James Rodríguez arregló su salida de Sao Paulo pese a que tenía un año más de contrato. Lo que mostró en el equipo lo catapultó a la capitanía de Selección Colombia.
Muy temprano, con apenas un par de meses en el fútbol brasileño, se hizo indispensable en Colombia durante la Eliminatoria. El técnico Néstor Lorenzo confió y él creció en fútbol y en forma física en cada partido por esa ronda de clasificación al Mundial.
Instaló un debate entre los hinchas paulistas, incómodos porque no mostraba el mismo nivel con el club. En Selección figura, en Brasil dos escalones abajo. Al final de 2023 equilibró un poco más y abrió más crédito para esta temporada.
Este año fue conflictivo. Quiso irse porque sintió que estaba para jugar más. Reflexionó y se quedó, con la misma tendencia. Líder indiscutido de Colombia, sin tanto brillo en Sao Paulo.
La Copa América demostró que la camiseta amarilla impulsa otras motivaciones. Finalista y elegido mejor jugador, sedujo de vuelta al presidente Julio Casares. "Si haces esto en Sao Paulo, eres titular siempre", dijo a ESPN.
Ese nivel poco convenció al técnico Luis Zubeldía. Mantuvo su desinterés por James.
Con 22 partidos, dos goles y cuatro asistencias lo más rescatable de su regreso a Sudamérica supera lo estadístico. En Sao Paulo preparó su regreso triunfal como capitán de la Selección.