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Chivas, América y Cruz Azul, decepción tan mayúscula como su 'grandeza'

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Para Paco Gabriel, al 'Cabecita' Rodríguez no le interesa jugar en Cruz Azul (1:02)

Dura crítica de nuestro especialista luego de la polémica que envuelve al futbolista de La Máquina. (1:02)

LOS ÁNGELES -- Ninguno aprobó el examen. Ni incluso Chivas, aún con el 1-1 ante un Toluca que evidencia sus miserias al depender de un jugador, mito de compasiones, como Rubens Sambueza (“es taaaan bueno, pero…”).

América hizo su mejor esfuerzo, y un Monterrey tacaño se conformó con someterlo 1-0. ¿Cruz Azul? Sigue torturado y esclavizado por sus propios demonios. Sus jugadores han perdido la fe hasta en el derecho a tener fe en sí mismos.

Los tres, Chivas, Águilas y Celestes, amos de un presunto protagonismo en la jornada sabatina de la Fecha 2, fueron un reflejo de sus momentos. No decepcionaron porque se espere más de ellos, decepcionaron porque no son capaces de atreverse a zafarse los grilletes que los acongojan y acojonan.

Chivas había prometido con el 1-0, en un cabezazo de Jesús Molina, como para lavarse el estigma de fallar el penalti una semana antes. Pero dos minutos después, a los 25, Kevin Castañeda, tras una secuencia de errores mentales, físicos, técnicos y futbolísticos, les embodegó el 1-1.

Y a partir, de ahí, el Guadalajara ni supo, ni pudo reaccionar. Víctor Manuel Vucetich sigue desperdiciando al Chicote Calderón, sacrifica a César Huerta, estorba a Uriel Antuna, y precipita a Alexis Vega. Trata de enmendar demasiado tarde, tal vez al darse cuenta que dirige al Guadalajara, no a uno de los equipos liliputenses, esos, sin exigencias, a los que ha dirigido antes, y hasta ha podido hacer campeones.

El 1-1 de local debe inquietar, especialmente ante un Toluca que es tan poquita cosa actualmente, que Sambueza es su versión apócrifa --y muy choricera--, del Cid Campeador.

América, en tanto, mantiene el sello al que le obliga ese estigma del #ÓdiameMás. Asumen, casi todos, el testamento de la combatividad. Pero, al pundonor hay que ponerle sabiduría y talento. Santiago Solari ya sabe que tiene un corral con más labriegos que artistas.

Un penalti que el árbitro Jorge Pérez Durán se negó a negociar con el VAR, lo convierte Funes Mori con disparo potente por el centro, mientras Guillermo Ochoa se lanzaba por un espejismo a su izquierda. Y Monterrey se retiró de la contienda, y se recluyó en su oficina a administrar ese 1-0, dándose el lujo inexplicable Javier Aguirre de jugar con diez, al alinear al más costoso fraude llegado a México: Maximiliano Meza.

América, insisto, jugó más con la esencia de El Nido que con el librito de Solari, si es que éste existe. Sebastián Córdova se cargó al equipo hasta que recibe una roja rigorista, y la única opción genuina fue un centro de Roger Martínez al que Nico Benedetti, se lanza tarde, mal, y casi con los ojos cerrados, como esperando que la Divina Providencia guiara su despatarrado viaje a la cita con el balón.

Solari se irá dando cuenta, insisto, en que heredó las ruinas de las ruinas que tuvo Miguel Herrera. Cierto, el ‘Piojo’ mismo y Santiago Baños, se sintieron los Billy Bean (Moneyball) del futbol mexicano, pero llenaron al equipo de petardos, de desechos tóxicos de los que ya no hallan cómo deshacerse.

El Monterrey de Aguirre ratificó que se apegará a lo que tiene. Que no lleva prisa. Que defenderá el cero en la portería, aunque el técnico no quita responsabilidad a sus jugadores por bajar la intensidad. Sufrió innecesariamente, no por un dechado de recursos tácticos o de talento de América, sino porque éste empujó con la sangre benditamente envenenada del #ÓdiameMás.

En torno a Cruz Azul, los sentimientos se transforman. Hoy hay compasión, lástima. Está tan flaco el perro, que ya ni las pulgas de la burla y de los memes se le arriman. Segunda derrota en fila en el Torneo Guard1anes 2021. Lo más grave es que su indolencia, su apatía, fue mayor este sábado ante el Puebla, que una semana antes frente al Santos.

Su refuerzo anhelado, Christian Tabó, le clava la estaca en ese corazón macilento, mustio, de La Máquina. El equipo que había entusiasmado a su gente durante 2020, y que perpetra una colosal #Megacruzazuleada en semifinales ante Pumas, es un guiñapo emocional.

Ante Puebla, intenta reaccionar en los minutos finales, ya como un acto desesperado de contrición, como los estertores del que arrastran a la plancha de autopsias. No le alcanzó. Es un equipo dañado, despedazado por dentro. Lo dicho ya: Juan Reynoso no está capacitado para el monumental desafío que la lotería de la vida le entregó sin comprar boleto.

Los Camoteros hicieron lo poco que pueden hacer, dentro del código ratonero de su entrenador, más allá de que el mismo Nicolás Larcamón se dice beato abnegado de la filosofía bielsista y guardiolista. Pero lo entiendo: he leído dos veces El Ulises de James Joyce y tengo tantas dudas como antes de leerlo. Analfabetismo funcional, le llaman.

Por otro lado, según un video, cuya veracidad investiga ya la directiva, el personaje de las jornadas de gloria de La Máquina, podría haber elegido disipar los espíritus chocarreros del fracaso, con una vida disipada. Las imágenes muestran a un Jonathan Rodríguez en pleno y hormonal coqueteo, en una fiesta privada, con abundante alcohol, sin su sana distancia, pero, eso sí, con gel antibacterial.

Y mientras asienta su locuaz cabecita, ‘Cabecita’ Rodríguez fue enviado a la banca este sábado ante Puebla. Ingresó y parecería que llevaba a cuestas tremenda resaca, al grado que un par de veces se trompicó grotescamente con el balón, en una pantomima de un teporochito vagabundeando en las madrugadas.

Jornada pues, en la que los tres protagonistas de la ansiedad y la expectación, terminaron, tristemente, protagonizando la decepción. Se salva Chivas por la bendición fortuita del marcador, pero sumar un punto, no resta las dudas y los cuestionamientos, de un equipo que decide engrumecerse de mediocridad pese a su potencial.

La ventaja –o desventaja--, es que de inmediato tienen la posibilidad de congraciarse o de condenarse.

La Jornada 3 envía a las Chivas al Valle de Lágrimas que es el San Luis. Mientras tanto, América encarará a un Luis Fernando Tena que siempre se atemoriza ante las Águilas, y no será diferente por dirigir a Juárez. Y Cruz Azul alargará la agonía de la espera hasta el lunes 25 de enero, visitando al Pachuca.

Prepárese para otra decepción. Aclaro, no es decepción porque vuelvan a perpetrar las mismas mamarrachadas, sino por la castración absoluta para dejar de hacerlas.