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El Olimpo europeo sigue cerrado para mexicanos

LOS ÁNGELES -- Alguien hizo esta disección de Jorge Mendes, el representante portugués de futbolistas. “Antes de jugar Monopoly, él compra los dados. Lo demás vendrá solo”. La definición perfuma a casi todos los promotores.

Se cerró el mercado de pases en Europa, y los futbolistas mexicanos cotizables --relativamente--, se ajustan el cinturón de seguridad con desesperación, y acaso sólo uno es arrojado a la voracidad de la incertidumbre. Y esto a pesar del confeti ilusionista de sus representantes.

¿Recuerda Usted hace unas semanas, unos días incluso? Un implacable bombardeo mediático rodeaba a esas joyas huérfanas de corona en su país. Hasta debía contemplarse retocar el Himno Nacional de México. Aquello de “que el Cielo, un soldado en cada hijo te dio”, urgía trastocarlo por “un superdotado futbolista en cada hijo te dio”.

1. EL LOBO Y SU MANADA...

El representante de Raúl Jiménez se encargó de tirar buscapiés. Su hoja de vida estaba –según los chismorreos–, en las mesitas de noche del Real Madrid, el Atlético de Madrid, el Manchester United, la Juventus y el AC Milan. Wall Street parecía un monasterio a la Hora del Angelus, comparado, según se difundía, con la histérica batalla entre esos clubes europeos, por fichar al mexicano.

Al final Raúl Jimenez se queda con la jauría. Mediante un jugoso incremento, el Lobo Mayor no abandona a sus gentiles. Y no es que más valga Wolverhampton por conocido que Real Madrid por conocer. Pasa que había tal cacería en el orbe por él.

A Raúl lo traiciona su código postal, su pasaporte. Aún el futbolista mexicano no cotiza en esferas de élite. Las cartas de recomendación que dejaron Hugo Sánchez y Rafa Márquez, son, para los clubes europeos, golondrinas sin verano.

Pero, Raúl Jiménez está en la liga más competitiva del mundo. Triunfar como lo ha hecho en la Premier, es un sólido salvoconducto para algún otro paisano que en verdad quiera querer atreverse. Porque querer, quieren todos. Pero querer insanamente, son muy pocos

2.- ACLARA, PERO OSCURECE...
A Héctor Herrera también las hadas le tejieron fantasías. Se habló de Italia, de Alemania. Al final, se queda en el Atlético de Madrid. Tal vez hubiera querido dar el salto que este lunes dio Thomas Partey. Arsenal desembolsó 50 millones de ansiedades por él. Sin embargo, el mexicano debe ser el primero en desearle suerte en redes sociales.

La única manera de que Herrera no despache como titular es que el Cholo entregue su fe reacomodando a Koke. Ninguno de los dos es Partey, pero cada uno, en frentes distintos, puede ser la última tuerca que ajuste el motor.

Porque, aunque el Atleti reclutó a Lucas Torreira, no va a inventarle un puesto a este uruguayo que encaja perfectamente en la delicatesen guerrera del Cholo Simeone, quien generalmente se expresa bien de Héctor Herrera, aunque la titularidad es una conversación de intimidad.

A la distancia, parecería que Herrera deleita con futbol a su entrenador, pero, reflejo del futbolista mexicano, no es de esos jugadores que seducen al Cholo, esos que en la marca tozuda, inclemente, despiadada, son capaces de auscultarle el físico a su adversario, desviarle dos costillas, salir con balón dominado, y hacer creer que el rufián es el adversario.

Ese es tema aparte. El jugador mexicano ni quiere, ni puede, ni sabe, aprender a ir por un balón cuando es necesario, con dureza y rudeza, como para cambiarle las caries de muelas a su víctima. En ese sentido, a nivel europeo, el futbolista azteca es, en toda la extensión de la palabra, bobalicón.

Herrera es tan buena persona, que Simeone podría pedirle que apadrine a uno de sus hijos, pero jamás le entregaría el estandarte en una encerrona de perros rabiosos en una emboscada de la Champions. Lo podría vestir de frac, pero nunca de kamikaze.

No importa. Herrera se queda en el Atleti. Ha superado algunas pruebas de fuego, y el equipo ahora se ha fortalecido con esa savia uruguaya de Luis Suárez y el mismo Torreira, lo cual no garantiza un futbol espléndido, pero sí reyertas memorables.

3.- SE LE APARECE CHUCKY A CHUCKY
Y en Nápoles, cuando Hirving Lozano fue echado del entrenamiento, como escolapio insolente que no sólo no hacía la tarea, sino que escribía cartas de amor a su propio ego a la hora de clases, entró en conflicto con el comisario escolar. Y Gennaro Gattuso se desayuna crudos a esos imberbes.

De inmediato, el escueto universo del Chucky se saturó de la pirotecnia de las especulaciones. Hasta de China lo querían. El malcriado quería emigrar a donde fuera. El promotor infló globos y los soltó en la feria de los rumores. Gattuso seguramente se carcajeó.

Al final, pese a los esfuerzos ingentes de su promotor, Chucky Lozano recibió un zape en la mollera de su propia familia, que había encontrado en Nápoles el paraíso antípoda de la rústica Pachuca. Lozano salió de su propio caparazón y aceptó el reto. Engatusó a Gattuso con su genuina arma, el futbol.

Ha entendido el gran salto. No es lo mismo recrearse en la kermese de la liga holandesa, que plantarse en un futbol serio, despiadado, en el que la línea de rendimiento está muy por encima de la comodina exigencia de los Países Bajos. Gana el Napoli, gana Lozano y ganará la selección mexicana.

4.- DE SU PROPIO BARRO...
En Portugal se consumó una historia similar. Jesús Manuel Corona recibió una orden de desalojo. Debía desocupar su casillero. Ya no era requerido como atacante por derecha. Pero Tecatito, en un bellísimo acto de rebeldía, en un desafío contra su propio verdugo, decidió reinventarse, remasterizarse.

Y se apoderó de la única escotilla desatendida del submarino del Porto. La metamorfosis rebasó seguramente todas las contemplaciones. Corona se convirtió en la mejor segunda fuerza de ataque de su equipo. Emergía donde nadie lo esperaba, y con ese futbol descarado, insultante, retozón, de barrio genuino, terminó generando goles y consumándolos.

El Porto y el futbol de Portugal lo condecoraron. Una magnífica historia de un hombre que recoge sus propias cenizas, su propio arcilla, y hace su propia y mejorada versión. El Tecatito Corona resucitó con su propio barro, y creó un futbolista diferente al que era, para ser el que debía, el que urgía, en los nuevos tiempos de su equipo.

También se hilaron fábulas. Había un apéndice en el contrato con el Porto. Y su representante dio un curso intenso e intensivo de ciencia ficción. Ese universo de espejismos hablaba del Tecatito en España, en Francia, en Italia, en Alemania, en Inglaterra. Versiones que después de flotar como frágiles pompas de jabón, aterrizaron en el piso, con la humedad de las patrañas.

Pero, finalmente Jesús Manuel Corona se queda en el Porto, con todos los vientos a su favor, mientras en la Selección Mexicana esperan que esta vez, y de una vez por todas, en torneos oficiales, no incurra en circunstancias extrañas que lo marginen.

5.- SOS EN EL BETIS
Obviamente, en torno a Andrés Guardado ya no hay necesidad de elucubrar ilusiones. Se queda en el Betis, y pretende de ahí brincar al Mundial de Catar, para retirarse en la MLS o en el Atlas, pero le preocupa que a su hijo adoptivo lo han echado de la corte.

Diego Lainez es la gran incógnita. Lo sacaron del aparador con todo y su cara de niño despistado, le pusieron etiqueta de transferible, y este lunes se quedó en el incómodo hacinamiento del limbo. Manuel Pellegrini no lo tiene en sus planes, pero nadie lo reclutó.

Al hacerse oficial que era arrojado a la góndola de saldos, se habló de cuatro equipos interesados: Éibar, Levante, Huesca y Cádiz. Ninguno pudo pagar por él ni pagarle a él. Betis invirtió una millonada y él cobra otra millonada. Cualquier comprador se asusta con mercancía en desuso aunque haya sido de poco uso.

Lainez se queda con el Betis, pero no se queda en el Betis. Una situación que a nadie beneficia. El diamante en bruto del América aún tiene mucho rescoldo que la cancha le irá cincelando. Atenaza el reto, según afirma el mismo Lainez, pero deberá ser su mejor versión, esa que nadie ha visto en Betis, para conciliar con las pretensiones de Pellegrini, de otra manera, en enero, tendrá que otear entre la MLS y el América. Y eso no hará sonreír a nadie, ni siquiera a Miguel Herrera.

La historia ya se la contamos alguna vez. El Piojo quería ser tutor de Lainez un año más en El Nido. La familia buscó un atajo y se brincó las trancas. Emilio Azcárraga Jean recibió al padre del jugador, quien aseguraba que la oferta multimillonaria era de la Roma de Italia. Ante semejante horizonte, el dueño accedió. No era cierto, y recaló en el Betis.

Pero, la lección ahí queda. Los promotores de jugadores son especialistas en crear maquetas de surrealismo respecto a sus jugadores, pero, al final, el realismo del futbolista mexicano queda consumado en los indesvirtuables hechos: todos se quedaron donde estaban, aunque uno, Lainez, en ese incómodo hacinamiento del limbo.