River confirmó este domingo en el Monumental que está en su mejor momento del año. El equipo de Marcelo Gallardo le ganó 4 a 1 a Vélez y no solo finalizó segundo en la Zona B del Torneo Apertura 2025, sino que convirtió cuatro goles en un partido por primera vez en 2025.
Si bien el Millonario perdió apenas un partido en la temporada, sobre 21 que disputó (una decena de triunfos y otra de empates), atravesó momentos de zozobra por su juego. La expectativa que se había generado en la pretemporada por el gran mercado de pases, en el que invirtió millones de dólares, repatriando a Montiel, Martínez Quarta, Driussi y Enzo Pérez y fichando a otros jugadores, como Castaño, Galoppo, Rojas y Tapia, no se condecía con lo que se veía en el campo de juego.
El Muñeco, sin embargo, no desesperó. Sus conferencias de prensa posteriores a los partidos -excluyendo las que suspendió, una por enfermedad y otra por decisión- retrataban el presente del equipo. De transmitir tranquilidad porque el año recién empezaba a reconocer que esperaba que River fluyera más para entonces, haciendo hincapié en la paridad del fútbol argentino, Gallardo continuó con sus convicciones y, a la larga, los de Núñez parecen haber encontrado un momento de paz.
Los resultados, claro, empezaron a acompañar: River lidera el Grupo B de la CONMEBOL Libertadores, con 5 puntos en 3 partidos (disputará los últimos dos en casa), finalizó segundo en la Zona B del Apertura, con 31 unidades en 16 fechas, y ganó su compromiso de Copa Argentina. La mancha sería la caída por penales frente a un flojísimo Talleres en la Supercopa Internacional, disputada en Asunción, Paraguay, porque se trataba de un título al alcance de la mano, accesible.
La pelota empezó a entrar
El promedio de gol de River en 2025 es bajo: anotó 26 veces en 21 presentaciones, es decir, 1.24 tantos por noche, registro bajísimo en comparación con la historia del club y la primera etapa del Muñeco, donde el equipo destacaba por su voracidad ofensiva.
Pero hasta hace no tanto tiempo ese promedio no llegaba al gol por partido, lo que agudizaba el problema. Los 4 goles contra Vélez, quizás incluso más de los que "mereció" (énfasis en las comillas), son la continuidad de los dos tantos ante Boca para ganar el Superclásico, los dos de la recuperación frente a Independiente del Valle en Quito y los tres de la goleada a Gimnasia en el Bosque. River suma 11 goles en sus últimos cuatro encuentros, cuando había festejado 15 veces en los 17 anteriores.
La recuperación de Driussi, con cuatro conquistas al hilo, las primeras desde su regreso al club, cortando una preocupante sequía, son la muestra más gráfica de este cambio de paradigma. Luego del empate ante Talleres en Núñez, a mediados de abril, Gallardo reconoció que "generaban expectativa como un equipo que podía producir más de lo que producía y no concretaba lo que se producía", denominándolo algo "reiterativo".
"Generamos buenas expectativas pero no concretamos y sin goles no podés ganar, entonces nos está faltando eso. ¿Jugamos mejor que los rivales? Sí ¿Generamos más situaciones? Sí, pero no concretamos. Y en esa no concreción está la dificultad de seguir buscando. Intentamos organizando para encontrar atacar en cada partido y generamos situaciones pero sin concreción. Es reiterativo", completó el Muñeco, que dejó en claro que "la llegada del gol solucionaría un montón de cosas y les daría tranquilidad y confianza a los futbolistas".
Además de Driussi, en los últimos tres partidos convirtieron Colidio, Borja y varios mediocampistas, que no venían finos de cara al arco rival: Mastantuono (un par de joyitas), Aliendro, Galoppo y Nacho Fernández.
Gallardo encontró el mediocampo
Más allá de que el DT más ganador en la historia del club reconocía entonces que el gol iba a dar "tranquilidad", muchas de las fallas del equipo residían en el mal funcionamiento del mediocampo. Al Muñeco, mucho más que en otros años, le costó encontrar la formación. Probó de una manera y otra, pero recién ahora para haber encontrado cierta estabilidad, con la llegada de Castaño, clave para que Enzo, a sus 39 años, tenga un respiro.
El colombiano, por el que los de la banda roja pagaron casi 14 millones de dólares, todavía no deslumbró ni mucho menos, pero sí fue clave para que River alcanzara cierto equilibrio, con su ayuda en la recuperación y primer pase limpio. Incluso en los últimos partidos cambió algunos nombres, según dosificación de cargas y lesiones, y todo marcha mejor.
En ese esquema es clave, además, la presencia de Franco Mastantuono, el jugador por el que pasa todo, la gran figura del equipo. El pibe de 17 años del que hablan en todo el mundo se hizo cargo del equipo con una naturalidad absurda para alguien de su edad, incluso en los peores momentos, y cuando todo empezó a funcionar, su brilló se acrecentó, con la función en el Superclásico como clímax.
Pérez-Castaño, un interno, el único puesto que todavía no tiene dueño (van alternando Galoppo, Meza, Aliendro, Simón, Fernández), y Mastantuono. Así, de a poco, Gallardo empieza a delinear un XI un poco más confiable.
¿Y la defensa?
A diferencia de lo que venía pasando en el ataque, los números respaldan sobremanera el aspecto defensivo de River: recibió apenas 11 goles en 21 partidos, 0.52 por cotejo. Un nombre fundamental para esa estadística es el de Franco Armani, una de las figuras del equipo en el año a sus 38 años.
El Pulpo, el arquero argentino más ganador de la historia y a esta altura una leyenda de la institución, con más de 300 presentaciones y 10 títulos, fue clave para sostener a su equipo en muchas ocasiones. Porque la defensa, pese a los nombres de Selección (Montiel, Pezzella, Martínez Quarta, Paulo Díaz, Acuña y por qué no Bustos), no termina de convencer.
Lesiones y otros factores fueron complicando la posibilidad de afirmar un cuarteto, que en este momento parece ser Montiel-Martínez Quarta-Díaz-Acuña, si los estados físicos lo permiten, y River exhibe una sensación de fragilidad defensiva que no se adecua a las expectativas.
Así y todo, los registros hablan por sí solos, y sería injusto afirmar que el Millonario no es sólido en su arco, cuando la mayoría de los problemas del año llegaron en el ajeno.
La hora de la verdad...
River sorteó una seguidilla de partidos en la que destacaba el Superclásico, que le dio un gran envión anímico al equipo (y hundió al rival de toda la vida, que se quedó sin DT). Mostró amor propio en la altura de Quito, encadenó tres triunfos a nivel local por primera vez y escaló hasta el segundo puesto del grupo, clave de cara a los playoffs.
Pero esas buenas sensaciones quedarán en nada si no las respalda en lo que viene: el tramo más importante de la temporada. Porque el Apertura se define en los mata-mata (su rival en octavos será Barracas Central, en el Monumental, y luego enfrentaría a Racing o Platense, también en casa) y la CONMEBOL Libertadores no espera. El equipo está bien parado en la Copa, con un par de partidos como local, pero todavía está lejos de sellar la clasificación, y ni hablar el primer puesto, objetivo natural de River en esta competición.
Ya habrá tiempo para pensar en el Mundial de Clubes. Aunque faltan menos de 50 días para su debut (17/6 vs. Urawa Reds; luego, 21/6 vs. Monterrey y 25/6 vs. Inter), antes queda la parte más caliente del semestre, con al menos cuatro partidos que marcarán la temporada para River y para Gallardo.
Luego de la goleada frente a Vélez, el Muñeco expresó: "Me gustó mucho lo que hicimos hoy en el primer tiempo, creo que fue una continuidad de lo que veníamos mostrando en los partidos anteriores. Nos acrecienta como equipo".
"Había que trabajar mucho en el enfoque de no perder de vista lo que se venía haciendo y que todo lo que esperábamos nosotros desde nuestra expectativa de equipo no nos confundiera. No te podés confundir cuando tenés convicciones, y yo soy el primero que no se puede confundir con relación a eso: tratar de aislarse del contexto, de la opinión y de la crítica", añadió el oriundo de Merlo.
Gallardo, además, afirmó que están en "una recta de definición directa", donde será clave "sostenerse con lo que vienen haciendo" y "encarar la seguidilla con la mayor ambición posible". Y volvió a hablar de la tan aclamada crítica, tanto la constructiva como la dañina: "Hay que tomar la constructiva, que la valoro mucho. Yo me baso en lo que pienso e intento transmitirlo a los futbolistas para seguir un eje. Sí considero que teníamos que seguir insistiendo, pero la cosa no era parecida a lo que querían hacernos ver, desde ahí tiene que haber una convicción muy grande. Hay que seguir construyendo este momento que nos encuentra consiguiendo buenos resultados y en aún en etapa de consolidación, lo que a mí me entusiasma. No hay que perder el foco porque cuando la crítica destructiva quiere hacer daño, no hay que agarrarla. Hay que estar convencido de lo que queremos cuando aparecen estas críticas, y en momentos como ahora donde las cosas se están dando".
