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Agustín Canapino: actuación brillante en el cierre de IndyCar en Laguna Seca

Punto y final para la primera temporada de Agustín Canapino en IndyCar. Y el cierre fue fantástico, el mejor posible teniendo en cuenta que el Titán no tiene asegurada una butaca para el ejercicio 2024. La enorme competitividad que mostró en Laguna Seca, carrera que se vivió por Star+, fue su mejor carta de presentación para ganarse un lugar para el año que viene. El resultado final (14º) no mostró la realidad del su andar, que quedó complicado por un toque con su compañero Callum Ilott.

La carrera del piloto de Juncos Hollinger Racing comenzó con un susto grande, al encontrarse con un gran entrevero delante de él por un toque múltiple que pudo esquivar de manera brillante. La lógica bandera amarilla lo encontró en el décimo lugar, después de haber partido desde el 19º puesto.

Cuando volvió la verde, Canapino giraba mucho más rápido que Alexander Rossi (Arrow McLaren). El estadounidense apeló a un bloqueo ilegal para retenerlo detrás y, poco después, debió dejarlo pasar porque fue penalizado. Y el tetracampeón de TC siguió para adelante, con gran ritmo y muy buenos tiempos de vuelta. Claro que las interrupciones con bandera amarilla se sumaban y comenzó el juego de las estrategias. “Estamos viendo de hacer algo, pero necesitamos una amarilla”, le dijo Ricardo Juncos a Canapino, por la radio, en el giro 39. En ese momento, el argentino marchaba ¡cuarto! Uno de los objetivos era cuidar el combustible para estirar la siguiente detención.

Cuando se reinició la carrera en la vuelta 41, tras la tercera bandera amarilla, Agustín aprovechó el desliz de Romain Grosjean (pisó afuera) y se metió ¡tercero! Aplausos totales para el bonaerense, quien apenas disputó en Laguna Seca su 17ª carrera en autos de fórmula, después de haber realizado toda su campaña deportiva en coches con techo.

RESULTADO DE LAGUNA SECA

Para Canapino fue un volver a vivir. El animal competitivo que lleva dentro y que bien conocen los fanáticos argentinos que lo veían cada fin de semana en las carreras autóctonas, a las que siempre iba con la mente en ganar, se había adormecido de manera obligada. Porque cada pista que visitó fue un lugar jamás explorado por él. El manejo de un auto de fórmula, la potencia del motor y de frenado, el trabajo físico que debió realizar… Sin dudas, la decisión de dejar la comodidad de la Argentina, donde era el referente del automovilismo, y aceptar el riesgo de poner todo en juego fue enorme. Hasta su vida arriesgó, porque no de golpe se mudó a Estados Unidos para correr en óvalos a casi 400 km/h.

Su temporada tuvo altibajos, acompañado por el equipo de Juncos que vivió cambios en la parte técnica en la mitad del año. Nada sencillo, claro. Sin embargo, jamás desentonó. Canapino tuvo trabajos muy buenos (las 500 Millas de Indianápolis y Detroit, por mencionar dos ejemplos) y algunos pocos errores (Iowa y Portland). El cierre de Laguna Seca es el colofón ideal para el año.

Una nueva bandera amarilla en el 57º giro fue el momento para que Agustín fuera a boxes. Juncos consultó por radio a Canapino qué tipo de neumático quería, explicando que el blando había tenido un funcionamiento mejor. Y fue el compuesto que finalmente le pusieron para encarar la parte final de la competencia. No bien se relanzó en la vuelta 62, otra vez salió la amarilla y el mensaje de Juncos desde la radio fue claro: “Vamos a tratar de no parar más. Hay que cuidar el combustible”. Y si algo hizo bien el bonaerense este año fue gastar poca gasolina cada vez que se lo pedían. “Salvo Pato (por O’Ward), todos los demás que están adelante van a tener que parar otra vez a cargar. Cuidemos nosotros”, completó Juncos en el diálogo radial con su pupilo.

El problema era que la carrera no podía relanzarse. Porque cuando salió la verde, nuevamente duró una curva, porque nuevamente se enroscaron atrás. Fue la carrera de las amarillas. “DeFrancesco es nuestro rival, sus neumáticos tienen cuatro vueltas más que nosotros y le anda mal la caja”, fue el mensaje de radio que le envió Juncos a Canapino, además de advertirle la tierra que había en el externo de la curva 11, el lugar que obligó a dos amarillas consecutivas. El relanzamiento de la vuelta 74 encontró a la tropa del Juncos Hollinger Racing en formación, con el argentino cuarto y Ilott, quinto. Al salir la verde, el inglés se tiró por afuera para superar al Titán, hubo un roce y todo se complicó. Una nueva amarilla (la mil de la carrera) sirvió para que Juncos le comunicara al arrecifeño que tenía daños en el alerón delantero, que se notaba visiblemente torcido. “Vamos a sobrevivir”, le dijo el dueño del team.

De eso se trató el puñado final de vueltas para Canapino, mientras perdía posiciones. Con el alerón dañado finalizó 14º. Estaba para mucho más, es cierto, pero su tarea en Laguna Seca no pasará inadvertida para nadie. "Fue increíble, diste todo. La peleamos", fue el mensaje final de Juncos.

El objetivo ahora pasará por tratar de seguir otro año en IndyCar. Su contrato está en poder del equipo Juncos Hollinger Racing y tiene la opción en su poder. El tema pasará por conseguir presupuesto para asegurar la butaca. Ricardo Juncos tiene tiempo, pero quiere confirmar a su dupla cuanto antes (con Ilott también la opción está del lado del team). La tarea de Laguna Seca mostró todo lo que puede dar Canapino en IndyCar, el tiempo dirá si el año que viene volverá a Estados Unidos. Por lo pronto, el Titán volverá a la Argentina para correr las últimas cinco carreras de Turismo Carretera y lo hará con el orgullo agrandado después del gran cierre en su primera temporada en autos de fórmula.