Entramos en la última semana de los Panamericanos, las sensaciones han sido realmente positivas en todos los aspectos, tanto laboral como deportivo. Digo esto porque una de mis preocupaciones antes de meterme de lleno en la cobertura era precisamente lo laboral y las relaciones humanas, por suerte todo ha funcionado a las mil maravillas: un grupo muy responsable y con una disposición envidiable a todas las tareas asignadas, así que el trabajo se ha hecho más fácil y fluido. Esa actitud y eficiencia se transmite en cada una de nuestras transmisiones.
Por el lado de lo deportivo, ha sido fascinante observar deportes que a lo mejor uno los deja pasar por ser el fútbol nuestra pasión. Pero es digno de destacar el orgullo y profesionalismo de cada uno de los atletas que se han hecho presentes en estos Panamericanos. Aunque algunos deportes no son catalogados por lo que realmente se merecen, cada deporte tiene su encanto. Observar el voleibol o el balonmano me trae recuerdos de mi juventud en el Colegio de La Salle en Santiago de Chile, deportes que si tenían importancia en ese momento porque los practiqué.
Una de las cosas que vale la pena destacar de estos Panamericanos, es que los dueños de casa lo han disfrutado a plenitud. Toronto, la sede, ha sido una ciudad que ha tomado con orgullo la organización de este evento y lo hace sentir en cada uno de los lugares donde haya una especialidad deportiva, y si actúa un local con mayor razón el sentimiento aumenta.
En el aspecto deportivo, mis primeros Panamericanos, me han dejado grabado situaciones realmente impresionantes. Me impactó ver la llegada de las maratonistas después de 42.195 kilómetros de carrera bajo un fuerte sol y una humedad muy alta. Ver a estas atletas que tienen que ser acarreadas literalmente para que no colapsen, totalmente deshidratadas, en la que el poder mental más que el físico tiene un factor fundamental para poder llegar a la meta. Verlo en vivo y en directo me impresionó y no tengo miedo en repetirlo, porque el esfuerzo de cada una de ellas es digno de aplaudir y alabar aunque su sueño no haya sido completado con una medalla.
He disfrutado estos Juegos Panamericanos, aunque ya han pasado casi tres semanas fuera de casa, el esfuerzo de a lo mejor no tener un día libre, rebuscar un momento para poder por lo menos tomar un aire y sacarse de la cabeza esta responsabilidad, tiene esta recompensa de disfrutar unos Panamericanos que han sido bien organizados y por lo menos a falta de una semana con la satisfacción del trabajo cumplido.