Entrando a la temporada de cambios, los San Francisco Giants eran uno de esos equipos que se esperaba que, en caso de hacer una movida drástica, la haría para ampliar su ofensiva. Sin embargo, todo eso cambió el pasado lunes cuando Matt Cain tuvo que ser puesto en la lista de inactivos por tercera ocasión esta temporada.
Tras someterse a una prueba de resonancia magnética el lunes, los Gigantes recibieron buenas y malas noticias a la misma vez.
La buena noticia era que la prognosis inicial era alentadora -- no hay daño estructural.
La mala, no hay forma de saber cuándo Cain estaría disponible para regresar a lanzar. Y peor aún, tienen que esperar a que la inflamación baje antes de determinar si rehabilita o si se somete a un cirugía que sin duda significará el final de su temporada.
La salida de Cain de la rotación de abridores creó un enorme hueco para los Gigantes, cuya frágil ventaja de medio juego sobre los Los Angeles Dodgers entrando a la acción del sábado en parte estaba vigente gracias al trabajo de su cuerpo monticular.
Es ahí de donde nació la necesidad de hacer una movida rápida y esa se concretizó con la adquisición de Jake Peavy en un cambio con los Boston Red Sox que se espera sea final antes de que culmine el fin de semana.
Peavy, quien ha tenido una pésima campaña con los Medias Rojas, ya no es el as que fue hace hace siete años con los San Diego Padres. Su marca de 1-9 con efectividad de 4.72, la segunda peor en sus 13 temporadas en las mayores, es evidencia de que sus días como lanzador dominante han llegado a su final.
Sin embargo, los Gigantes necesitan a alguien con experiencia en la parte de atrás de la rotación de Tim Hudson, Madison Bumgarner, Tim Lincecum y Ryan Vogelsong para mantener el balance, no solo de la rotación, sino del staff completo ya que, de no conseguir a alguien capacitado de darle al menos seis entradas por salida, el cuerpo de relevistas sufriría por sobre uso.
Peavy está promediando 6.1 entradas por salida, siendo esa la razón principal para halar el gatillo en esta transacción.
Por otro lado, Peavy, al haber lanzado para los Padres por siete temporadas, conoce lo que es lanzar en la División Oeste de la Liga Nacional y esa experiencia será particularmente útil en la segunda mitad de septiembre, cuando los Gigantes jueguen siete de sus últimos 10 partidos contra San Diego y los otros tres contra los Dodgers.
En una división que ha estado cerrada por los primeros cuatro meses de la temporada, no hay razón para pensar que no lo estará en los últimos dos.
Los Gigantes se están tomando un riesgo asumiendo el resto del salario de poco más de $16 millones de Peavy, pero es un riesgo que se tienen que tomar. Peavy no ha ganado un partido desde el 29 de mayo y ese es un detalle que no puede pasar por desapercibido. Sin embargo, de los lanzadores para alquiler disponibles en este mercado de cambios, era el único con la experiencia necesaria para mantener relevantes a los Gigantes.
Por otro lado, Peavy no es el único ex Todos Estrellas que los Gigantes necesitan que regrese a su antigua forma.
Ante la lesión de Marco Scutaro, los Gigantes subieron a Dan Uggla, quien fuera dejado en libertad por los Atlanta Braves tras postear un promedio de bateo de .162 durante la primera mitad de la campaña.
Los Gigantes necesitan que la energía positiva que están emanando Lincecum, Buster Posey, Hunter Pence y Pablo Sandoval sea contagiosa porque si ese no es el caso, podrían terminar respirando el polvo detrás del paso de los Dodgers en septiembre.