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Real Madrid: Courtois, muchos silbidos en la que fue su casa y un paradón que aplacó la remontada

Con cuatro temporadas como 'Blue', Stamford Bridge no le guarda demasiado cariño a Thibaut Courtois. El público le abucheó, cantó en su contra y le increpó. No gustó su salida del equipo, no gustó su vuelta con el Real Madrid. Tampoco gustaría al simpatizante del Chelsea su partido, coronado con un paradón a César Azpilicueta que aplacó la remontada.

El belga, el primero en pisar el césped del templo inglés, seguido por el resto de porteros del equipo, fue increpado por los pocos aficionados que ya deambulaban por las gradas a poco menos de una hora que comenzara el partido. Él se fue a aplaudir al reducto blanco situado en una de las esquinas. Lo mismo que hizo el resto de jugadores al unirse al calentamiento.

La primera pitada gorda llegó en el anuncio de las alineaciones. La intensa lluvia que caía sobre Londres no apaciguó a los aficionados ingleses, esos que muchas veces se trata como caballeros y que a veces sacan su faceta 'hooligan'. Sonido de viento para Courtois, primera bronca seria.

Al belga aún le esperarían dos más. Una cuando el sorteo de campos deparó que se cambiaran los equipos de lado. En los 90 metros que recorrió, pasando del lado madridista al más radical de los londinenses, el chaparrón fue terrible. Como todos los que le cayeron durante la primera parte cada vez que tocaba la pelota.

Ni las declaraciones en la previa, deseándole lo mejor al conjunto 'Blue' fue suficiente para ganarse de nuevo el cariño del club en el que disputó más de 150 encuentros y con el que levantó dos Premier League.

Pero tampoco le puso nervioso. El de Bree pasó desapercibido en la primera parte. Estuvo muy cerca de sacar el 1-2 de Kai Havertz, pero el remate de cabeza del alemán iba con una potencia inusitada. No pudo hacer más que lamentarse.

Su momento llegó tras el descanso. Con el 1-3 ya asentado en el marcador tras el 'hat trick' de Karim Benzema. El Chelsea apretó para recortar distancias. César Azpilicueta, el capitán, probó suerte desde fuera del área, con un remate que olía a escuadra. Courtois voló y mano cambiada, rozando el larguero, mandó la pelota a córner.

David Alaba fue corriendo a abrazarse con él. Había desactivado la remontada y puesto las bases para que la eliminatoria vaya mucho más tranquila a Madrid. Ni los silbidos ni los insultos atosigaron a Courtois, que al final se quitó los guantes y se fue a aplaudir a su afición: a la blanca.