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El fútbol no escapa de la violencia

MÉXICO -- La triste noticia que ocupó este lunes a la mayoría de los protagonistas del fútbol en Venezuela, fue el deceso del jugador de Yaracuyanos FC, Jarvi Mejía, quien recibió dos impactos de bala el pasado viernes mientras le despojaban de sus pertenencias. Este colombiano de nacimiento que había adoptado a Venezuela como su patria futbolística vio el final de existencia a manos del hampa que por estos días controla impunemente las calles del país.

Venezuela es hoy día una nación dividida por la política, con dos bandos muy marcados que únicamente tienen en común su vulnerabilidad ante el crimen. Algunos de los principales actores políticos del país han utilizado la profunda brecha entre clases sociales como bandera de su liderazgo, pero muy pocos se han ocupado de erradicar el único problema que afecta por igual a todas las clases y sectores de la nación.

No es la primera vez que la violencia y el crimen impactan al deporte en Venezuela. Basta recordar el secuestro del receptor de los Tigres de Aragua, Wilson Ramos, el del hijo de Yorvit Torrealba o el asesinato del beisbolista Gustavo Polidor, por nombrar solo algunos. A veces los atletas profesionales pueden parecer unos privilegiados, un sector de la sociedad que no se ve afectado por los mismos inconvenientes que sortea día a día el ciudadano común, pero cuando se trata de la exposición al crimen, ni ricos ni pobres, ni analfabetas ni académicos, ni oficialistas ni opositores están exentos en Venezuela.

La muerte de Jarvi Mejía es una pérdida para el fútbol venezolano y no dejó indiferentes a sus colegas. Los que como Jarvi hacen su vida en el balompié nacional pero también aquellos que tuvieron la oportunidad de emigrar a otras ligas, se han hecho eco de la necesidad de erradicar la violencia de la sociedad venezolana.

Tomás Rincón, Gabriel Cichero, Ricardo David Páez, Rafael Romo fueron algunos de los jugadores profesionales que manifestaron hoy en las redes sociales su consternación por la muerte de Mejía, como lo hicieron los principales clubes del país, la asociación de jugadores profesionales y la propia FVF.

El fallecimiento de Jarvi Mejía no duele más que el de cualquier ciudadano en Venezuela, solo trasciende de manera diferente por tratarse de una figura pública. El fútbol se lamenta, igual que todo el país.