Esa expresión nadie la puede olvidar. Ocurrió en alguno momento de la pandemia, cuando esta arreciaba y cuando el panorama era turbio y desconsolador. La dijo el propio presidente deportivo de Pumas, Jesús "Chucho" Ramírez, ante la reducción de presupuestos, las caídas de los patrocinadores y el rumor de que había un motín de los jugadores enojados por las reducciones salariales. "Está cañón:", dijo "Chucho" y eso que, en ese momento, no sabía que el entonces entrenador, Miguel González "Michel", iba "a bajarse del barco" a horas de comenzar el campeonato. Pumas está hoy invicto, es líder general y si sigue así, seguramente, será un contendiente serio al título de la Liga MX. Y eso, como dijo "Chucho", "está cañón", sin duda, "está cañón"...
SAN DIEGO, California.- No sé por que cuando pienso en Pumas, lo primero que me viene la mente esa esa expresión tan coloquial -y yo diría que tan juvenil y universitaria- utilizada en México cuando estás ante un problema complejo. Esa fue, si no me equivoco, una declaración de Jesús "Chucho" Ramírez, el presidente deportivo de Pumas, cuando la pandemia arreciaba, cuando los presupuestos se caían, cuando había rumores de un motín de los futbolistas por la disminución de los salarios y cuando todo parecía indicar que Pumas naufragaba en medio de la gran tormenta. "Está cañón", dijo "Chucho". Lo "cañón" hoy es pensar que este equipo, a la mitad del torneo Guardianes 2020, está invicto, es líder general y está muy cerca de clasificarse al repechaje. "Está cañón".
Nueve fechas después, la mitad del torneo, y Pumas no solo es líder general y está invicto, también está compenetrándose mejor como equipo y jugando con mayores recursos jornada a jornada. El "milagro" de un equipo que perdió a su entrenador -el español Miguel González "Michel" se bajó del barco a horas de comenzar el torneo- es una realidad tajante. Aquellos que esperaban que Pumas se cayera de la nube en la que se postró desde el inicio del torneo, pueden esperar sentados. Este equipo luce sólido, articulado y cada día más dueño de su destino. La decisión de nombrar a Andrés Lillini, el director de fuerzas básicas, como el entrenador principal ha terminado siendo una determinación brillante de "Chucho" Ramírez y de Leopoldo Silva. Y luego, lo que este equipo ha desarrollado en el campo. Primero, se basó en la contundencia de sus dos poderosos delanteros sudamericanos, Carlos González y Juan Ignacio Dinneno. Luego, en la solvencia defensiva que significó la llegada del veterano portero Alfredo Talavera. Y tras sus lesiones, regresó Freire, que ha apuntalado el sistema defensivo mientras el paraguayo-argentino Juan Iturbe -señalado como la manzana de la discordia entre "Michel" y "Chucho" Ramírez- mostraba una ambición diferente en el campo de juego. Ello, más la "sangre de casa": Iniestra, Mozo, Quintana, Mendoza, Gutiérrez. Pumas es lo que es: líder general, invicto y el equipo más regular dentro de un torneo que presumiblemente será más irregular que la condición tradicional del futbol mexicano.
Pumas no se cae. Ya no se cayó. Un par de victorias más le darán ya una posición en el repechaje (en este semestre clasifican 8 equipos más reclasificación) y luego, el regreso a la Liguilla: la siguiente pregunta es inevitable: ¿Está para ser campeón o al menos, para competir ante los grandes y serios candidatos? Al principio parecía un escalón por debajo del América, de Cruz Azul, de Tigres, de Rayados, del León y hasta de las Chivas, pero, la realidad es que, hoy, su horizonte está transformado y el propio Lillini sabe que no ha conocido, todavía, el límite de estos jugadores y de este equipo. Pumas ha ido fecha a fecha sorteando las dificultades y se ha hecho más fuerte, más inmune, más poderoso y más consciente de sus habilidades. Un Pumas así, en Liguilla, puede ganarle y competirle al que sea. Es candidato al título, lo cual, como dijo "Chucho" hace solo algunos meses: "está cañón".