La congoja en su rostro al llegar al campamento de Shubaytah, donde se cerró la quinta etapa de apenas 118 kilómetros cronometrados, era una muestra cabal del momento que vivía Luciano Benavides. El salteño, quien había arrancado el día en el sexto puesto en la general, vivió un suplicio en los últimos 5000 metros con los problemas que sufrió el motor de su Husqvarna. Como pudo llegó al cierre, cediendo poco más de cuatro minutos con respecto a Pablo Quintanilla, el vencedor del día. Pero el inconveniente en su moto sueca era grave.
Finalmente, el equipo constató la rotura en el motor, que debió ser reemplazado. El cambio de impulsor le trajo al argentino una penalización de 15 minutos, tiempo que lo mandó al puesto 49 en la etapa y al 11° en la general, a 45m36s de Ross Branch, el líder en el total de la competencia.
“Es un día muy triste”, confesó el campeón del mundo FIM en Carburando. “Ayer había hecho toda la estrategia para poder salir de atrás hoy en la arena, que es lo que me gusta y era la etapa que podía salir a pelear por el triunfo. Y si terminaba adelante iba a poder largar bien en esta etapa de 48 horas. Pero a partir del kilómetro 50 empecé a tener problemas con la moto. Llegué de suerte, hice lo imposible para que la moto llegara. Terminó fallando y voy a tener que cambiar el motor. Esto me deja bastante más atrás. Ya está, hay que aceptarlo. Son fierros y se pueden romper. Ahora a pensar en seguir en carrera. Me di cuenta que era grave porque empecé a sentir una falla grande. Sentía un sonido extraño. Hice lo imposible. Usé mucha fuerza del cuerpo para trepar algunas dunas”, agregó.
El problema del menor de los hermanos Benavides del Dakar llegó justo el día previo al comienzo de la etapa de 48 horas, que se adentrará en el desierto Empty Quarter, el más grande de Arabia Saudita (650.000 kilómetros cuadrados de extensión). El problema adicional que vivirá el salteño es que deberá abrir el camino en el inhóspito terreno porque los 17 integrantes del grupo Rally GP (el principal entre las motos) largarán en el orden invertido de acuerdo al resultado de la quinta etapa. Luciano, con la penalización, fue 17° y último en el grupo y picará en punta (Pablo Quintanilla, ganador del especial del miércoles, saldrá 17°). En la inmensidad del desierto, en el que la navegación será clave (habrá puntos de control ocultos), Benavides no tendrá ninguna huella de referencia para seguir.
El especial comenzará este jueves y finalizará el viernes, todo dentro del Empty Quarter. En el primer día, los corredores podrán avanzar hasta las 16 (hora local). En ese momento, deberán dirigirse al campamento más cercano que tengan de acuerdo a su posición en el desierto (se instalarán siete vivac). Allí, no tendrán asistencia de los equipos (si hay un problema en la moto deberán arreglarse solos), no tendrán conocimiento del clasificador y la organización solo los abastecerá de una tienda, una bolsa de dormir una ración mínima de comida. El viernes, deberán salir y completar el especial, que totalizará 626 kilómetros cronometrados.
Por su parte, Kevin Benavides, actual campeón de la división en el Dakar, fue 12° en la etapa y se ubica en un expectante quinto puesto en la general, a 21m17s de Branch. El mayor de los hermanos fue décimo en el grupo Rally GP y tendrá el octavo lugar de partida para meterse en el Empty Quarter. “Fue una etapa muy larga de enlace, con 510 kilómetros. El especial fue corto, toda de arena y dunas. Llevé un buen ritmo. Hubiera sido mejor quedar más adelante hoy, pero habrá otros pilotos antes abriendo”, dijo Kevin.