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¿Y quién diablos es Benjamín Mora, el nuevo técnico del Atlas?

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Benjamín Mora, nuevo técnico de Atlas, buscará tener más protagonismo con el balón (1:32)

El entrenador mexicano multicampeón en Malasia, explica que estilo pretende con los rojinegros. (1:32)

LOS ÁNGELES -- Benjamín Mora era, hasta este miércoles, un desconocido para casi todo el futbol mexicano. Hoy es el nuevo técnico del Atlas.

Sus escarceos como entrenador en México no seducen a nadie. Su hoja de vida en Malasia, país 146 en el ranking de FIFA, no son cuentas menores: nueve títulos con los Tigres del Johor Darul Ta’zim. Ahora, de los clásicos ante Pahang y Felda United, Mora deberá concentrarse en los de Chivas.

Alejandro Irarragorri no teme aventurarse. Fue quien trajo por primera vez a Diego Cocca a México, y lo maldijo con el mote de “Guardiola de América”. Fue un fracaso. Lo intentó de nuevo con el Atlas, y obtuvo un Bicampeonato, más allá de las benditas equivocaciones de la tropa arbitral.

El mismo Irarragorri sufrió un fracaso con Luis Zubeldía, pero acertó con otro desconocido en México, Pedro Caixinha, y Guillermo Almada ha extendido su grato futbol hasta Pachuca. De todo pues, buenas, malas y pésimas elecciones.

Quién se atreva a describir a Benjamín Mora pecará de mitomanía y de arrogancia. Entiéndase que dar datos y cifras cortesía de Wikipedia es sólo un escapismo y una obligación de este oficio, pero ni remotamente nos muestra un perfil claro del nuevo técnico del Atlas. Decir que es trabajador, modernista, actualizado y estudioso es una obviedad, tomando en cuenta la sagacidad para atreverse a tocar puertas en Malasia.

El mismo Mora ha dejado claro que su gran anhelo era dirigir en México. Le espera un desafío. Pero, también le espera un plantel sólido, con el que además dispondrá de casi dos meses para ponerlo a punto para el Clausura 2023.

¿Traerá refuerzos de Malasia? Entre los diez mejores jugadores de la Súper Liga, nueve son extranjeros y sólo un nativo figura entre ellos, y su posición es lateral por izquierda, y de esos diez, nueve rebasan los 30 años. Pero, ojo, cuatro de esos diez, los dirigió el mismo Mora en el Johor: Jordi Amat (español), Fernando Forestieri (ítalo-argentino), Bergson (brasileño) y La’Vere Corbin-Ong (malayo).

Sin embargo, con la cultura del Grupo Orlegi, que se consolida poco a poco con Santos y Atlas, seguramente las primeras semanas, Benjamín Mora las dedicará a las fuerzas básicas, en lugar de buscar soluciones treintañeras y exiliadas en Malasia.

Una buena noticia para la afición rojinegra, es que el equipo de Mora dejó sello goleador en Malasia y que destacó en ese renglón especialmente como visitante. Sería, insisto, soberbio y obcecado, pretender decir que gusta del futbol ofensivo, espectacular, de posesión, y demás habladurías. Seguramente adaptará su estilo de juego a lo que tiene en el vestidor y al entorno de competencia de la Liga MX.

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Las palabras del estratega argentino luego de anunciar su salida de Atlas.

Ojo: el Clausura 2023 ofrece una oportunidad magnífica a los clubes. Tendrán en tiempo efectivo la posibilidad de hacer la mejor pretemporada de su historia, y eso podría favorecer un feroz e intenso ritmo de competencia. Un técnico avispado no hará un trabajo de pretemporada sólo para el Clausura, sino también para el Apertura 2023. Es un año perfecto, para lucimiento de los buenos entrenadores, con buenos preparadores físicos.

Ciertamente los más afectados serán aquellos clubes que cedan jugadores a la Selección Mexicana para el Mundial de Qatar, pero sin perder de vista que al Tri le alcanzará para apenas tres partidos y abandonar el país anfitrión bajo las notas de Amarga Navidad de José Alfredo (“Diciembre me gustó pa’que te vayas...”).

Visto así, la presentación de Benjamín Mora será en un hábitat de alta competencia, dentro, ciertamente, de la competitividad mediopelo que a veces muestra la Liga MX. Pero significará un mayor desafío, porque ningún club podrá quejarse de que no pudo reforzarse a tiempo, o de que sus jugadores están cansados o lesionados.

Es evidente que en la negociación entre Irarragorri y Mora debió privar una palabra: paciencia. Este directivo a veces pierde los estribos y hasta sataniza entrenadores (Daniel Guzmán, Rubén Omar Romano, Dante Siboldi, Guillermo Almada), pero aún con ellos fue paciente, tolerante.

Así, Mora sabrá que no se espera un milagro el primer torneo, como incluso no se esperaba con Cocca en sus primeros pasos con el Atlas.

¿La afición rojinegra? Vive empachada. Le dieron un Bicampeonato. Con eso puede regodearse golosa y glotonamente un tiempo. De Mora dependerá que la misma cantidad de lágrimas que se derramaron en el Estadio Jalisco en el adiós a Cocca, vean una metamorfosis en aplausos en 2023. Al final, esa misma afición atlista siempre está dispuesta a nuevos tiempos de ser La Aflicción.

Al menos algo queda muy claro: Orlegi se atreve a algo más. No busca reciclar entrenadores, ni caer en esos malos hábitos de ser seducido por promotores sin escrúpulos. ¿Será cierto que fue el mismo Eduardo Fentanes quien le sugirió a Irarragorri poner atención en Mora? Sólo ellos lo saben, pero esas decisiones audaces son bienvenidas en un futbol con directores deportivos aburridos, simplones, facilistas, conformistas, que despachan desde su escritorio, y que no se atreven a ver más allá de sus “pinochescas” narices.