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México reitera: Catar está cerca, el Quinto Partido, más lejos

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Así pinta el octagonal de Concacaf tras cinco jornadas (2:07)

México encabeza la eliminatoria, Estados Unidos, Panamá y Canadá están en el camino rumbo a Catar; los expertos comentan. (2:07)

LOS ÁNGELES -- Cierto: Honduras pasa por las hondas y las duras. Cierto: mientras Canadá evoluciona, los catrachos no sólo se estancan, retroceden. Pero, también es cierto, que al menos, por unos minutos, México se acercó a su mejor versión posible, que le reinstala como líder absoluto del Octagonal Final de la Concacaf.

3-0 sobre Honduras. Y esa selección no quedó de boba, gracias al Buba López. Otra vez, el portero catracho ratificó que su impresionante agilidad y reflejos, más ese amasiato con la diosa fortuna y los postes, evitaron un cataclismo mayor.

Cuidado: México comenzó como un Tri-fón, pasó a ser una brisita refrescante, aunque sí terminó de nuevo con una pertinaz insistencia sobre el arco hondureño.

Y cuidado: otra vez, México pasó de esos electrizantes comienzos, a un repiqueteo insulso, que se convirtió en lamentable, cuando la expulsión de Maynor Figueroa al 49' le concedió las bondades al Tri para destrozar al adversario.

Es decir: México envió un válido mensaje de que podrá visar su pasaporte con destino a Catar 2022, pero, hasta hoy, aún no manifiesta jerarquía, ni peso futbolístico para ser, de nuevo, algo más que un animador de fase de grupos y posiblemente de segunda ronda.

Sí, con sus mejores manifestaciones de futbol en la zona, la selección mexicana ratifica que el Edén del Quinto Partido está lejos de su cartografía mundialista, y que debe ser visto como una Utopía, para la cual Martino no tiene una brújula, ni en sus manos, ni en los pies, cabeza y corazones de sus jugadores.

Catar, está cerca, pues, pero el Quinto Partido sigue siendo parte de una galaxia a la que con este navegante argentino de minutos inciertos en un mismo partido, y con los grumetes a su cargo, algunos de medio pelo, difícilmente encontrará la ruta.

Pero, en la eliminatoria, aún quedan aduanas complicadas que sortear. Le espera de manera inmediata El Salvador, con ese voluble rendimiento, pero con ese decreto profanamente presidencial, de "al Mundial no vamos, peor a México le ganamos".

Este domingo, más allá de algunas erupciones aisladas de #ElGrito, que ni siquiera obligaron a recurrir al primer paso del protocolo, la afición vivió una fiesta, que pudo alcanzar el escándalo a no ser por la circense, vibrante y poderosa actuación del Buba López.

El adversario: una decepción. Los parámetros de Honduras estuvieron por debajo de sus antecesores. Por debajo en testosterona, en calidad de futbol, en intensidad, en compromiso, y en una idea clara táctica de intentar una proeza.

Fabián Coito, de entrada, les puso freno de mano. Parecía que sus jugadores ansiaban una hazaña y él les castró sus ilusiones. Seguramente el técnico uruguayo no entiende, y tal vez nunca lo haga, la gallardía ansiosa de los catrachos en este tipo de juegos.

México, en esas tres versiones ofrecidas este domingo, ni puso fin a las dudas ni a las deudas. Un primer tiempo agobiante, que fructifica en un golazo a pura personalidad de Sebastián Córdova. Luego un largo lapso de conformismo y pasividad, y la explosión con los goles al '76 (Funes Mori)y al '86 (Chucky Lozano), cuando Honduras tenía los pulmones, los músculos y el orgullo hechos pedazos.

De manera preocupante, el Tri bajó su nivel después de esa ventaja, e incluso cuando tuvo un hombre más, se perdió en el conformismo, el desorden, la parsimonia, y perdonaba al adversario, en un caos en el que participaba el mismo árbitro Ismail Elfath, que perdonó al menos dos rojas más, una por equipo, atreviéndose sólo a sentenciarle una roja a Maynor Figueroa.

Sigue siendo imperdonable la tacañería sospechosa de la Concacaf. Factura 100 millones de dólares en un año de Copa Oro, y 50 millones de dólares en un año sin ese torneo. ¿No está en condiciones financieras, logísticas, mentales, intelectuales, para organizar una estrategia que permita que se implemente el VAR en las eliminatorias?

Ante la abulia evidente, ante el desorden lamentable de su equipo, es hasta el minuto 66 que se decide Gerardo Martino a hacer cambios. Y le funcionan, pero, cuidado, no por una manifestación exultante de su capacidad, ni por su brillantez táctica, y tampoco por un reflejo de su inteligencia estratégica.

Los cambios eran los lógicos, obligados, tan necesarios que eran evidentes para cualquiera, hasta para el sesudo cuerpo técnico del Tri, y esas modificaciones impactaron el juego por la urgencia de mostrarse de quienes entraron, y porque estaba fundido, rendido, abnegada y resignado, el cuadro hondureño, a quien El Buba le evitó hacer la gran boba de la jornada.

Emociónense la selección, sus aficionados y sus corifeos: México enfila rumbo a Catar, pero sin capitán ni marineros para llegar a las costas del Quinto Partido.