No daba más. Ni física ni mentalmente. Primero sufrió la rotura del ligamento cruzado anterior en la rodilla derecha. Después, recurrentes lesiones musculares que lo tenían más tiempo afuera de las canchas que compitiendo. Entonces, Patricio Garino dijo basta. Rescindió el contrato que lo ligaba al Nanterre de Francia y decidió ponerle una pausa a su carrera como basquetbolista profesional.
"Me fui del club francés por el desgarro en el isquiotibial. En Nanterre no tenía una muy buena estructura para seguir con mi recuperación y mantenerme bien luego de toda la seguidilla de lesiones que tuve, así que tomamos la decisión de terminar el contrato. A partir de ahí, me vine a Madrid a hacer un tratamiento especial con plasma para curar definitivamente el isquiotibial, que es algo que me venía jodiendo hacía tiempo. Las intenciones eran volver a entrenar apenas terminaba con ese tratamiento, pero mentalmente no me sentía capaz de hacer mucho más que subsistir. No tenía muchas fuerzas para entrenar ni jugar al básquetbol", dijo Garino en una entrevista con ESPN.
El alero marplatense agregó: "Se me juntó la frustración con el hecho de extrañar Argentina, así que decidí irme un mes a casa para ver a mi familia y mis amigos, que no los veía desde antes del Mundial de China. Por la pandemia y mis lesiones no había podido volver a casa. Esa vuelta me sirvió para recargar las pilas y reiniciar el sistema. Necesitaba hacerlo para ganar fuerzas y destrabar esto que se había tornado en un trabajo que detestaba, con muchas frustraciones y puras noticias negativas. Ahora estoy a full con la preparación y el objetivo de volver a las canchas. Me estoy sintiendo muy bien, sin ningún tipo de presión. No es lo mismo hacer una recuperación adentro de un club, que siempre te exige que vuelvas cuanto antes a la competencia y eso no se puede hacer por más que uno esté bien físicamente. La decisión que tomé, a pesar de ser difícil, fue la correcta para poder destrabarme de este historial de lesiones y volver de cero".
No era la primera vez que Garino percibía que necesitaba dejar de competir, al menos por un tiempo. Pero no lo había concretado. "Nunca había frenado, a pesar de haber estado frustrado y cansado. Desde que me rompí el cruzado cuando jugaba en Baskonia, había parado de competir pero entrenaba todos los días por mi cuenta con el objetivo de volver a jugar. La única vez que había intentado frenar, que me fui de vacaciones con los chicos de la Selección, estuve tres días en Alicante y me tuve que ir a Lituania porque había firmado con Zalgiris. Ahí estuve todo el año entrenando sin frenar. Volví a España dos semanas para prepararme para ir a los Juegos Olímpicos. Estuvimos en Las Vegas, de ahí a Tokio y después me fui a Francia. Había tenido frustraciones y momentos de bajón por las lesiones, pero nunca había tenido la oportunidad de desconectar totalmente y hacer una reflexión interna de lo que me estaba pasando para ver qué quería hacer. Siempre me había pasado durante un contrato o en un torneo, con lo que no podía liberarme de esas responsabilidades. Esta vez lo pude hacer y fue la mejor decisión porque la cabeza es muy complicada de llevar cuando estás bajoneado por una lesión y tenés que estar en la montaña rusa en la que subís en poco tiempo para volver a competir y enseguida estás abajo porque te volviste a lesionar. Ese ciclo era muy perjudicial", dijo Garino.
Mirar todo desde lejos, analizar y observarse. Así empezó el reacondicionamiento de Pato como deportista profesional. Y ahora quiere volver: "Me siento muy positivo. Desde que volví a entrenar no tuve problemas, ya dejé atrás las lesiones en el isquiotibial y la rodilla me viene respondiendo muy bien. El objetivo es conseguir algún equipo en España y creo que se va a lograr porque ya hay interesados en ver cómo evoluciono".
Los mejores momentos de la carrera de Garino fueron con la camiseta del seleccionado argentino. Desde su aparición en 2015, con una muestra de su energía y carácter en el Preolímpico de México, hasta la medalla de plata en el Mundial 2019, todas fueron sonrisas. Pato quiere recuperar las mejores sensaciones vestido de celeste y blanco. "Me gustaría, aunque no depende solo de mí. Si me llaman y estoy bien físicamente, me encantaría. No me gusta decirle que no a la Selección. Si me ven que estoy recuperado, quiero estar porque también me va a ayudar para el futuro. Uno de mis objetivos es estar listo para las ventanas de fines de junio y principios de julio. Hablé con Néstor García cuando estuve en Argentina, previo a la ventana de febrero, pero yo no estaba en condiciones físicas para jugar", dijo el alero.
Garino tuvo como único entrenador del seleccionado argentino a Sergio Hernández, con quien consiguió no solo el subcampeonato del mundo sino la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Lima 2019. Para Pato, el cambio de director técnico es especial: "La salida de Sergio fue dura para todos porque el grupo se forjó bajo su mandato. A pesar de que varios, dejando de lado a Luis Scola que venía de mucho antes, estuvieron con Julio Lamas, ninguno había tenido tanto portagonismo como el que tuvo con Sergio. Gracias a él llegamos muy lejos. Este es un cambio brusco para todos, pero hay que seguir adelante. Ahora hay que acoplarse a la forma de trabajo de Néstor, a cómo se maneja y a su forma de ver el juego. También debemos conocernos entre todos. Volver a formar el grupo después de la experiencia de Tokio, que fue un poco decepcionante, será un desafío. Más allá de la experiencia que Néstor tiene en distintas selecciones, entre él y todos los jugadores debemos hacer un trabajo en conjunto para tratar de asimilar los conceptos lo más rápido posible".
El desgaste y esfuerzo físico siempre fue una marca registrada en el juego de Garino. En esta búsqueda de recuperación, el alero intentará demostrar que puede alcanzar nuevamente su máximo rendimiento: "Mi cabeza está puesta en volver al nivel que tuve. La energía, las ganas y las horas de trabajo las estoy poniendo para llegar a eso. No quiero centrarme en lo que fui sino en reinventarme y descubrir un nuevo Pato. Quiero estar disponible para poder competir a alto nivel".
Antes de la Copa del Mundo de 2019, Garino se había marcado un objetivo especial: que el rival al que tuviera que defender soñara con su intensidad y su empeño. Que lo sufriera y lamentara tener que enfrentarlo. ¿Qué piensa Pato de esta situación? "Lo que más estoy deseando es que vuelva a pasar eso".
Garino necesitó parar para saber si quería seguir. Salir de la vorágine para volver a empezar. Ojalá su regreso sea con más disfrute que sufrimiento.