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Sin el Lobo Mayor, sólo queda una jauría desdentada

LOS ÁNGELES -- La jauría ha quedado desdentada. Ya la Temporada 2020-2021 había comenzado poco generosa para el Wolverhampton. Pero, el 29 de noviembre pasado, los Lobos perdieron al jefe de la manada. Un brutal choque de cabezas entre David Luiz y Raúl Jiménez alejó de las canchas al mexicano. Los antecedentes del brasileño lo incriminan; los antecedentes del futbol mismo, lo exculpan.

Lo cierto es que el Wolverhampton es una jauría que sale a la caza sin escopeta. Los pronósticos y los diagnósticos coinciden en pesimismo. “No tenemos la certeza de que Raúl Jiménez regrese esta temporada”, ha dicho el técnico Nuno Espírito Santo, quien ha encendido veladoras a su propio gentilicio, en busca de un milagro. Este miércoles, un triste 0-0 ante Chelsea.

Raúl Jiménez fue operado de emergencia. Un entorno entre la angustia y la histeria. Hoy está sano, aseguran sus médicos. Volver a jugar al futbol, es un tema secundario. El delantero mexicano trabaja intensamente.

Su fuerza y su armonía psicomotriz aún están en un proceso de rehabilitación. “Mejora, trabaja con mucha intensidad, Él quiere volver, pero hoy, su salud es lo más importante”, manifiesta entre el duelo, la resignación y la fe, el mismo técnico del Wolverhampton.

El equipo, extraña al delantero y al ser humano; extraña al eficiente atacante, y al personaje. Desde aquella fecha fatalista, los Lobos han dejado de incursionar en las listas de torneos europeos, y en los balcones de la vistosidad y el protagonismo.

En la alta competencia de la Liga Premier, e incluyendo los torneos de copas, hasta el trágico partido contra Arsenal, Wolverhampton sumaba cinco victorias, dos empates y cuatro derrotas. Después de los Gunners, el mismo Espírito Santo lo sintetiza: “Todo cambió sin Raúl Jiménez”.

Los Lobos desdentados, dejaron de triturar a sus rivales, a pesar de que la campaña había iniciado con números extremos y comprometidos. Después del Arsenal, tiene marca de tres victorias, dos empates y siete derrotas en todos los escenarios. El sitio 13 de la tabla, con 23 unidades, parece inquietar en todos los niveles del equipo. Seis de los últimos 30 puntos disputados en la Premier, enturbian el ambiente.

Ciertamente Nuno se presenta con un rostro público esperanzador respecto al atacante mexicano. “Sólo con verlo correr, levantar pesas y hacer todos esos entrenamientos de fuerza, es un gran estímulo para todos. En primer lugar, es el hombre, es Raúl Jiménez. Lo que queremos es que esté sano, y entonces recuperaremos a Raúl como jugador, y como jugador importante para el equipo. Pero el gran estímulo para nosotros es tenerlo cerca".

Pero, el equipo necesita vitamina y adrenalina en el ataque, y Nuno ha buscado alternativas. Ha llegado el brasileño Willian José. El salto es mayúsculo. De la Real Sociedad arriba con sus 62 goles en 170 partidos, a un universo más competitivo y de mayor exigencia física.

“Veo siempre la Liga Premier, sé a dónde llego, y sé lo que representa Raúl en el equipo. Soy un jugador de área, pero puedo hacer otras funciones”, ha dicho el delantero brasileño de 29 años, quien deberá adaptarse a la sociedad en el ataque con Pedro Neto y Adama Traoré, quien sin duda es quien más sufre sin la complicidad aniquiladora que formaba con Jiménez.

Willian José tiene un pasado trashumante en el futbol. Hasta jugó unos minutos con el Real Madrid, y estuvo en la lista de desesperación del Barcelona, que finalmente se quedó con Braithwaite, al no querer cubrir la exigencia de la Real Sociedad quien demandaba 70 millones de euros por el brasileño.

Mostrando enorme fortaleza espiritual, Raúl Jiménez trabaja intensamente día tras día, en ocasiones a doble turno. Quiere volver lo antes posible. Pero, su escenario es saludablemente cauto, y le demanda paciencia.

El primer temor de los médicos era una segunda operación, según medios ingleses. De momento ha sido descartada. El entorno de Raúl comparte las pretensiones del equipo: primero, la recuperación absoluta del ser humano, y después, como dice Nuno Espírito Santo, rescatar al futbolista.