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El mejor se llama Tigres...

Puede que haya sido un “Copa molera” o un juego programado en mal momento o que la forma del rival -el Toronto- no haya sido la misma de hace algunos meses, pero Tigres hizo lo que tenía que hacer: Ganar, tomar el trofeo, llevarlo a su vitrina y generar felicidad en sus aficionados. Para eso existen los equipos de futbol. Los tiempos de bonanza de Cruz Azul, Pumas y América, líderes en la tabla, están lejos todavía de la época que Tigres ha impuesto sobre la cancha de juego. Es el equipo más poderoso del futbol mexicano. El mejor. Punto.

CIUDAD DE MEXICO -- La tabla general indica que tres equipos de la capital -históricamente llamados “grandes”- encabezan el torneo actual y que, por momentos, volvemos a un México centralista, donde nada puede ni debe recibir reconocimiento si no ocurre en esta ciudad.

Tengo malas noticias para los aficionados de Cruz Azul, de Pumas y de América -que juntos deben ser bastantes- el mejor equipo del futbol mexicano se llama Tigres, es Tigres y nadie más que Tigres.

Y lo más fácil es demeritar. La Copa “molera” que le ganó el miércoles por la noche a un Toronto que esta lejos de la condición que lo llevo a ganar espectacularmente el titulo de la MLS y a eliminar al propio Tigres y al América del torneo de la Concacaf. La realidad es que un club que es, se siente o que quiere ser “grande”, debe siempre ganar trofeos, recogerlos, llevarlos a su vitrina y ofrecérselos a sus eufóricos aficionados. Tigres lo hizo. Punto.

En un futbol donde “cualquiera” -yo diría que muchos- pueden ser campeones, nadie ofrece las garantías de Tigres. Puede ganar o perder, puede gustar o de pronto decepcionar, pero eso no le aleja de su condición de club de época en el futbol mexicano.

No sólo se trata de un plantel amplio y lleno de calidad, también, inobjetablemente, de un equipo que juega con un estilo propio en la cancha, que combina una condición colectiva -lograda en mayormente por el trabajo de Ferretti- y que tiene figuras capaces de transformar el juego en cualquier momento -Gignac, Nahuel, Vargas, Juninho, Ayala, Torres Nilo, Pizarro, Dueñas, Zelayarán, Valencia, Sosa y Aquino-.

Ganar el trofeo de la Copa de Campeones en lo que supone ser el primer acercamiento de muchos que tendrá la Liga MX y con la MLS de los Estados Unidos, no significa, de ninguna forma, una “hazaña” futbolística, pero ratifica la mentalidad y la creencia de los que los clubes que son, se sienten o quieren ser grandes deben llevar gloria a sus vitrinas y felicidad a sus seguidores cada vez que puedan hacerlo. Tigres lo hizo justo cuando pesaba una ausencia de resultados internacionales reflejada en la derrota de una final de Copa Libertadores y de dos torneos de clubes de Concacaf.

El miércoles en Toronto y el domingo, otra “final”, como si lo fuera, un Clásico lleno de pasión, de polarización, de historia y hasta de modos diferentes de pensar y de vida. Tigres sale a jugarse nuevamente su prestigio ante el odiado rival del otro lado de la ciudad. Otro “trofeo”, este imaginario, que no puede dejar escapar.

Nos hemos cansado de caer en la misma polémica: ¿Cuál es el secreto de un “club grande”? ¿A qué obedece ese denominativo? ¿Es la historia, es el abolengo, es la popularidad? ¿Dónde se esconde la grandeza? ¿Quién o que lo determinan? La respuesta es sencilla. Basta con ojear los periódicos del jueves: Un club “grande” toma trofeos, no importa del tamaño o de la importancia que sean, y se los lleva a sus vitrinas y se les brinda a sus aficionados.

El mejor se llama Tigres. Cruz Azul, Pumas y América pueden seguir “remando”.

@Faitelson_ESPN