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Malcolm Butler y el destino

MÉXICO -- Las historias que nos otorga año con año un Super Bowl no dejan de sorprenderme, y en su edición XLIX no fue la excepción.

Glendale, Arizona ha tenido dos ediciones del partido por el campeonato de la NFL y en ambas nos hemos ido con un grato sabor de boca; hay quien se ha atrevido a decir que probablemente han sido dos de los mejores juegos en el deporte de las tacleadas.

Malcolm Butler, quien hasta antes del partido solía ser un jugador que peleaba por mantenerse en el roster semana a semana, hoy es el centro de atención para muchos de nosotros y es así como llegamos al fascinante mundo del destino.

El hoy héroe de la franquicia con sede en Massachusetts nació en un estado marcado por el fútbol americano.

El 2 de marzo de 1990 Vicksburg, Mississippi vio nacer a Malcolm Butler, ciudad con aproximadamente 25,000 habitantes que ha tenido diversos jugadores en los emparrillados de la NFL como Roland Lakes (tomado en la segunda ronda de 1961 por los San Francisco 49ers; Eric Warfield (seleccionado en la séptima ronda del draft de 1998 por los Kansas City Chiefs) y Eddie Ray, quien fue reclutado precisamente por los Boston Patriots --hoy New England-- en 1970, entre otros. Pero si hemos de hablar de jugadores que ayudaron a escribir parte de la historia de la liga y que nacieron en éste estado se encuentran: Brett Favre, Leslie Frazier, L.C. Greenwood, Archie Manning, Steve McNair, Walter Payton, entre otros. ¿Impresionante, cierto?

Escarbando un poco sobre la historia del lugar en el que nació el hoy reconocido back defensivo de los Patriots me encontré con otra increíble similitud.

Algunos términos que se emplean para el fútbol americano tienen su origen en conceptos bélicos; Vicksburg, Mississippi, enclavada a 377 kilometros del noroeste de New Orleans, fue una ciudad fundamental durante la Guerra Civil estadounidense ya que Jefferson Davis, presidente de los estados confederados, dio su primer discurso precisamente en esa locación, pero fue una frase del Coronel James L. Autry, comandante de Vicksburg, el 18 de mayo de 1862 la que robó particularmente mi atención.

"Los Mississippians no saben y se niegan a aprender a cómo rendirse ante un enemigo".

Y es que eso fue precisamente lo que hizo Malcolm Butler.

Con la espalda contra la pared, constantemente probado --por no decir quemado-- por Russell Wilson y la ofensiva de los Seahawks, el Vince Lombardi en disputa y ante la mirada de gran parte de Estados Unidos y unos cuantos millones más alrededor del orbe, Butler supo responder; sí, un jugador que pasó sus primeros años como colegial en Hinds Community College antes de ser transferido a West Alabama, lo que supuso una mejoría sin llegar a ser algo extraordinario, ya que es un programa de la División II de la NCAA.

La imagen del N° 21 de los Patriots con la intercepción que selló el campeonato circula hoy por muchos medios, pero fueron otras dos jugadas las que habían dado muestras de lo que era capaz de hacer.

En el tercer cuarto, cuando Seattle gozaba ya de una ventaja de 10 puntos, Russell Wilson volteó hacia su lado izquierdo izquierdo donde notó que Jermaine Kearse había vencido la cobertura del esquinero de los Patriots. El pase fue preciso, el receptor plantó los dos pies y el ovoide cayó en el momento justo. La banca de Seattle levantaba los brazos en señal de festejo por la jugada que parecía ponerlos en situación inmejorable para aumentar la ventaja que pudo haber sido definitiva, pero Butler se aprestó a jalar del brazo a Jermaine Kearse para que no completara el proceso. Los Patriots respiraban.

Tras el pase de anotación de Brady a Amendola, mismo que recortó la ventaja a tan solo tres puntos, los Seahawks se veían forzados a visitar las diagonales para acabar con el intento de rebelión de sus oponentes. Su blanco: Malcolm Butler.

Russell Wilson, quien necesitó de 22 minutos con 24 segundos de tiempo oficial para completar su primer pase en el partido, notó que la trayectoria de poste tenía completamente vencido al jugador que los Patriots firmaron como agente libre tras no ser seleccionado en el draft. Butler, al darse cuenta que los profundos estaban ocupados con sus trayectorias y Ricardo Lockette se aprestaba a atrapar el pase, hizo gala de la experiencia que le dieron sus juego previos a la NFL para tropezar al N°83 de los Seahawks, quien reclamó una interferencia de pase que los oficiales no señalaron; Brady, con una serie de 10 jugadas y 64 yardas conseguiría el touchdown que les otorgó su cuarto anillo de Super Bowl, no sin antes vivir uno de los momentos más tensos en la historia del Super Bowl.

Con 1:14 por jugar Wilson decidió atacar de nuevo la zona custodiada por el oriundo de Vicksburg y este atrevimiento pareció darle la razón. Jermaine Kearse logró quedarse con el ovoide tras un gran despliegue de concentración a la hora cero y atrajo a los fantasmas de Glendale --disfrazados de Eli Manning y David Tyree-- que rodeaban a Belichick, Brady y compañía.

Pero vaya que el destino es caprichoso. Butler tuvo la oportunidad de redimirse y de qué manera cuando su intercepción, al anticiparse a la trayectoria de Lockette en la yarda uno, finiquitó el cotejo.

Hoy día Malcolm Butler, junto con Julian Edelman, visitaron las instalaciones de Disney, algo que difícilmente un jugador seleccionado en la séptima ronda y otro que hace apenas unos años jugaba en la División II de la NCAA alguna vez soñaron.

Mississippi, tierra de grandes figuras en la historia de la NFL, vio el domingo 1° de febrero del 2015 a uno de sus originarios cumplir con la máxima del Coronel James Lockhart Autry.