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Jorge Burruchaga, el hombre de los goles importantes

Jorge Luis Burruchaga es un nombre que siempre estará ligado a la historia grande del fútbol argentino. Protagonista, seguramente, de uno de los goles más gritados de la Selección Argentina de todos los tiempos: el de la final ante Alemania del Mundial '86.

Burru nació el 9 de octubre de 1962 en Gualeguay, Entre Ríos, y dio los primeros pasos como futbolista en Arsenal de Sarandí, club en el que debutó en Primera División. Antes, había probado suerte en River y en Quilmes, donde no fue tenido en cuenta.

Luego de buenas actuaciones en el conjunto de Sarandí, Independiente se fijó en él. Y así, en 1982 pasó a vestir los colores del Rojo de Avellaneda, donde comenzaría una carrera llena de éxitos.

Con el Rojo ganó en su primera etapa el Metropolitano 1983, la Copa Libertadores 1984​ y la Copa Intercontinental de ese mismo año. Un equipo de lujo, que contaba con jugadores de la talla de Bochini, Marangoni, Giusti, Enrique, Clausen, Trossero... El entrenador era el Pato Pastoriza.

En su segunda etapa en el club, que se dio a partir de 1995, también conquistó títulos: obtuvo la Supercopa Sudamericana y la Recopa.

Hablando de Burruchaga y los goles importantes, antes del Mundial 1986, el volante ofensivo había convertido un tanto trascendente para la historia de Independiente: en la final ante Gremio anotó el 1 a 0 en Porto Alegre, que terminó valiendo la séptima y última Libertadores para los de Avellaneda.

El pase fue de otro genio del fútbol: en 1986 lo asistió de manera magistral Maradona; ante Gremio, un pase filtrado de Bochini lo dejó sólo ante el arquero para una gran definición.

Además fue uno de los máximos goleadores de ese certamen, con seis conquistas, a dos de Tita, de Flamengo.

Carlos Salvador Bilardo lo tenía en la mira y comenzó a ser una pieza clave en el armado de la nueva Selección, tras la salida de César Luis Menotti y la fallida actuación de la Albiceleste en el Mundial de 1982.

Diego Armando Maradona era la pieza clave de ese equipo, pero encontró en Burruchaga un socio para jugar, para apoyarse, para descansar cuando los rivales no le dejaban espacios con las duras marcas personales.

Con la Selección jugó los Mundiales de 1986 y 1990 y las Copa América de 1983 y 1989, y disputó un total de 59 partidos, anotando 13 goles.

Pero no hay dudas de que su paso por el equipo nacional quedó marcado por el Mundial de 1986. Allí marcó nada menos que el gol que le dio el título a la Argentina, la última Copa del Mundo que hasta la fecha levantó la Selección.

Había debutado en la red en el 2 a 0 ante Bulgaria por la fase de grupos. El gol, fue un anticipo de lo que vendría en la final: centro, casi un pase a la cabeza, de Maradona para que Burru definiera el partido.

La final ante Alemania fue puro sufrimiento. Porque si bien la Argentina había comenzado ganando 2 a 0 y daba la sensación de tener todo encaminado hacia el título, los teutones igualaron 2 a 2 y parecía que el partido iba hacia el alargue.

Pero apareció la magia del 10, que desde la mitad de cancha sacó un pase extraordinario rodeado por tres alemanes para que Burruchaga inicara una larga carrera hacia el arco de Schumacher. El arquero tardó en salir y Burru definió bárbaro para sellar el 3 a 2 final.

Su carrera tras el gol hasta llegar a uno de los laterales, arrodillado y mirando al cielo es sin dudas una de las imágenes que más emocionan dentro del fútbol argentino, con Diego yendo a abrazarlo, llorando y también mirando al cielo para ese festejo eterno y lleno de gloria. Iban 38 minutos del segundo tiempo, y ese gol fue lapidario para las ilusiones alemanas.

"Después del empate de ellos, cuando íbamos a sacar del medio, Diego puteaba por el gol que nos habían hecho, y ahí yo le digo: 'Vamos que se lo ganamos'. Al rato Diego me pone un pase bárbaro, y yo empiezo a correr pero nunca miro para atrás. Después me doy cuenta que Briegel me seguía, pero no pudo alcanzarme. No miré al arquero tampoco, encaré y definí, tenía la seguridad plena de que iba a ser gol", recordó Burru en tantas charlas sobre esa conquista.

El propio Maradona, señaló: "Cuando el doy el pase a Burru tengo alemanes por todos lados. Yo la dejo picar, y cuando miro lo veo a Burru, se la paso rapidita. El que habilita a Burru es Briegel, que estaba fusilado y no pudo salir para dejarlo a Burru en posición adelantada".

Lo cierto es que muchas veces Burruchaga fue la descarga que Maradona necesitaba cuando estaba rodeado de adversarios, y el socio ideal para el 10. Ese Mundial así lo refleja.

La carrera como jugador de Burru, tras su paso por Independiente, seguiría en Nantes de Francia, donde jugó 140 partidos, y el Valenciennes, hasta su regreso al Rojo para retirarse en 1998.

Como entrenador tuvo un largo recorrido que comenzó en Defensa y Justicia, y siguió por Jaguares de México, Arsenal, Independiente, Estudiantes, Los Andes, Rafaela, Banfield, Libertad de Paraguay y Sarmiento de Junín. También fue mánager de Independiente y director deportivo de la Selección.

Pero como futbolista tuvo una carrera ejemplar, llena de éxitos, y el privilegio de poder jugar con Bochini y Maradona, en Independiente y la Selección. Es más, el Bocha formó parte del plantel campeón del mundo de 1986. "Después de Maradona, no hubo otro como Bochini", destacó.

"¿Si la final ante Alemania me cambió la vida? Yo digo que no, después volví a Francia y seguí mi carrera con normalidad. Sí sé que fue algo muy importante, y que los argentinos van a recordar ese gol para siempre".