<
>

Barcelona en la Champions: Entre el crecimiento y la necesidad

BARCELONA -- El Barcelona no recuerda verse en una situación de tal necesidad en la Champions League en la segunda jornada de la fase de grupos.

Atropellado por el Bayern Munich en el estreno, el equipo azulgrana acude a Lisboa con la urgencia en los talones... Por más que Ronald Koeman estableciera este martes que para nada "es un partido decisivo". Puede no serlo, pero sí se adivina determinante.

No tan determinante en la suerte del entrenador holandés como en la de su equipo en el torneo y, también, en el ánimo que se adivina recuperado después de la victoria frente al Levante del domingo en una plantilla en crecimiento y en la que el peso de la juventud sigue ganándose espacio a base de futbol.

Esta es la realidad de un Barcelona que sigue estableciendo Koeman es de futuro por más que desde el propio vestuario se frene su poca ambición en cuanto a títulos. "Somos el Barça y tenemos que ir a ganar todos los títulos”, repitió este martes Ronald Araújo, sumándose a los discursos de Ansu Fati y Sergi Roberto... Y también al de Gerard Piqué, quien dos días después de aquel lacónico "esto es lo que hay" reaccionó con una frase mucho más contundente: "El Barça no juega para ser segundo".

Llegará hasta donde llegue, ya sea en Europa como en la Liga y la Copa, pero está por ver si lo hace con esa apuesta que empieza a escenificarse de los jóvenes en el plano o a través de devolver el protagonismo a las 'Vacas sagradas' sin que los Gavi o Nico, los Mingueza, Balde y demás, se ganen un sitio entre los elegidos.

Koeman siempre fue un entrenador pragmático en sus planteamientos pero, también, confiado en los jóvenes que le dieron resultado. Lo demostró en el Ajax o en el Feyenoord, en el Valencia y también va haciéndolo en el Barça, ya sea por necesidad o por convencimiento.

Obligado por nombre, historial y grandeza, a ganar, el Barcelona se encuentra en una situación deportiva anómala. Son muchas las voces que insisten en que el mayor éxito que se le puede exigir es el nacimiento y confirmación de una nueva generación de futbolistas que a medio plazo sean la columna vertebral de un equipo ganador... Pero, a la vez, no es un secreto que cada revolcón, afectando directamente al entrenador, es una ducha fría para el propio equipo.

El Benfica se adivina como una prueba determinante. Tanto para ver hacia dónde va este Barça como para descubrir cómo quiere hacer ese camino.