Saúl Álvarez tiene la oportunidad de reinventar la parte final de su carrera, y el siguiente paso es recuperar su legado
Luego de curarse las heridas, a Saúl Canelo Álvarez (63-3-2, 39KOs) le toca elaborar una estrategia para recuperar la manera en que será recordado. En juego está su nombre, su legado y la memoria de los aficionados y analistas del boxeo. En ese camino, Canelo tiene dos veredas: una revancha contra Terence Crawford o una victoria con autoridad sobre David Benavidez.
1.- Revancha contra Terence Crawford
La derrota de este sábado en Las Vegas, más triste que sorpresiva, obliga de inmediato a considerar la opción de tener una revancha con la ilusión de que Canelo pueda recuperar ese mote de favorito. El problema, más allá de las expectativas, es lo improbable de que Canelo sea un mejor boxeador en esa eventual revancha.
Su actuación en este fin de semana patrio de 2025 evidenció las carencias de la edad, de su esquina y de hambre. Cuando la pelea estaba perdida ni siquiera mostró sangre para ir por un golpe definitorio que entregara uno de esos momentos heroicos, solo pudo dejar correr los minutos y perder con más claridad.
Luego entonces, una revancha tiene más riesgos que beneficios. Más allá del dinero, que seguro sería bastante, el tema de una nueva pelea con Crawford obligaría a Canelo a mostrar un hambre que hoy no tiene, a entrenar como no ha entrenado y quizá hasta cambiar una esquina que luce más familiar que profesional a la hora de prepararlo.
2.- David Benavidez
Por eso no debe descartarse la opción de que el próximo combate de Canelo sea contra contra David Benavidez, un nombre que los aficionados han pedido desde hace años y que no tiene las cualidades de Crawford. Benavidez tiene sus limitaciones, sería más viable ganarle y el pueblo aclama ese enfrentamiento.
Fuera de esas dos opciones, la tribuna tendría pocos incentivos para volver a comprar una entrada y ver pelear a Canelo. El problema es que, aunque Canelo decida tomar una de estas riesgosas veredas, también debe ser consciente de que los años pasan, el cuerpo no responde igual y sus cualidades, evidenciadas ahora por Crawford, ya se han visto minadas desde hace varios combates.
El físico de Saúl Álvarez es para unos cuantos rounds, una pelea de ruta larga le cuesta y cada día le costará más trabajo. Bajo este panorama, aunque guste poco, la realidad es que el mundo del Canelo está junto a rivales como Berlanga, Munguía o Charlo. Ese es su tope, y resulta buen negocio.
La derrota del sábado tiene que llevar a Canelo a una reflexión sobre su futuro, y en la baraja de posibilidades debe estar desde el retiro hasta una reinvención a partir del orgullo y el amor propio. Ahí cabe Benavidez, un hombre con carencias al que podría derrotar y entonces despedirse como el rostro del boxeo que es capaz de ganar.
Canelo tiene en sus manos, más allá del dinero, la oportunidad de que su última imagen sea diferente. O si vuelve a perder, que al menos se vaya con una imagen de boxeador que se muere en la raya, lucha hasta el final y enfrenta a rivales complejos.
