Hora de decisiones para la Argentina

La medalla de plata conseguida en el último Mundial podría desatar la tan esperada "basquetmanía", pero las cosas no son tan fáciles en un país en crisis: ¿se podrá aprovechar este presente?

PASÓ LA FIESTA...¿Y AHORA?
Después de la gran actuación en el Mundial, el gran desafío del básqurtbol argentino es seguir creciendo
(Reuters)
BUENOS AIRES -- El ambiente del básquetbol argentino todo, pero principalmente sus dirigentes, siempre soñaron con que algún día les llegara ese gran golpe. Rezaron por ese impacto que llevara este deporte a todos los rincones del país, que lo difundiera y lo hiciera todavía más popular de lo que es. En definitiva, que desatara la deseada "basquetmanía".

Todos especulaban con que ese golpe marcaría el despegue definitivo del básquetbol. Su confianza se apoyaba en la teoría de que, a diferencia de lo que ocurrió en 1982 con el vóleibol, por ejemplo, el básquetbol tiene una estructura competitiva interna, la Liga Nacional, consolidada, en la que se podría sustentar el desarrollo de la actividad.

Y ese día llegó, transformado en una soberbia actuación en el reciente Campeonato Mundial de Indianápolis, donde Argentina logró un segundo puesto que ya se mezcló entre los momentos inolvidables del deporte de este país. Durante casi 15 días el básquetbol atrajo la atención de mucha gente, a medida que el equipo sumaba victorias, algunas de ellas increíbles como la conseguida ante el Dream Team de Estados Unidos.

La demostración más contundente de esto se comprueba en el espacio ganado en los medios, en los altísimos ratings de televisión que consiguió el equipo de Ginóbili, Oberto y compañía, pero por sobre todo, en que muchos de los que nunca habían visto un partido quedaban enganchados y hasta se animaban a opinar de técnica y táctica...

Ese día llegó, pero lo hizo en mal momento. No encuentra al básquetbol argentino en una etapa de brillo a nivel local. Esos doce jugadores subcampeones mundiales juegan todos en Europa y la NBA mientras otros casi 110 colegas, muchos de ellos también destacados, también se ganan la vida entre Europa y Sudamérica.

Esto, que le permitió el salto de calidad a la selección nacional, fue carcomiendo el poderío de la Liga Nacional, a la que dejó escuálida de figuras, referentes o nombres atractivos para el público, los medios y los sponsors. Así, los equipos se fueron armando para la temporada 2002-2003 no con lo mejor, si no con lo poco que queda en el medio.

Aún sin el marco ideal, el básquetbol disfruta de sus 15 minutos de gloria. ¿Y ahora cómo seguir?, deberían preguntarse los responsables de dictar las políticas generales. Es cierto que de un país en crisis, no puede esperarse mucho. No será sencillo el torneo venidero para los clubes de la Liga Nacional, muchos de ellos con serios problemas financieros. No será fácil atraer a un público con limitaciones económicas o a los que puedan concurrir, presentarle un espectáculo de gran jerarquía, cuando no se cuenta con los mejores actores.

Por el contrario, existen algunos puntos a favor del básquetbol criollo. Por un lado se coincide en que existe un público masivo que sigue este deporte. Mantenerlo conforme y sumar a otros seguidores debe ser el objetivo de los directivos. A su vez, la partida masiva de jugadores dejó espacios que en la mayoría de los casos fueron ocupados por jugadores jóvenes, muchos de ellos menores de 20 años. Si estos utilizan esa oportunidad para hacer su experiencia, la Liga se encontrará en un par de años con nuevos y buenos valores.

Todos deben entender que Argentina se convirtió en el último quinquenio en un exportador de basquetbolistas, por lo que más jugadores, algunos por calidad y cotización y otros escapándole a un país en riesgo, seguirán emigrando. Esto indica que será obligación el invertir en este terreno, apuntando a aumentar la producción de las futuras figuras. Lo más auspicioso, y al mismo tiempo llamativo, es que cuenta con materia prima.

También la Confederación Argentina deberá mejorar lo suyo, apuntando a desarrollar este deporte desde la base en todos los rincones del país. En la élite, la situación es diferente, ya que ahora conducen a la selección subcampeona mundial, lo que otorga más cartel, pero también exige mayor responsabilidad. Es su momento para explotar la medalla de plata, pero también para conformar una estructura más sólida.

Es obligación de los responsables aprovechar este presente. Ese será su desafío inmediato. Claro que para eso se necesitan ideas y decisiones, algo que, se sabe, no abunda en la dirigencia argentina.

ALEJANDRO PÉREZ es periodista especializado en básquetbol desde 1986. Se desempeña como cronista del diario Clarín desde 1994. Además, es el relator de los partidos de básquetbol internacional de ESPN, columnista del SportsCenter Latino y de ESPNdeportes.com.

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martes, 24 de septiembre