MÁS DE UN MES DESPUÉS de iniciado el paro patronal del Béisbol de Grandes Ligas, plenamente conscientes de que la liga y los peloteros no han sostenido una sola sesión de negociaciones significativa desde el comienzo del conflicto laboral, y ante unos entrenamientos primaverales que se acercan rápidamente, sin una iota de avances con miras a un nuevo contrato colectivo, un veterano hombre de béisbol esta semana dijo en una llamada telefónica, en tono muy calmado: "¿Qué ca---- hacemos?"
Este hombre no es un alarmista. Tiene íntimo conocimiento de cómo se desarrolla (mejor dicho, cómo no se desarrolla) la relación entre la liga y el sindicato de peloteros, y se ha hecho cada vez más escéptico con respecto a la posibilidad de que ambas partes lleguen en poco tiempo a un acuerdo. Aún no se siente dispuesto a afirmar si el béisbol perderá partidos debido a su guerra laboral; sin embargo, tampoco se siente dispuesto a afirmar que el béisbol no perderá partidos.