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Charlas de café: El Real Madrid de los Galácticos vs los Pistons y sus Bad Boys

¿Elegancia o sacrificio? ¿Calidad o rudeza? ¿Soberbia o intimidación?

A la hora de escribir su propia historia, cada uno elige lo que le gusta… O quizás lo que tiene al alcance de su mano.

No hay una combinación perfecta de ingredientes que garantice el éxito en el deporte. En cambio existen ideas, planes y circunstancias que, si se mezclan convenientemente, pueden conducir a un equipo a lo más alto. Y todos estos elementos son válidos mientras no se caiga en lo prohibido.

Ejemplos sobran. Una moneda siempre tiene dos caras.

Y en la tarea de seguir comparando equipos con estilos antagónicos, aunque compartan una gran dosis de talento, 'Bad Boys' y 'Galácticos' son nombres que invitan al debate apasionado, con un par de posillos de café entre medio de quienes rehúyen a la discusión.

Marcelo Bousquet: Hoy si que te tengo una lista propuesta, mi amigo: los Galácticos del Real Madrid contra los Bad Boys de Detroit Pistons en la NBA. ¿Te anotas?

Jordi Blanco: No salimos de una y me metes en otra Marcelo... Y ahora pretendes enfrentar a Galácticos con Bad Boys, con un supuesto reinado efímero (dejémoslo en más breve de lo esperado) de lo que pudo ser y no fue.

MB: Tienes razón. Ninguno de estos dos equipos fueron una suerte de maratonistas, sino corredores de distancias cortas. Pero no por ello dejaron de ser atractivos. Y aquí si que no me animo a predecir a quien de los dos vas a elegir.

JB: ¿No sabes? ¡Claro que lo sabes!. Elijo a los Bad Boys. Se ve que te olvidas, o me la quieres colar, que mientras Florentino edificó su Real Madrid galáctico a partir de una vergonzante operación con Luis Figo, los Pistons fueron moldeados por un General Manager que merecería un monumento en la puerta principal del Little Caesars Arena de Detroit.

MB: ¡Mirá por dónde cantaba el gallo! Por fin tengo un amigo basquetbolista. O antimadridista por lo que veo.

JB: ¿Sabes qué tienen de especial aquellos Pistons que no lograron los Galácticos? Que crecieron a la sombra de los grandes Boston Celtics y Los Angeles Lakers sin pretender ser un equipo para recordar por siempre. "A mí me importa nada dejar un legado" dijo Luis Enrique a modo de despedida como entrenador del Barça. Lo que le interesó fueron los éxitos y el estilo. Y de eso, amigo, los Pistons fueron sobrados.

MB: ¡Uff! ¡Qué ensalada que armaste!. Quieres defender a los Bad Boys y hablas de Lakers, Celtics, metes a Luis Enrique… en fin. Entiendo poco y nada por donde vas. Pero si hablas de estilo, no me puedes negar que aquel Real Madrid jugaba bárbaro y que privilegiaba la calidad y las sutilezas por sobre los dientes apretados.

JB: Otra vez te tengo que explicar todo… Los Bad Boys tienen un sabor especial y coincidieron en el tiempo con la gloria, esta sí efímera pero legendaria, de un equipo de fútbol llamado Wimbledon, que de la nada se atrevió a ganar la FA Cup frente al mismísimo Liverpool en 1987. Se conocieron como 'La Crazy Gang'. Dureza rayando la violencia, descaro, rabia... ¿Te suena? No siempre hace falta glamour, Marcelo, para mantenerse en la memoria.

MB: Para mi Wimbledon es sinónimo del mejor tenis, no de fútbol. Pero no desviemos la atención. Es cierto lo que dices del glamour, pero no me descalifiques a un equipo por ser glamoroso si ese es su sello de identidad. Porque con esa forma de pensar, entonces tendríamos que afirmar que el Barcelona de Pep no cuenta. Y para mí cuenta, Jordi. Aquellos galácticos tenían una forma de jugar que privilegiaba el toque, la circulación del balón, que manejaba los tiempos del juego como pocos y cuando podía, casi siempre, te liquidaba.

JB: Y, mira, a mi de ese Madrid Galáctico apenas si me queda el golazo de Zidane en Glasgow... Y las paradas milagrosas de Casillas porque sin él ni galácticos ni nada oye, que las cosas hay que decirlas claras.

MB: La memoria es selectiva, mi amigo. Quédate con los recuerdos que te permite tu antimadridismo. Si yo hiciera lo mismo, lo que me queda de los Bad Boys es Isiah Thomas jugando con un tobillo a la miseria y perdiendo contra los Lakers en una final. O cuando se fueron al vestuario sin saludar a los Chicago Bulls de Jordan cuando fueron eliminados en el 91. De alguna manera, todos esconden la basura debajo de la alfombra.

JB: Como te dije, Florentino tiró de chequera con Figo, con Zidane, con Ronaldo y con Beckham... Pensó que le alcanzaría para conquistar la eternidad y se quedó a medio camino porque le desarboló primero un Valencia de obreros en España y le borró después el Barça de Ronaldinho. Ascender y caer, rápido, sin gloria... Eso fue el universo galáctico.

MB: Te tiro una chicana: ¿Cómo crees que la gente recuerda a Figo o a Ronaldo: como madridistas o como culés?

JB: No empieces, por favor. Te voy a dar una clase, porque estudié y te quiero recordar la historia de los Pistons. Jack McCloskey, el General Manager de los Pistons fue el responsable de elegir primero a Isiah Thomas y después descubrir en las profundidades del draft a Dumars, Salley y Rodman. Y apostó por Laimbeer, por Vinnie Johnson o por Mahorn. Y más tarde por Mark Aguirre, o James Edwards.

MB: Se ve que estudiaste en serio…

JB: Déjame continuar, por favor: Ese señor le dio mando a Chuck Daly para hacer un equipo ganador. Ga-Na-Dor. Que hiciera frente a los soberbios Celtics de Bird y a los glamurosos Lakers de Magic. A golpes si hiciera falta. Y lo hicieron. Con el dominio de Laimbeer, la dirección de Isiah y el acompañamiento, mezclando todo lo que hiciera falta, de Rodman, Dumars o Johnson.

MB: Lindos nombres, todos. Ya te mencioné a Figo y Ronaldo (el bueno), pero la lista sigue: Roberto Carlos, Casillas, Hierro, Raúl, Guti, Sergio Ramos, Makelele, Morientes, Beckham más tarde… Y tú nombraste a Zidane…

JB: Siempre mantendré un respeto máximo por Zidane, un recuerdo especial de Ronaldo y cierta melancolía con Figo... Pero su Madrid se mantuvo no pocas veces a flote gracias a las paradas imposibles de Casillas y las apariciones mágicas de Raúl. Y esa galaxia, Marcelo, duró lo que duró, que fue poco.

MB: Pero en esa galaxia comenzó a desarrollarse la idea de que España podía dejar de ser la Furia Roja, para convertirse en un equipo elegante, talentoso y hasta arrogante o soberbio. Aquel equipo campeón del mundo en el 2010 lo dirigía el técnico galáctico, por si se te olvida: un tal Vicente Del Bosque.

JB: No me los quieras poner a la mesa de los Pistons, fijos en el play-off desde 1984 y hasta 1992 y finalistas tres años seguidos. Robados, sí, Ro-Ba-Dos en la final del 88 en un sexto partido que les daba el título para pitarle una falta inverosímil en el último segundo a Laimbeer que resucitó a los Lakers. Y que fueron capaces de frenar el ímpetu de los Bulls de Jordan, a los que ganaron dos años seguidos en la final de Conferencia. Los Pistons, los Bad Boys, se meriendan en un abrir y cerrar de ojos a tus Galácticos Marcelo. No hay mucho más que decir.

MB: ¿Mis Galácticos? No te equivoques, amigo. Solo le reconozco sus logros y los pongo en la mesa de los grandes que es donde pertenecen. Pero que te quede bien claro que no soy merengue ni antimadridista. Puesto a escoger, yo soy Cholista y del Atleti. Amén.

Jordi Blanco: Corresponsal en Barcelona ESPN Digital

Marcelo Bousquet: Senior Editor ESPN Digital