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Contragolpe: La revolución Dana White en el boxeo ya comenzó

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¿Por qué ahora el proyecto de Dana White en el boxeo? (1:16)

German García analiza la revolución que Dana White prepara para el boxeo en los próximos 5 años. (1:16)

Dana White ya tiró sus cartas sobre la mesa, Eddie Hearn le responde y De La Hoya se muestra como todo un consejero. Sigue el pulso del boxeo en Contragolpe de ESPN.


Dana White y su revolución

Para Dana White no existen imposibles. Está un paso adelante en su intento por reformar la Ley Muhammad Ali, pero eso es apenas el comienzo. Su irrupción en el boxeo, prevista para 2026, empieza a tomar forma y hace temblar al resto. White compite solo: su única rivalidad es consigo mismo. A los boxeadores les lanza un mensaje tan desafiante como seductor: “Puedes quedarte exactamente como estás ahora… o apostar por mí y pelear en nuestras organizaciones”.

Ya tiene un acuerdo con Paramount Plus para realizar 12 veladas de boxeo en 2026 y planea iniciar con una base de 200 pugilistas bajo su estructura. Pero lo que más me llamó la atención fueron sus palabras en el podcast The 3 Knockdown Rule: “Tengo mucho trabajo por hacer durante los próximos cinco años, pero lo espero con entusiasmo. Mi visión para Zuffa Boxing es bastante simple: comienzas desde abajo y reconstruyes el deporte desde sus cimientos”.

A eso se le puede llamar la revolución White. Pretende ser una especie de “Martín Lutero” del boxeo, con una diferencia fundamental: él ya construyó la UFC desde la nada. Al principio pensé que sería uno más de los que buscan aprovechar los cheques en blanco de Turki Alalshikh, exprimir el momento y desaparecer. Sin embargo, cuando confesó que el proceso para llegar a donde quiere tardará cinco años y no pretende quedarse en la superficie con superestrellas, sino que prefiere cavar profundo y plantar los cimientos; asusta. Queda claro que no es un simple mago ni un charlatán: tiene un plan real, de mediano y largo plazo. White ya inició su revolución.

Hearn le planta cara a White

Eddie Hearn, presidente de Matchroom Boxing, se ha convertido en la antítesis de Dana White, el contrapeso, el “defensor de lo clásico”. Recientemente, en su plataforma de Matchroom Boxing, dijo: “Puede hacer un cinturón, una liga, cambiar el ring, la Ley Ali, pero nosotros iremos de la otra manera: iremos a la grandeza del boxeo. Del lado tradicional, grandes peleas, unificaciones. Dejaremos que los boxeadores persigan su legado como los héroes lo hacían tiempo atrás. Vamos aplastarlos”, sentenció Hearn.

Las palabras de Hearn tienen impacto porque se ha convertido en el promotor de más notoriedad en la última década. Hearn, quien heredó de su papá Matchroom Boxing, ha estado a la cabeza de los “mega shows” con Anthony Joshua vs. Klitschko (2017), Joshua vs. Usyk (1 y 2), también consiguió una globalización con DAZN y la firma de Canelo Álvarez que lo enfrentó a Callum Smith, Billy Joe Saunders, Dmitry Bivol... también con Tyson Fury y hasta se atrevió de ser uno de los primeros en involucrarse con youtubers en el caso de KSI vs. Logan Paul II en 2019.

Lo de Hearn suena a declaración de guerra. La presión de White le hará bien al boxeo. Todos queremos grandes peleas, todos esperamos unificaciones, todos deseamos ver combates clásicos como los de antaño. No creo que haya un solo aficionado que no coincida con las palabras de Hearn; el problema es que rara vez ocurre, tal vez necesitaban solamente un poco de presión para despertar... tal vez.

No sigan el ejemplo de Scull

El cubano William Scull miró a Canelo Álvarez como el pináculo de su carrera y no como el impulso para capitalizar su talento. No supo aprovechar ese tren. Con su pelea de bostezo, huyendo del rival sin el menor rastro de vergüenza por lo que hacía, salió radiactivo del combate ante el mexicano, en otras palabras, tóxico para la industria. Ninguna promotora importante se atrevió a trabajar con él otra vez. Se anuncia que enfrentará a Jacob Bank (17-0) en Dinamarca el 31 de enero 2026. Scull pasó soñando toda su vida con llegar a las Grandes Ligas del boxeo y, cuando subió, se dedicó a arruinarlo. Ahora le tocará volver a ser un nómada por el mundo, lejos de los grandes escenarios.

Crawford debe seguir el consejo de Oscar De La Hoya

Debo admitir que a veces me preocupa estar de acuerdo muy seguido con Oscar De La Hoya. O encontró lucidez en sus comentarios o mi capacidad de razonamiento se ha deteriorado. El ‘Golden Boy’ le recomienda a Terence Crawford elegir las peleas complicadas porque será beneficioso para su legado. “Eso es lo que hacen los grandes peleadores”, indicó a Ariel Helwani. “Si te enfrentas a los mejores, y llegas a perder contra uno de ellos, sigues siendo un grande”.

Y tiene mucha razón. Su propia carrera lo demuestra. En la recta final perdió tres de sus últimas cinco peleas, pero fue ante Bernard Hopkins buscando los títulos medianos, Floyd Mayweather y Manny Pacquiao. No hay nada que decir, su legado no se ensució. ¿En qué momento perder contra otras figuras se volvió una condena? Entre Marvin Hagler, Thomas Hearns, ‘Mano de Piedra’ Durán y Sugar ‘Ray’ Leonard ganaron y perdieron entre sí y aun así seguimos queriendo retroceder el tiempo para ver esas peleas una y otra vez, siendo el resultado lo de menos. Crawford ya tomó un enorme riesgo en saltar dos divisiones para derrotar a Canelo ¿qué es lo peor que pueda ocurrir, si continúa desafiando al destino?

¿Fraude en el boxeo mexicano?

En Mazatlán, Sinaloa, se enfrentaba Julio Alberto Herrera (15-0) contra Irián Guerrero (8-4-1). Al finalizar la pelea, el anunciador decretó como ganador a Guerrero en un combate a cuatro asaltos, sorprendiendo a los presentes. Lo curioso es que el anunciador no tenía las tarjetas oficiales o algún otro resultado avalado por la Comisión que respaldara el anuncio. Según la denuncia del entrenador Jay ‘Panda’ Najar, cuando acudió a la mesa de la Comisión a reclamar, descubrió que su pupilo, Julio Herrera, estaba arriba en dos de las tres tarjetas. Algo insólito. El video del momento ha dado vuelta en las redes sociales. ¿Fraude en el boxeo mexicano o simple confusión?