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NFL: La carrera por el premio al MVP entra en la recta final

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Jaguars lanzan fuerte mensaje y Aaron Rodgers y Steelers dan regalito a Bears (2:51)

Con soberbia actuación de Trevor Lawrence, los Jaguars ponen fin a racha de 11 triunfos de Broncos y los Steelers dan pase a Playoffs a Bears tras vencer a Lions. (2:51)

La batalla por ser el Jugador Más Valioso de la NFL se define en el último mes de la temporada y casi siempre va para los quarterbacks


El Jugador Más Valioso de la NFL no se decide en septiembre, ni siquiera en noviembre.

El premio al MVP se define en diciembre, cuando la temporada entra en su recta final y el premio deja de ser estadística para convertirse en relato.

Ser el Jugador Más Valioso no solo premia al mejor, reconoce la historia correcta en el momento adecuado y desde hace dos décadas esa historia casi siempre tiene apellido de quarterback.

Los números son fríos, el patrón es brutal: desde 2005, solo tres jugadores en una posición distinta a quarterback rompieron la lógica --Shaun Alexander, LaDainian Tomlinson y Adrian Peterson-- con temporadas tan dominantes que obligaron a los votantes a rendirse. No fue concesión, fue una excepción histórica.

Hoy la conversación ya no es quién juega mejor, sino quién llega mejor a diciembre y eso vuelve a marcar la carrera.

Matthew Stafford: el favorito legítimo

Stafford lidera las apuestas y vive una temporada de ensueño. Favorito legítimo, no cómodo. A los 37 años está firmando una de las campañas más completas de su carrera: lidera la liga en pases de touchdown, protege el balón como nunca y ha respondido contra defensivas reales cuando el margen de error desaparece. No son números inflados de septiembre. Son exámenes de diciembre.

Pero hay un factor silencioso: el MVP que nunca ganó. El voto de simpatía existe, aunque nadie lo admita y cuando narrativa y producción coinciden, el votante suele ser indulgente.

El margen de error es mínimo. Juegos como el de Carolina --entregas de balón, descontrol, errores-- son exactamente los que quedan tatuados en la memoria de esta liga. Stafford es favorito, sí, pero no es un ganador seguro.

Drake Maye: crecer sin pedir permiso

El joven que muchos ya ven como el nuevo general en New England encarna la historia favorita de la NFL moderna: el joven quarterback que no espera su turno.

Los Patriots no solo ganan, convencen. La eficiencia, el control del juego y su crecimiento semana a semana lo colocan en la conversación real, no como moda pasajera.

Pero para ganar este premio no basta con jugar bien, hay que vencer a otros MVP en horario estelar. Y Maye viene de caer en casa tras permitir un regreso de 21 puntos ante uno de esos contendientes.

Josh Allen: el valor real

Y sí, ese contendiente es Josh Allen de los Buffalo Bills. El eterno MVP. Superman. El héroe de Orchard Park. El más valioso... y el más castigado.

Si el premio se otorgara realmente al Jugador Más Valioso, Allen estaría primero sin discusión. Buffalo no es equilibrado ni elegante. Gana porque Allen absorbe el caos y lo vuelve funcional.

Siete partidos con touchdown por aire y tierra.

Cuatro con múltiples anotaciones terrestres.

Una defensiva que no detiene la carrera.

Eso es valor real.

El problema no es su juego, es la narrativa repetida. Ganar dos MVP consecutivos exige perfección, no grandeza. Cada intercepción pesa el doble, cada partido errático se magnifica, el votante ya lo premió y ahora exige algo casi imposible.

Bo Nix: el que entra por la puerta de atrás

El nombre que Las Vegas ignora y el vestidor respeta.

Ha ganado seis juegos cerrados.

Cinco con regresos en el último cuarto.

En una liga obsesionada con el clutch, Nix ha sido quirúrgico en el manejo de reloj, decisiones sin pánico y lecturas que no siempre aparecen en el marcador, pero sí en la columna de victorias. No grita, pero define temporadas.

El resto del pelotón

Jordan Love desperdició su oportunidad justo ante Nix.

Dak Prescott perdió la carrera el día que los Dallas Cowboys se cayeron.

Jonathan Taylor confirmó la verdad incómoda, hoy un corredor necesita una temporada histórica y un equipo dominante solo para ser considerado.

En los últimos 20 años el mensaje ha sido claro y contundente: si eres quarterback, partes con ventaja; si no lo eres, necesitas una temporada imposible.

La recta final ya comenzó y como casi siempre no ganará necesariamente el mejor jugador, sino el que llegue primero con la historia correcta.