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¡Gracias a Dios que Michael Jordan no tuvo éxito en el béisbol!

De Michael Jordan haber tenido un éxito instantáneo en su aventura de 1994, el béisbol habría ganado un probable jardinero sustituto del montón y el baloncesto habría perdido a su figura más importante de todos los tiempos.

Gracias a Dios, el paso de Jordan por la pelota fue efímero, permitiendo que pudiera regresar al basket y completar una de las carreras más extraordinarias que ha tenido atleta alguno en la historia del planeta Tierra.

Michael "Air" Jordan había garantizado un lugar en el Salón de la Fama del Baloncesto y un puesto entre los mejores de todos los tiempos en la liga profesional estadonidense de baloncesto (NBA) cuando anunció un inesperado retiro del juego a los 30 años de edad en octubre de 1993, menos de tres meses después de que su padre, James Jordan, fuera asesinado.

En nueve temporadas en la NBA, Jordan había acumulado nueve selecciones al Juego de Estrellas, siete títulos de anotación, tres premios de Jugador Más Valioso (MVP) y su equipo, los Chicago Bulls, habían ganado las últimas tres finales de la liga, venciendo a los Los Angeles Lakers, Portland TrailBlazers y Phoenix Suns. En cada una de esas finales, Jordan fue el MVP.

Jordan, quien había ganado un título nacional universitario con North Carolina en 1982 y fue parte del histórico "Dream Team" orginal de Estados Unidos que aplastó a todos sus rivales en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, estaba en la cima del mundo cuando dejó el basket y firmó un contrato de ligas menores con los Chicago White Sox, en 1994, para comenzar una carrera profesional en un segundo deporte.

La firma de Jordan con los White Sox se produjo 10 días antes de cumplir los 31 años, una edad en la que la mayoría de los peloteros están a la mitad o cerca del final de sus carreras. En ese punto de su vida, para llegar a jugar en las Grandes Ligas, incluso si era Jordan, un pelotero está obligado a quemar etapas más rápido de lo acostumbrado.

A diferencia del baloncesto o el fútbol americano, el béisbol profesional tiene un sistema de desarrollo que incluye muchas repeticiones en varias capas de las ligas menores antes de dar el salto al nivel superior. Desde que MLB tiene un sorteo colegial para reclutar el talento doméstico (1965 en adelante) solamente 21 jugadores aparecieron en Grandes Ligas sin pasar por las fincas. Apenas dos (Xavier Nady en el 2000 y Mike Leake en el 2010) en un cuarto de siglo.

Además de baloncesto, Jordan jugó béisbol y fútbol americano en la escuela secundaria, pero siempre tuvo claro que sus mejores oportunidades de alcanzar el estrellato estaban en el deporte del aro y el balón y eso fue lo que hizo por tres años en North Carolina, antes de ser seleccionado por los Bulls con el tercer pick (detrás de los Houston Rockets, que escogieron a Hakeem Olajuwon, y Portland, que prefirió a Sam Bowie) del draft de la NBA de 1984.

Los White Sox invitaron a Jordan a los entrenamientos primaverales y posteriormente lo asignaron a los Birmingham Barons, su sucursal de la Liga del Sur, categoría Doble A, para que arrancara su nueva carrera.

Desde el punto de vista positivo para Jordan, comenzaba su aventura en la mitad de la escalera que lleva a las Grandes Ligas, pero el lado negativo era que tendría que empezar enfrentando al mejor talento puro que tiene el béisbol en los niveles básicos.

Más allá del impacto mediático de tener al atleta más popular de su era haciendo el intento de dominar un nuevo deporte, en un ambiente diametralmente opuesto al lujo y las comodidades que tenía en el baloncesto profesional, al final del día, Jordan sería evaluado en el béisbol por su desempeño en el campo y su nivel con respecto a la competencia.

Pese a que trabajó como un obrero, que se integró humildemente al grupo de jugadores de los Barons que lo miraban como si fuera Jesucristo resucitado, la realidad es que Jordan se estrelló contra un muro en su intento de ser pelotero.

El jardinero bateó .202 (436-88) con 21 extrabases (3 jonrones), 30 bases robadas, 51 carreras impulsadas y 46 anotadas en 127 juegos. Se ponchó 114 veces y tuvo terribles porcentajes de OBP (.289), Slugging (.266) y OPS (.556).

Para ser su primera experiencia en un deporte tan difícil, se podría considerar como aceptable el desempeño. Pero Jordan no era un niño latinoamericano de 17 años viajando por primera vez a Estados Unidos y en proceso de adaptación. Para un súper atleta, acostumbrado a dominar desde muy joven, debió ser una experiencia extenuante, a veces frustrante.

Aunque la huelga de jugadores que detuvo la temporada de Grandes Ligas en agosto de ese año no afectó a los torneos de ligas menores (Birmingham quedó en el sótano de la División Oeste con récord de 65-74, mientras que Huntsville Stars, entonces afiliado a Oakland Athletics, fue el campeón de la Liga de Sur), sí tuvo un impacto en la decisión de Jordan de abandonar sus planes en la pelota.

En la primavera de 1995, los peloteros de MLB seguían en huelga y los dueños de equipos decidieron convocar a entrenamientos a sus jugadores de ligas menores (solo los que están en roster de 40 son miembros del sindicato de peloteros) y una pila de sustitutos rompehuelgas. Para evitar convertirse en un esquirol, Jordan, quien seguía cobrando salario de NBA con los Bulls, que pertenecían al mismo dueño de los White Sox, dejó el béisbol y regresó al baloncesto.

Lo que siguió fue que Jordan guió a los Bulls a otros tres títulos consecutivos (1995-98) y agregó otros tres lideratos de anotación en los siguientes cuatro años y acudió otras cuatro veces al Juego de Estrellas hasta su adiós definitivo al juego que inventó James Naismith en 1891 y que el neoyorkino revolucionó un siglo después. El regreso transformó a la estrella en la leyenda.

¿Qué tal si Jordan hubiera tenido un mejor desempeño en el plato en 1994 y alcanzaba las Grandes Ligas en algún momento de la temporada de 1995 y no regresaba inmediatamente al baloncesto?

¿Y si Jordan no se hubiera dado la oportunidad de agregar a su carrera en el baloncesto la mitad de sus seis campeonatos y otras conquistas individuales que logró en 15 temporadas? ¿Existiría una discusión entre Jordan y Lebron James o entre Jordan y Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar, Magic Johnson, Bill Russell y otros, por el puesto de #1 en la historia de la NBA?

Gracias a Dios, Jordan fracasó en el béisbol y no tenemos que responder esas preguntas.