<
>

El que por su gusto es Martino, hasta el Repechaje le sabe

play
Paco Gabriel: 'Si el 'Tata' Martino llama a estos jugadores es porque confía plenamente en ellos' (1:44)

Nuestro especialista analiza la convocatoria de Gerardo Martino para la última fase del Octagonal Final de Concacaf. (1:44)

LOS ÁNGELES -- Entiéndase: a falta de potros pura sangre, Gerardo Martino tiene que llamar hasta asnos que sólo jalan carretas. Más parecida a una recua que a un hipódromo, la convocatoria del Tri está lista para la tarea suprema de ganar, gustar y golear a Estados Unidos y a El Salvador en el Estadio Azteca, y a Honduras en San Pedro Sula.

¿O qué pues, ya no es el gigante de la Concacaf, según los corifeos de este esperpento de Selección Mexicana? Si es el Gulliver de la región que aplaste a los liliputienses del Tercer Mundo del Futbol, como la llamaba Sepp Blatter.

Por otro lado, el mismo Tata no se ayuda. En su lista negra de vetados, parece tener incluido al portero Carlos Acevedo y al defensa Alan Mozo, pero insiste en Jonathan Orozco, desechado hasta el cansancio en anteriores procesos.

Más para aliviar su conciencia que por convicción, aunque en una decisión acertada, deja fuera a Rogelio Funes Mori, toda vez que médicamente podría estar listo para jugar ante Honduras y El Salvador. Pero, queda claro que hasta su padrinazgo hacia el errático Mellizo, ya caducó. El beneficiado es el Chaquito Giménez.

Acierta El Tata en citar a Israel Reyes, del Puebla, pero, como tiene órdenes de ningunear al Pachuca de Jesús Martínez, ni siquiera atisba a lo que hacen Erick Sánchez y Luis Chávez con el equipo que mejor juega al futbol en la Liga MX en este momento. Y lo que hoy ofrecen Daniel Aceves y Kevin Álvarez con los Tuzos, está por encima de Jorge Sánchez y Jesús Gallardo.

Por eso, insisto, si tiene tan poco de donde elegir, porque El Tata decide equivocarse, o porqué lo obligan a equivocarse al elegir. En el arcano diccionario popular mexicano hay un dicho que, lejos de ser ofensivo hacia alguien, desparrama sabiduría: “El que por su gusto es buey, hasta la coyunda lame”.

Ya debió servirle de experiencia que en la anterior convocatoria fue obligado a citar, aunque los ninguneó y despreció, a Johan Vásquez, figura en el Genoa, además de los casos de los cumplidores Erick Gutiérrez y Gerardo Arteaga.

En cambio, insiste en Rodolfo Pizarro, que en Monterrey sigue sin que lo localice el 911, y considerado por Inter Miami como la peor inversión de su bisoña historia. Y claro, inútil hacer escala en Sánchez y Gallardo que parecen un fetichismo más que una elección futbolísticamente razonada.

Más allá de que generalmente parece muy poco lista, la lista de selecciones mexicanas, ésta, de nuevo, confirma haber sido confeccionada por muchas manos, algunas de uñas mugrientas, pero hecha con muy poquitas neuronas.

Sin duda, Martino sabe que Estados Unidos llegará al Azteca con bajas importantes, como las de los lesionados Weston McKennie y Sergiño Dest, y tal vez por eso está convencido de satisfacer esa rabiosa exigencia de la afición mexicana de humillar a USA, especialmente después de que fue el Némesis que lo pisoteó en tres ocasiones, en apenas unos meses, en tres partidos oficiales, ciertamente, todos jugados como visitante.

Su esperanza es el buen momento de los mexicanos que militan en Europa, aunque todos ellos lo han decepcionado. Pero, si Raúl Jiménez, Héctor Herrera, Edson Álvarez y Tecatito Corona no evitan el naufragio de este Tri-tanic, deberá atracar en Oceanía, cuyo desenlace en la eliminatoria se jugará a marchas forzadas a partir de este viernes y hasta el 30 de marzo.

Pero, la convocatoria es ya oficial. Con esta mezcla bizarra de jugadores, desdeñando a otros, ignorando a otros más y con su larga lista de vetados, junto con Yon de Luisa, insisto, Gerardo Martino debe hacer valer esa jerarquía de un futbol que alguna vez llamó, al tomar el cargo, el más poderoso del área.

Y si no, pues adaptando, sin intención de denostar, habrá que agregar al glosario de refranes mexicanos ese de que el que por su gusto es Martino, hasta el repechaje le sabe.