales el estilo elusivo de Lara que ciertamente hace lucir mal a los contrarios, tal y como hizo con Canelo Álvarez, pero le cierra las puertas a futuras confrontaciones. Al menos así sucedió con el tapatío que junto a Oscar de la Hoya clausuró con cerrojos la posibilidad de revancha a una pelea que la merecía.

En medio de esta situación Lara tropieza con los problemas del Premier Boxing Champions (PBC) del manager Al Haymon, quien ha tenido que reducir la serie por perdidas económicas y ya es un hecho que será más selectivo. En la pelea contra Martirosyan tendrá, y uso el imperativo con toda intención, que ser avasallador para llenar los ojos de Haymon y opacar a los hermanos Charlo (Jermell y Jermall), los cuales también pelearán en esa velada. Jermall defenderá su título FIB ante Austin Trout y su hermano Jermell disputará el cinturón vacante del CMB frente a John Jackson.

Un desliz o una demostración gris sería el fin del sueño americano para Lara. Su entorno lo tiene claro. "Lara está en una verdadera encrucijada, pues su futuro en gran parte dependerá de la actuación que tenga este 21 de mayo ante Vanes", dijo una fuente cercana al interior de su equipo al colega Salvador Rodríguez.

"Él está consciente de que la pelea no sólo es con Martirosyan, es también con los hermanos Charlo porque ellos son los que tienen ahora la atención de Haymon, y si no luce bien, si no impacta como necesita, podría quedarse rezagado en la batalla por tener fechas y más peleas grandes", añadió la misma fuente. "En la medida en que no mejoren las cosas, si Lara se mantiene como campeón pero no brilla, entonces va a tener que acostumbrarse a pelear menos o ver menos ingresos, es por eso que esta pelea es fundamental para él y su futuro, sabemos que va a ganar a Lara, pero ahora es el cómo lo que importa, si esa noche logra llevarse la atención sobre los Charlo, habrá dado un paso bien importante hacia un futuro brillante".

¿Qué le depara el futuro a Lara? En sus puños y su actitud está la respuesta a esa interrogante.

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Román 'Chocolatito' Gonzalez (44-0-0, 38 KOs) afirma que el día que cobre más de un millón de dólares por pelear se retirará del boxeo. Hasta el día de hoy sus pretensiones no pasan de ser sueños. Las cifras de siete dígitos han sido prohibitivas pese a ser el número uno del ranking libra por libra.

"Pienso que el día que me paguen un millón de dólares me retiro del boxeo", dijo irónico esta semana el peleador de 28 años al diario nicaragüense La Prensa.

Su trifulca contra el boricua McWilliams Arroyo (16-2-0, 14 KOs) no alcanzará ese monto y tampoco será el evento estelar de la cartelera que protagonizarán el kazajo Gennadi Golovkin (34-0-0, 31 KOs) y el estadounidense Dominic Wade (18-0-0, 12 KOs) en el Forum de Inglewood en California, el próximo sábado 23 de abril.

Así de injusto es el negocio del boxeo.

Pero realmente, ¿merece Chocolatito mayor protagonismo? Un SÍ mayúsculo se antoja una nimiedad para el nicaragüense nacido en el barrio La Esperanza en Managua, el 17 de junio de 1987, y que heredó los galones de su legendario compatriota y maestro Alexis Argüello (77-8-0, 62 KOs).

Escribió el colega nicaragüense Edgard Rodríguez sobre el mejor deportista en la actualidad de la nación centroamericana: "a la sombra de Argüello, González escribe su propia historia y con buena letra. Es técnicamente impresionante. Boxísticamente completo, con la dosis adecuada de coraje y una valentía firme. (...) El presente de Román se está forjando. De las comparaciones con Alexis se encargará el futuro".

Quedó claro que Román no llegará al millón en su cuarta exposición del cinturón mosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB). Pero en esa contienda -la coestelar del programa-, arriesgará más de lo que la mayoría supone.

McWilliams Arroyo es un peleador técnico y con amplio conocimiento de los secretos del deporte. Tuvo un prolongado y fructífero historial en el boxeo amateur. Como aficionado conquistó títulos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Cartagena 2006, los Panamericanos de Río de Janeiro 2007 y el Campeonato Mundial de Milán 2009.

"Es un honor para mí tener esta oportunidad. He estado entrenando fuerte toda mi vida para éste momento", dijo Arroyo a ESPN. "Mi sueño es ser campeón del mundo y para eso tengo que enfrentar a los mejores del mundo y él lo es. Yo estoy muy relajado y el día de la pelea haremos nuestro trabajo. Al final del día el que ganará será el mejor preparado. Yo lo estoy. Sé que él es un peleador explosivo y de experiencia pero yo también tengo lo mío".

El púgil de 30 años, que va a su segunda pelea titular y fuera el abanderado de Puerto Rico en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, ha estado algo inactivo -ha pasado poco más de un año de su última pelea ante el mexicano Víctor Ortiz (21-5-0, 15 KOs)- aunque cuenta con la experiencia y las herramientas para complicarle la faena al tricampeón mundial (mínimo, minimosca, mosca).

Chocolatito, quien ha estado en 13 peleas titulares sin contar un interinato, tiene registrado en el disco duro que cualquier exceso de confianza sería fatal: "él (Arroyo) es un muchacho muy bueno, que combina bien sus manos, que fue (boxeador) olímpico. Va a ser una muy buena pelea".

Sobre lo que espera del retador expresó a los medios de su país: "que se faje, que haga una pelea que deleite a los fanáticos, ojalá que venga bien preparado el muchacho y así hacer un peleón. Le digo que me preparé muy bien y si alguien me quiere derrotar tiene que ser mucho mejor, no lo menosprecio, sin embargo, mi preparación es para no perder".

Arnulfo Obando, entrenador del monarca exponente, reveló al diario nica Hoy aspectos de la estrategia de combate que utilizará su adiestrado: "lo trabajaremos desde el inicio con largas combinaciones. No lo vamos a dejar descansar, llevaremos el tren de pelea hasta que no pueda resistir más, siempre debemos de cuidarnos de su mano izquierda, es peligrosa, por eso no hay que menospreciarlo", agregó.

De cualquier manera, el campeón es el amplio favorito para deshacerse del puertorriqueño, quien supuestamente sería una especie de peldaño intermedio de cara a una posible revancha unificatoria contra el mexicano Juan Francisco 'Gallito' Estrada (33-2-0, 24 KOs).

Al respecto, Chocolatito había dicho a finales de 2015 a Boxing Scene: "si no me pagan lo que estoy pidiendo, no voy a pelear. Me están ofreciendo cerca de 500 mil dólares pero vale (la pelea) mucho más porque tres títulos serían unificados. Soy el número uno [libra por libra] del mundo. Y no vale la pena pelear por tan poquito dinero como ese.

"Quiero un millón y medio o un millón [de dólares]. Si no, no habrá nada. Estrada es quien está empujando para pelear conmigo. Yo ya le gané a Estrada. Le gané a Viloria, un oponente que decían sería difícil para mí, lo golpeé y lo detuve, y Estrada no pudo [hacerlo cuando lo enfrentó].

Esperemos que le den a Román el millón que seguramente no le hará retirarse, eso nos brindará el placer de verlo en una revancha contra el Gallito.

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Irónicamente, el mismo Cruz Azul que anhelaba tanto el estilo, la personalidad y las condiciones futbolísticas de Tomás Boy, hoy, no sabe qué hacer con él. A tres fechas del final, el equipo corre el riesgo de alejarse de una liguilla por cuarta ocasión consecutiva. Ha perdido el gol y por si fuera poco, el entrenador se ha mezclado en una controversia con el delantero Vicente Matías Vuoso que casi llega al escándalo... Este es el cuadro de Cruz Azul, nada tampoco que le sea extraño en su época moderna. Un equipo que lo ha probado todo, todo y al que, evidentemente, no le ha funcionado nada...

LOS ÁNGELES -- Cruz Azul soñaba, anhelaba, ansiaba tener el estilo de Tomás Boy. Hoy, lo tiene, lo malo y lo bueno de ese estilo y parece no saber qué hacer con él.

Tomás Boy
Imago7Boy tuvo un retorno triunfal.
A tres fechas del final, el equipo tiene la personalidad entera de Boy: un día juega como el mejor, sin exagerar, con idea, profundidad, sentido, distancia, emoción, espectacularidad y al día siguiente desaparece. Está inmerso en una racha que incluye más de 300 minutos consecutivos sin gol y está cerca de quedar eliminado de una liguilla por cuarta ocasión consecutiva en los torneos del futbol mexicano. A ello, agregue otro cuadro, digamos, a las formas de Boy: un escándalo con el delantero argentino-mexicano Vicente Matías Vuoso que se ha ventilado más en la prensa que en el vestidor.

En este Cruz Azul, un día se baila al ritmo del entrenador, al otro se festeja un triunfo, más tarde se atiende una controversia de vestidor y finalmente, una grave crisis de orden futbolístico. Cruz Azul está convertido en un equipo bipolar.

Había muchas dudas en la gente de la Cooperativa cuando decidieron contratar a Boy a mediados de la temporada anterior, pero era el clamor popular. El “Vox Populi” termino siendo “Vox Dei”: al pueblo lo que pedía. Un entrenador que pudiese levantar la voz, imprimirle “sangre caliente” el equipo y un talento futbolístico que sin duda han insinuado, al menos, algunos de sus equipos. Por momentos, los resultados fueron buenos. Hubo “picos” en la temporada que así lo demuestran, pero el cierre está provocando una nueva hecatombe hacia el interior del club. Aquellos que no veían con:”buenos ojos” su llegada sonríen y los que le impulsaron están inquietos y preocupados. Cruz Azul ha probado con diferentes fórmulas desde que ganó su último título de Liga ya en el siglo anterior. Nada ha funcionado.

La contratación de Boy llegó desde la parte más “liberal y moderna” del club. Fue Robín Álvarez, el hijo del presidente Billy Álvarez, quien impulso la idea y convención de que era el paso adecuado para tratar de encontrar la “Tierra Prometida” que tanto anhela el club, los cooperativistas y sus seguidores. Hasta ahora, los resultados se perfilan hacia una nueva debacle, en medio de los rumores que indican que si Cruz Azul no se clasifica a la liguilla, Boy tendrá que hacerse a un lado. Es más, ya hay quienes colocan en “el radar” de Cruz Azul al uruguayo Gustavo Matosas, ex entrenador del Querétaro, del León, América y Atlas.

Es irónico: Cruz Azul quería tanto a Tomas Boy, a su estilo, a sus condiciones que hoy, que lo tiene, no sabe qué hacer con él.

@Faitelson_ESPN

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En San Nicolás de los Garza, aún está fresco lo que sucedió en aquella final del Apertura 2014. Y en Coapa, saben quien es el campeón actual del futbol mexicano y están conscientes de que lo que hicieron o dejaron de hacer durante el invierno pasado en Yokohama. Dos de las nóminas más poderosas del futbol mexicano y del continente chocan por una Copa de Concacaf que hace algunos años era minimizada y prácticamente olvidada por los clubes y el futbol mexicano. Hoy, es una Copa que ambos quieren, porque en sus genes futbolísticos esta acumulada la suficiente memoria para valorar lo que se juegan...

LOS ÁNGELES -- Quiérase o no, la memoria futbolística existe y puede terminar afectando y atando a un pasado reciente a los dos protagonistas de una final. Tigres y América tienen memoria. Y la memoria promete jugar su propio partido a partir de este miércoles en San Nicolás de los Garza.

America vs Seattle Sounders
Imago7
Hay dos maneras para “medir” la final de clubes de la Concacaf. La primera, se refiere a otro escenario de una final, la del futbol doméstico, la del Apertura 2014, donde el América termino borrando de la cancha a los Tigres. La otra, corresponde al gran bochorno de Yokohama el invierno pasado, donde en el Mundial de Clubes, el América termino siendo eliminado por un equipo chino, cuando parecía tener legítimas aspiraciones de alcanzar el partido ante el famoso y gran Barcelona de aquellos no muy lejanos días.

¿Cuál de las dos memorias pesa más?

Ricardo “El Tuca” Ferretti quiere desaparecer lo que el pensamiento más fresco de un enfrentamiento ante el América le significó: “Aquí no hay revanchas”, dice el veterano entrenador de Tigres. “Eso lo inventan ustedes...”. Y la filosofía del América, en cambio, sí que incluye y destaca las revanchas: no hablan mucho del vergonzoso papel que tuvieron en el Mundial de Clubes, pero se “mueren” de ganas por otra oportunidad en ese evento justo cuando el club estará cumpliendo 100 años de vida.

El Tigres-América está más caliente que nunca. Dos nominas poderosas, el campeón vigente del futbol mexicano, un futbolista de los tamaños del francés Gignac que por momentos parece fuera de Liga y que sabe aparecer en las situaciones más propicias de los partidos, una dupla de ataque conformada por Carlos Darwin Quintero (suspendido para el juego de ida) y Oribe Peralta que han encontrado la manera, como lo hacían en sus días con la camiseta santista, de producir futbol y goles, un entrenador que necesita de credibilidad ante la siempre pasional afición americanista, otro entrenador que históricamente sabe cómo hacerle daño al América y que públicamente se ha declarado “antiamericanista” y dos grandes escenarios de pasión como el Universitario y el Estadio Azteca. Por increíble que parezca, una final de Concacaf, históricamente despreciada y minimizada por los clubes y el futbol mexicano, tomará hoy un relieve que promete marcar las temporadas de ambos clubes.

Tigres quiere el boleto para el Mundial de Clubes. Sabe que tras conquistar la Liga, llegar a una final de la Libertadores, tiene que seguir dando pasos de crecimiento y atreverse donde ningún otro club mexicano lo ha hecho, incluyendo a su acérrimo rival de la ciudad, el Rayados de Monterrey, hoy líder general indiscutible de la competencia doméstica. Y el América, el América está planeado y concebido para ganar todos los trofeos que se interpongan en su camino. Es la primera gran prueba que tendrán Ignacio Ambriz y este equipo para sostenerse o renovarse en el verano que se aproxima. El América tiene que ganar finales. Es una de sus condiciones más sagradas.

Tigres y América juegan por la final de la Concacaf. Los dos añoran la Copa. Los dos tienen memoria, de lo que pasó y lo que no pasó y de lo que puede y debe suceder.

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Gennady Golovkin
Didier Baverel/WireImage
No importa el qué, el cómo o el cuándo. Lo seguro es que el espectáculo debe continuar.

Ya no están Floyd Mayweather Jr. ni Manny Pacquiao. Para bien o para mal, una era acabó en un lapso de siete meses. Los dos grandes referentes del boxeo en la última década pusieron punto final a su historia dentro del ring. Dijeron: ya no más. Uno y otro se fueron con los bolsillos llenos y cada uno, a su manera, dejó un vacío que en un futuro inmediato alguien deberá colmar.

No son pocos los candidatos. Afortunadamente existen gladiadores muy talentosos a la espera de la oportunidad. A simple vista, los primeros en alzar la mano y postularse para llenar ese espacio son el nicaragüense Román 'Chocolatito' González (44-0-0, 33 KOs), el kazajo Gennady Golovkin (34-0-0, 31 KOs) y el ruso Sergey Kovalev (29-0-1, 25 KOs). Los avalan sus méritos deportivos.

Además de sus pulcras hojas de servicios, ellos ocupan el podio en el ranking libra por libra de dos de las más prestigiosas publicaciones que abordan la temática del pugilismo. Medios líderes de opinión como ESPN posicionan a Chocolatito como Nº1, GGG Nº2 y Kovalev en el Nº3; mientras que The Ring Magazine invierte las posiciones del kazajo y el ruso, manteniendo en la cima al centroamericano.

Resultados y medios de comunicación están a su diestra. Aun así, a ninguno de los tres se le reconoce como una verdadera mega estrella capaz de seguir los pasos de 'Money Man' y 'Pacman'.

La lógica suele extraviarse en este negocio-deporte, y aquí el orden de los factores sí altera el producto. (Negocio siempre va en la oración principal y deporte en la subordinada).

¿Cómo es posible que los tres hombres que lideran el ranking libra por libra no sean los potenciales candidatos a llenar esos espacios vacantes?

Sencillo. Ninguno de ellos son los más mediáticos. Podrán ser los de más talento -al menos sus resultados hasta la fecha así lo demuestran- pero distan de ser el producto más comerciable.

Reitero: 1. Negocio, 2. Negocio, 3. Negocio y 4. Deporte.

En fecha tan cercana como el 17 de octubre de 2015, Gennady Golovkin (pelea estelar) y Chocolatito (coestelar) protagonizaron su primer Pago por Evento (PPV). Según el sitio fighthype.com se vendieron 150 mil casas, cifra inferior al estimado de 200 mil y alejada de las 400 mil casas que vendió el Mayweather vs. Andre Berto, insulso y casi "arreglado" pleito que marcó la despedida de Floyd.

Los números no mienten.

El caso de Kovalev es diferente. Una hipotética contienda contra el estadounidense Andre Ward (29-0-0, 15 KOs) ciertamente generaría considerables ventas en PPV. Apostaría a que superaría las 400 mil casas del Mayweather Jr. vs. Berto. Pero parafraseando al boricua Miguel Cotto, en esta ecuación el lado A no es Kovalev. Poco importa que el ruso ostente los títulos. En esta historia quien atrae las masas es 'El hijo de Dios', Andre Ward.

A propósito de lados A y B, en los dos grandes emparejamientos que busca GGG: frente a Miguel Cotto y Canelo Álvarez, él siempre sería el lado B, pese a ser el monarca mediano de la AMB, la FIB e interino del CMB.

FATALISMO GEOGRÁFICO

Para nadie es secreto que los principales mercados del boxeo se encuentran en Estados Unidos y México. Coincidentemente, ninguno de los tres que están en la cresta de la ola nació en esas geografías. No quiere decir que no puedan convertirse en mega figuras, sí lo pueden lograr -Manny lo hizo- pero el recorrido será más largo y escabroso.

Ellos tienen que adaptarse al modo en que se concibe este hecho deportivo. Ser carismáticos y "dar los mejores golpes" fuera del ensogado. Seguir estrategias que en ocasiones pueden parecer burdas pero que son vitales para venderse. No importa que por sus actos -sin caer en delitos por supuesto- los odien o los amen, es imperativo venderse y venderse bien. Y con el perdón de GGG, Chocolatito y Kovalev, ellos hasta el momento no son del tipo carismático o pedante que la gente está dispuesta a pagar por verlos ganar o verlos perder.

Para colmo, tampoco ninguno de los tres tiene una maquinaria promocional que logre venderlos como la octava maravilla del mundo. Ellos no son Canelo Álvarez.

Provoca escozor que los más talentosos estén a la sombra de peleadores menos hábiles, pero así son las reglas del juego en el boxeo. Solo así es posible que Oscar de La Hoya, quien fue boxeador y hoy es promotor, desvarié asegurando que el ganador entre Saúl 'Canelo' Álvarez y Amir Khan llenará el hueco dejado por Floyd y Manny.

Con razón o sin ella, the show must go on.

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Yo entiendo así el final de la película de la Champions que dio como resultado la eliminación del campeón y gran favorito. El Barcelona se quedo al margen de la defensa de su título y lo hizo alejado de las grandes condiciones historicas que le han caracterizado. ¿Qué le sucedio al mágico Barcelona? ¿Por qué desapareció? ¿A dónde se fue Messi, Suárez y Neymar? Sea como sea, un equipo que se defiende a ultranza y que mantiene el orden como bandera, esta hoy entre los cuatro mejores equipos de Europa y del mundo...

LOS ÁNGELES -- No me gusta el estilo futbolístico del Atlético de Madrid, pero ese es, definitivamente, mi problema...

La verdad es que hay que otorgarle el crédito que merece el equipo del "Cholo" Simeone que juega bajo ciertas condiciones del juego donde defenderse es una tarea que ellos llevan al nivel más desarrollado. Y no salen de ahí: corren, pelean, despejan, contragolpean y así puede sostener un ritmo competitivo en la liga más poderosa del mundo. Nadie le regalo nada al Atlético de Madrid. Son, con y a pesar de ese estilo futbolístico, un digno semifinalista de la Champions.

Fútbol europeo
Getty Images

Lo que sigue intrigándome es lo que le sucedió al Barcelona en esta delicada etapa de la temporada. Dejó de hacer lo que tenía por costumbre hacer: jugar al futbol, con idea, con profundidad, con capacidad para inventar en los últimos metros. Ni Messi, ni Suárez ni Neymar aparecieron en ese sentido. Un equipo acostumbrado a la creación terminó careciendo de ella cuando más la necesitaba.

Una pena, porque hace no muchas semanas, relatábamos historias de un equipo que se divertía y divertía a los demás a través de la cancha, un equipo sublime, de un tridente fantástico capaz de regalarnos escenas sobradas en calidad, destreza física y mental. Hablábamos y subrayábamos a un Barcelona mágico, que se aproxima a escenas de malabrismo, ficcion, arte... ese Barça terminó siendo desmantelado en parte por el Atlético de Madrid y en parte por algunas cuestiones que son difíciles de explicar: las distracciones, las bajas del juego, los errores en momentos decisivos.

¿Quién sabe qué le paso al Barcelona? ¿Habrá que realizar un examen post-morten y buscar explicaciones en las células de Messi, en los niveles de sangre de Neymar y en la toxinas de Suárez? Algo hay que nosotros no alcanzamos a ver.

Una pena para los que gustan del futbol ofensivo y espectacular que pregona el Barcelona... una satisfacción para aquellos que prefieren el orden, la dureza y la calidad defensiva del Atlético de Madrid... para mí, ganaron "los malos" de la película, pero seguro que usted puede entender la película de otra forma.

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En tan sólo algunos días, hemos despedido a dos de los más grandes atletas de nuestra generación. Y no será fácil despedirnos de ellos. Tampoco será fácil encontrar quien llene "sus botas". Un boxeador y un basquetbolista que fueron más allá de su propio deporte. Fue Manny y fue Kobe, dos legados de inspiración, dos hombres que forjaron noches maravillosas alrededor de su deporte, que nos dieron material para soñar, para creer, para matizar y que si alguna vez nos decepcionaron más allá del ring o de la duela, tuvimos la paciencia y yo diría que hasta el ofuscamiento para perdonarles. Adiós, Manny; adiós Kobe. Será imposible no extrañarles.

LOS ANGELES -- Nada duele más que tener que despedirse de algo que llegamos a amar, a atesorar y a casi hacerlo parte de nuestra vida. El sábado fue Manny. El miércoles es Kobe.

Los atletas no dejan de ser una visualización de los anhelos más sagrados del ser humano. A través de ellos, nos permitimos soñar, creer, aspirar y al tiempo en que admiramos su juego, sus destrezas físicas y mentales, al mismo tiempo en que perdonamos lo que son y lo que creemos o queremos que sean más allá del escenario deportivo, terminamos forjándonos la imagen de un ídolo.

Kobe, Manny PacquiaoAP

"Todavía puede. Tiene con qué seguir. Debe quedarse por lo menos un par de peleas más", lo decía casi, implorando, Julio César Chávez, el sábado por la noche, en la sala de conferencias del MGM Grand de Las Vegas, justo unos minutos de haber sido testigos del episodio que parece ser el final de la carrera de uno de los más grandes boxeadores del que nuestra generación haya sido testigo.

En Chávez, una leyenda del boxeo mexicano, leemos y percibimos la necesidad del ser humano de alargar el efecto que el boxeo de Manny Pacquiao, la imagen y esencia de Manny Pacquiao provocaba en todos nosotros. Por momentos, no lo queríamos dejar ir, nos aferrábamos a las grandes y espectaculares noches que nos brindó desde el cuadrilátero, a la forma en la que condujo su talento en ocho divisiones diferentes, las combinaciones de poder y de velocidad que le hacían distinto al resto. Al Manny de la guardia lateral, al que solo faltaba una cinta en la cabeza para ser el "Karate Kid" de nuestra imaginación. Ese Manny se fue y por fortuna, se ha ido en un escenario ganador, apto de todas sus facultades, con una economía que le permitirá subsistir a él y a sus generaciones venideras y con un carrera política que promete mantenerlo entretenido.

Otra noche difícil la que nos espera hoy: despedir a uno de los más grandes jugadores de básquetbol de todos los tiempos. Un ganador genuino, que jugó 20 temporadas para un equipo de la dimensión de los Lakers y que les condujo a ganar cinco títulos del basquetbol profesional. Un jugador espectacular, atlético, que por momentos, más allá de los números, confundió su esencia con la de Michael Jordan y con la de los mejores jugadores de este deporte. Kobe Bryant fue una inspiración y una alegría para el basquetbol, fue nuestro "superhéroe" vestido en la camiseta de los Lakers. Lamentablemente, se va en la peor temporada en la historia del famoso equipo de Los Angeles. Se va, también, arrastrando dolor en sus músculos y quizá hasta una fatiga mental que no le permite ser el jugador avasallador que alguna vez se le ocurrió hacer 81 puntos en una misma noche, o ganar dos veces el trofeo al Más Valioso de las Finales de la NBA y presentarse en 18 selecciones al Juegos de las Estrellas. Impresionante.

No es fácil decirles adiós. Aunque no parezca, una parte de nosotros se van con ellos, una parte de la alegría de nuestro corazón, desaparece. Una parte de lo que fuimos, soñamos, creímos, aspiramos, se va cuando se van ellos.

Damas y caballeros, de Manny a Kobe. Gracias a Dios, al destino y a ellos, claro, que nos permitió vivir en la misma puesta en escena de su grandiosa obra. Los vamos a extrañar, sin duda.

@Faitelson_ESPN

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