Hace menos de una década desde que Liz Carmouche se convirtió en la primera mujer en pisar el octágono del UFC. En aquella velada histórica, disputaría el cinturón ante Ronda Rousey en la pelea estelar de UFC 157 en el Honda Center de Anaheim.
La judoca se quedó con el cinturón, dando continuidad a su campeonato en Strikeforce, para dejar en claro uno de los pocos errores que el presidente de la compañía, Dana White, ha cometido a nivel promocional.
Durante años, White aseguró que nunca tendría mujeres peleando en el octágono, pero desde la llegada de Rousey, cuando creó la categoría gallo femenil, el UFC hoy tiene cuatro divisiones de mujeres y ha tenido otras súper estrellas como Cris Cyborg, Amanda Nunes o Valentina Shevchenko que trascendieron en popularidad, incluso fuera del octágono.
Aunque los ingresos por el porcentaje de ventas de Pago Por Evento no se hacen públicos, Rousey alcanzó la “igualdad” en cuestión de salario reportado en el 2016. En el año en el que se retiró de MMA, Rousey aseguró el mismo pago que Conor McGregor, los primeros en cobrar tres millones de dólares de manera oficial por una presentación.
Desde el exterior, el MMA enfrenta una concepción de pagos bajos para los peleadores, mismas que los promotores en su mayoría han negado, pero en la actualidad no hay diferencia en los contratos femeniles y varoniles en su llegada al UFC. Incluso, algunas de las promociones que son competencia, como Bellator y PFL, tienen en Cris Cyborg y Kayla Harrison a sus máximas estrellas.
La primera estrella
Aunque los primeros intentos por hacer crecer las artes marciales mixtas femeniles iniciaron a finales de la década de los noventa, no fue hasta 2006 cuando se volvió en una realidad.
La pionera, una mujer con poder y capacidad de sumisión, que fuera de la jaula tenía carisma y sabía manejarse frente a las cámaras: Gina Carano.
En poco más de dos años, Carano dominó a precursoras del deporte como Julie Kedzie, Rosi Sexton o Tonya Evinger en la promotora Elite XC. Con su imponente marca de 6-0 necesitaba un nuevo reto.
En medio de toda esa atención, apareció Cyborg, quien perdió en su debut profesional, pero cargaba una racha de siete victorias desde entonces y ya comenzaba a pelear en Strikeforce, una promotora llena de talento que tenía entre sus filas a figuras como Robbie Lawler, Nick Díaz, Fabricio Werdum, Gilbert Meléndez, Daniel Cormier, Luke Rockhold, Gegard Mousasi y Jorge Masvidal, entre otros.
Pero entre todas esas estrellas, el combate entre Cyborg y Carano por el título inaugural de las 145 libras resultó el estelar más importante en la historia de la promoción, con casi un millón de espectadores en el evento principal y una entrada de 14 mil personas en San José, California.
Carano recibió una bolsa inaudita, incluso para los estelares de la compañía, de 125 mil dólares.
“Me gustaba mucho ver a Gina Carano, siempre la respeté; la admiro por todo lo que inició. Lamentablemente no siguió con su carrera, pero lo que hizo siendo activa fue increíble”, confiesa Irene Aldana, peleadora mexicana del UFC.
Cyborg derrotó a Carano por nocaut esa noche y la estadounidense optó por el retiro acompañado de una carrera como actriz. No obstante, estableció la base para el desarrollo del MMA femenil, que terminó su paso en Strikeforce con la primera pelea entre Miesha Tate - que llegaba como la campeona del torneo gallo - y Rousey.
La historia continuaría en el octágono de UFC un año más tarde.
La “paridad” en el MMA
Después de retener su título de peso mosca femenino en UFC 255, Valentina Shevchenko celebra con unos movimientos de baile en el Octágono.
Las artes marciales mixtas, como las conocemos hoy en día, tienen poco más de dos décadas de vida y hace poco más de 10 años que encontraron su espacio en el máximo nivel.
Según datos revelados por el UFC, la promoción pasó de 16 peleas femeniles en 2013 (que representaban el cuatro por ciento del total) a 96 en 2021, que ya representa el 19 por ciento.
La cifra es similar en la plantilla, donde hoy, uno de cada cinco peleadores firmados es mujer. Puede parecer poco, pero hasta la fecha solo han podido establecer tres divisiones y cuatro cinturones, ya que las peleadoras en 145 libras naturales, son muy pocas.
El pasado 9 de octubre de 2021 se presentó la primera cartelera en la que las mujeres se llevaron los cuatro bonos de la noche, con Marina Rodríguez y Mackenzie Dern logrando la Pelea de la Noche como las estelares, mientras que Mariya Agapova de Kazajistán y la mexicana Lupita Godínez se hicieron de los honores de Mejor Performance de la Noche.
“Todavía hay un poco de diferencia, pero sé que somos nuevas en esto. Estamos un paso atrás porque nos estamos integrando. Toma muchos años; fue mucho tiempo el que estuvimos reprimidas”, considera Alexa Grasso, peleadora del UFC.
Grasso, a pesar de que solo tiene 28 años, ya fue coestelar en seis ocasiones en el UFC. La promoción en total ya ha tenido 35 eventos estelarizados por mujeres, 20 de esos involucrando una pelea por el campeonato.
Su compañera de entrenamiento, Aldana, incluso pudo ser la estelar, en octubre de 2020 ante la ex campeona Holly Holm.
“En UFC nos han dado un trato excelente. En el MMA en general, las mujeres están destacando y creciendo. No veo mucha diferencia, a mí ya me tocó ser estelar y aun cuando no lo he sido me tratan igual. Aquí no te pagan por tu género, sino por lo destacada que puedas ser en el deporte”, considera la sinaloense.
El 20 por ciento de la participación en las carteleras resulta un paso importante, sobre todo porque la base de talento es mucho menor. Aunque en los gimnasios sigue creciendo la participación femenina, existen muchas barreras por romper y muchas de ellas tienen que acostumbrarse a entrenar con hombres para mantenerse en la competencia día a día.
En el caso de las dos mexicanas, que están en el ranking de UFC en sus respectivas categorías, crecer como peleadoras en una sociedad de Latinoamérica fue la parte más complicada en sus inicios. “Fue un reto grande. En México había muy poca competencia; teníamos que irnos al extranjero porque no había con quien competir. Nos encontramos con una cultura machista, pero poco a poco se han abierto puertas, encontramos más apoyo, más aceptación”, confiesa Aldana, quien comenzó a entrenar después de terminar una licenciatura en diseño gráfico.
Alexa no encontró discriminación en casa; su tío y su padre han sido también sus entrenadores, pero sí encontró en las MMA la manera de alejarse de una situación drástica, que se vive diariamente en su país.
“Es muy importante en un país latino, no solo para las mujeres, siempre vives de cerca el acoso en la calle, las groserías. Yo jamás en la vida quise permitir eso. Para mí es muy importante ser peleadora, porque no solamente te hace fuerte físicamente, sino que mental y emocionalmente”, detalla.
El futuro brillante
La base de seguidores del MMA se mantiene primordialmente en el sector masculino, pero desde que Ronda Rousey irrumpió en la escena del UFC, las estrellas femeninas han sido capaces de cruzar las barreras del contenido.
Programas de entrevistas en las principales cadenas abrieron sus espacios para Rousey y más tarde a sus sucesoras Holly Holm, Miesha Tate o Amanda Nunes. El mejor ejemplo está en la reciente gira de celebración de Julianna Peña en programas matutinos después de lograr una de las sorpresas más grandes en la historia contra Nunes.
Hoy, ser campeona del UFC está muy lejos de ser un estigma y genera respeto, incluso entre quienes no conocen la disciplina.
En el 2021, la ganadora del premio de la Academia a mejor actriz, Halle Berry, decidió retratar la historia de una peleadora de artes marciales mixtas en ‘Bruised’ y tuvo como coprotagonista a la campeona mosca Valentina Shevchenko.
La nacida en Kirguistán puede expresarse también en castellano (en la película representó a una argentina), inglés y tailandés. Es uno de los personajes más versátiles del mundo del deporte, además de una campeona dominante en su categoría.
Valentina está muy lejos del retiro, pero ya dio uno de los pasos al estrellato que en su momento dieron Carano o Rousey.
Mientras que el UFC sigue engrosando sus filas con programas como The Ultimate Fighter, que en su más próxima temporada tendrá a Peña y Nunes como entrenadoras, otras promociones abren espacio a nuevas categorías, como el peso átomo en One FC o Invicta FC y el peso ligero en PFL.
A medida que estas se consolidan, el MMA femenil avanza y la cantidad de peleas en todos los escenarios siguen creciendo mirando al futuro, estableciendo su propio camino.