<
>

James Rodríguez, figura de la Copa América: elogio de la lentitud

James Rodríguez, figura de Colombia y de la Copa América Getty Images

"No se trata de hacerlo todo rápido, se trata de hacerlo bien y disfrutarlo en el proceso". James Rodríguez juega al fútbol con lentitud. Saborea cada pelota. Piensa cada jugada. Evalúa cada movimiento. Disfruta. El número 10 de la Selección Colombia finalista de la Copa América camina mientras los demás corren. Mira sereno mientras los demás se atropellan. Y, en ese andar, encuentra respuestas que los demás ignoran. Ve lo que para los demás es invisible.

James es, con diferencia, el jugador más destacado del torneo continental que se disputa en Estados Unidos. No solo por las seis asistencias y por el prodigio de su pegada, sino también porque es el líder futbolístico del equipo que mejor fútbol ha desplegado. Porque Colombia juega al ritmo del cucuteño. Un ritmo sereno. Como el de esas plácidas baladas que nunca defraudan.

James Rodríguez, talento sin tiempo

"Elogio de la lentitud" es un libro escrito por el periodista canadiense Carl Honoré publicado en 2004. Es una crítica al culto a la velocidad que impera en el mundo actual y un manifiesto en favor del "Movimiento Lento (Slow Movement)", la corriente cultural que promueve calmar el ritmo de vida. Porque según Honoré, "estamos corriendo la vida, en lugar de vivirla".

El Movimiento Lento "es una revolución cultural contra la noción de que más rápido siempre es mejor. La filosofía slow no se trata de hacer todo a paso de tortuga. Se trata de buscar hacer todo a la velocidad adecuada. Saboreando las horas y los minutos en lugar de solo contarlos. Hacer todo lo mejor posible, en lugar de hacerlo lo más rápido posible. Se trata de calidad sobre cantidad en todo".

Tal vez, James desconozca esta corriente filosófica contracultural, pero juega como si fuera el mejor exponente de ella. En un fútbol en el que el ritmo vertiginoso es la norma, él ralentiza para clarificar. "Correr no es siempre la mejor manera de actuar. La evolución opera sobre el principio de la supervivencia de los más aptos, no de los más rápidos", afirma Honoré. Rodríguez ha evolucionado a partir de su mejor entendimiento del juego. Y desde esa comprensión guía a su equipo.

Se podrá decir que Josep Guardiola es, a su manera, un cultor de estas ideas. Su Manchester City juega con la parsimonia que le otorga el dominio casi absoluto de la posesión en cada partido. Sin embargo, esto tiene más que ver con la estrategia colectiva que con unas características individuales. Además, la lentitud del City está relacionada con la búsqueda de espacios ante la tarea defensiva del rival y no tanto con un goce propio. Es paciencia y la certidumbre de que la victoria llegará por peso propio. No lentitud como una forma de afrontar la vida. La hegemonía del fútbol internacional hoy es velocidad en las transiciones y ataque directo.

Pocos equipos en la actualidad juegan con "un diez clásico". Con el típico armador que mueve los hilos a partir del peso de su talento y tiene casi nulas responsabilidades defensivas o de contención. Colombia es uno de estos equipos, por decisión del entrenador Néstor Lorenzo pero también por razones culturales. El seleccionado colombiano siempre debe tener un diez creativo y lujoso que le ponga belleza a cada encuentro. Que eleve la condición lúdica del fútbol profesional. "Vivir como adultos muy atareados deja poco tiempo para la actividad propia de la infancia: ir por ahí con los amigos, jugar sin la supervisión de los adultos, soñar despiertos", afirma Honoré.

Se puede describir la trascendencia de James con números y estadísticas, pero esta vez sería una contradicción hacerlo. El aporte del cucuteño excede los fríos datos. Sus características y su función deben ser apreciadas en el contexto del partido, sin diseccionarlas. Los XGs, pases clave y otras herramientas valiosas casi siempre aquí no son bienvenidas. En el Movimiento Lento solo queda sentarse y verlo jugar. Verlo asociarse con sus compañeros. Verlo levantar la cabeza y tocar.

"Es inevitable que una vida apresurada se convierta en superficial. Cuando nos apresuramos, rozamos la superficie y no logramos establecer verdadero contacto con el mundo o las demás personas". La contribución de James a la idea de Lorenzo es profunda. Todo tiene sentido porque él está allí. Su creatividad es el motor del funcionamiento colectivo de Colombia, que se mueve a su ritmo.

James llegó a la Copa América en silencio. Lejos de los primeros planos del fútbol europeo y sin continuidad en Sao Paulo. Su fútbol lento no encontraba sitio en este mundo apresurado. Pero el juego pone todo en su lugar. A horas de las finales de la Copa América y de la Eurocopa es difícil encontrar un jugador más determinante (y más estético) que él si hablamos de ambos torneos.

"No debemos permitir que la prisa nos robe la alegría y la paz interior", dice Honoré. El fútbol vertiginoso tendrá su atractivo, puede ser, pero la belleza y la maravilla del juego lento es imbatible. Y por eso James Rodríguez es un jugador imprescindible.