Marcelo Méndez, entrenador uruguayo de Gimnasia y Esgrima La Plata, conversó con ESPN sobre su idea de juego, resaltó el valor de la gambeta en el fútbol y aceptó que, por el amor al juego, es mejor ser futbolista que director técnico.
El DT también habló sobre los uruguayos Alan Matturro y Sebastián Boselli, a quienes dirigió en Defensor Sporting.
El nacido el 10 de enero de 1981 comenzó su carrera como entrenador en octubre de 2016 en Progreso luego de haber finalizado en diciembre de 2015 su etapa como jugador profesional. Tras un gran trabajo en el equipo de La Teja, Méndez dirigió a Danubio, luego a Liverpool (donde se consagró campeón del Torneo Clausura 2020), San Luis de México en 2021, y al año siguiente regresó a su país para ser el técnico de Defensor Sporting hasta fines de 2023 (con el equipo violeta, Méndez ganó la Copa AUF Uruguay 2022).
El uruguayo destacó sobre la personalidad que busca que tengan sus equipos: “Hemos utilizado algunos sistemas madre, por lo general utilizamos línea de cuatro, tres volantes y tres delanteros. En Danubio nos tocó jugar con un enganche que era Carlos Grosmüller, pero en muchos partidos el sistema depende del rival y la lectura de juego que uno pueda hacer”.
“Hemos utilizado línea de tres o de cinco, pero realmente la identidad creo que pasa por otro lado, no por el sistema. ¿Por dónde pasa? Nosotros tratamos de transmitir esa idea al jugador de ser un equipo protagonista, de ir a buscar el resultado, de hacernos cargo del partido, y eso cuesta mucho trabajo”, remarcó el nacido en Montevideo.
“Todos los equipos intentamos ganar; en nuestro caso tratamos de llegar a ese resultado desde el protagonismo, el tener la pelota, ser profundos, agresivos cuando no la tenemos y tratar de recuperarla lo más lejos de nuestro arco. Por momentos eso se da, por otros no estamos tan claros o hay una competencia que es el rival y te puede llegar a superar, pero en líneas generales tratamos que en nuestros equipos se vea eso”, aseguró.
Luego indicó cómo trabaja después de un partido: “Por lo general, cuando uno gana, trata de no estar tan cerca del futbolista que jugó porque está contento y uno se enfoca más en el jugador que tuvo pocos minutos para hacerlo sentir importante y señalarle que es parte de esa victoria”.
“Cuando uno pierde, obviamente que lo que uno trata como entrenador y cabeza de grupo es no buscar responsables ni culpables, sino tratar de identificar el por qué y buscarle una solución, nosotros como cuerpo técnico pero también colectiva, que el jugador entienda lo que pudimos haber hecho mal y siempre desde una autocrítica constructiva. El primer responsable somos nosotros como cuerpo técnico, pero también se trata de no exponer a nadie más allá del error, sino buscar la solución para que no vuelva a pasar”, afirmó Méndez.
“Es muy difícil enseñar a gambetear”
El entrenador respondió cuando ESPN le preguntó si es posible enseñar a gambetear: “Es difícil, realmente se hace muy difícil. Eso es algo que se trae desde que uno nace, es muy difícil la gambeta. Se ha perdido un poco también por culpa nuestra, de los entrenadores, por querer que nuestros equipos jueguen en ‘modo play’ por decirlo de alguna forma. Los entrenadores hemos quitado un poco eso, el potrero; estoy hablando en general”.
“La gambeta se puede mejorar, puede haber alguna tarea que pueda llegar a mejorarla, pero es algo también instintivo del jugador. ¿Si se puede ayudar a entender cuándo y dónde es más peligrosa para el rival? Pasa también por la toma de decisión del jugador, dónde es más productiva, dónde es asumir un riesgo innecesario y otro aspecto importante es para qué, porque si es simplemente el hecho de gambetear para volver y dar un pase hacia atrás… Siempre debe tener un significado”, enfatizó Mëndez.
Y dijo cuánto se preocupa ante la presencia de un gambeteador en el equipo rival: “Por lo general el gambeteador es un poco el diferente; ese jugador que tiene uno contra uno rompe sistemas, rompe tácticas, entonces quizás hay que tener un poco de precaución tanto del jugador que tiene la gambeta como el que tiene el buen pase de gol; por lo general son futbolistas que juegan de mitad de cancha hacia adelante, pero obviamente que con esas características siempre se tiene un poco más de cuidado”.
Méndez pudo dirigir a muy buenos gambeteadores en su carrera; en Defensor Sporting por ejemplo tuvo a Anderson Duarte y Matías Abaldo (con quien se reencontró en Gimnasia), o en Danubio tuvo a Carlos ‘Maravilla’ Grosmüller: “Quizás lo de Carlitos era la gambeta más cortita ya; antes me había tocado tenerlo como compañero en Fénix, realmente un jugador exquisito. En nuestra etapa en Danubio nos ayudó muchísimo. Siempre tenía ese enganche cortito, el amague…”
A propósito de jugadores que ya pudo dirigir, el DT uruguayo también destacó al argentino Germán Berterame: “Lo pudimos dirigir en México; es un jugador muy potente, muy físico, eso nos llamó la atención. Ahora está en Monterrey; es un goleador nato”.
Y en Defensor Sporting dirigió a los jóvenes zagueros Sebastián Boselli (hoy en River Plate de Argentina) y Alan Matturro (actual futbolista de Génova de Italia); ambos jugadores se consagraron campeones del Mundial Sub 20 de Argentina 2023.
Sobre Matturro comentó: “Primero es terrible gurí como persona. Y después técnicamente es muy bueno y físicamente es un animal. Zurdo, con estatura… Yo lo proyecto más como zaguero que como lateral, más allá de que hablamos alguna vez con el Chelo (Marcelo Broli) sobre su posición (en el Mundial Sub 20, Matturro fue el lateral izquierdo de la Celeste); también hoy si podés colaborar y ser polifuncional se te abren otras puertas y la posibilidad de jugar más”.
Y señaló sobre Boselli: “Se ubica muy bien a la hora de defender, es agresivo, con buen juego aéreo y es un jugador inteligente como Alan. Más allá de la potencia física y el aspecto técnico, el entrenador busca la inteligencia; el ser inteligente es tan importante como esas otras dos virtudes. Los dos tienen un gran futuro”.
“Por eso uno sueña con jugar al fútbol: por el juego”
En la nota con ESPN, Méndez aceptó que se disfruta más ser futbolista que entrenador: “No tiene nada que ver el jugar con el dirigir por más que uno es parte entre comillas del espectáculo; el juego es lo máximo. Por eso uno sueña con jugar al fútbol, por el juego; aunque capaz eso ya cambió un poco y no todos los que juegan lo hacen por el juego sino por todo lo que está alrededor”.
“El amor al juego, el ser partícipe de un picado… Hay gente que paga todos los fines de semana para jugar al fútbol o entre semana con los amigos, y tener la posibilidad de que te paguen para jugar es un sueño”, enfatizó.
Méndez recordó que decidió ser DT luego de haberse retirado como futbolista en Huracán, a pesar de que había hecho el curso de entrenador varios años antes jugando en Wanderers.
“No tenía claro que quería hacer después y en los últimos años de mi carrera le empecé a tomar el gustito, el curso me ayudó mucho también para crecer en ese sentido. Como entrenador, lo mejor es la toma de decisiones, el querer entrenar y después ver eso reflejado en la cancha; lo mejor como futbolista es el juego”, manifestó.
A su vez, Méndez admitió que su profesión tiene la dificultad de no poder ‘desconectarse’, lo que impide realizar y disfrutar plenamente algunas actividades que por ejemplo involucran a la familia.
“Ser entrenador es un trabajo en el cual estás pendiente las 24 horas. Todo el tiempo estás pensando, se me hace muy difícil desconectar la cabeza. Veo una serie y termino pensando en cómo quiero que el nueve haga un gol, o cómo puedo solucionar algún problema que está pasando. Más allá de que he aprendido a delegar, es una profesión que lleva mucho tiempo”, afirmó.
Por último, Méndez reconoció que Miguel Ángel Puppo fue el entrenador que más lo marcó en su etapa como futbolista: “Hacía un año había subido a la Primera de Fénix y él me dio la responsabilidad de jugar en una posición del campo que por lo general es ocupada por gente con más experiencia, y más hace 20 años. Que se la haya jugado por mí en ese momento cuando yo tenía 18, 19 años y estando en la B con Fénix… Me ayudó muchísimo”.
Y además de destacar el trabajo defensivo que realizaba Puppo, Méndez valoró: “A la hora de llevar los grupos, era una persona honesta, directa, que si te tenía que decir las cosas, te las decía; y siempre defendía mucho al jugador. El futbolista a los dos minutos te hace una resonancia y sabe cómo sos, si le estás mintiendo, si sos honesto; el jugador es muy inteligente para jugar al fútbol y para tener ese tacto, esa lectura de persona”.
“Lo mejor que nosotros tenemos como cuerpo técnico es que tratamos de ser honestos; a veces la verdad duele, pero a la larga te evitas un montón de problemas”, concluyó.