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James Rodríguez y Alexis Sánchez juegan por sus carreras en la Copa América

En la burbuja de un importante torneo internacional, de alguna manera no parece correcto --casi un acto de traición-- pensar en el fútbol de clubes. Pero la realidad es que la vida no termina con la final de la Copa América el 7 de julio, y es lógico que los jugadores estén preocupados por sus carreras, y en qué nota llegarán a la nueva temporada de clubes. Esto más que nada aplica a las grandes figuras que están en el limbo, como dos estrellas que se enfrentarán en el atractivo partido de cuartos de final de este viernes en San Pablo entre Colombia y Chile (en vivo a las 7 p.m. ET por ESPN+).

James Rodríguez, para el primero, y Alexis Sánchez, para el segundo, son jugadores claves en sus respectivos seleccionados. Pero ninguno de ellos puede estar contento con el presente de su carrera de clubes. Ambos se encuentran en una edad --James cumple 28 el mes próximo y Sánchez tiene 30-- en la que el tiempo es oro.

Existe una gran similitud entre ambos: los dos descubrieron que el espacio es limitado para los jugadores verdaderamente importantes en Real Madrid y Barcelona.

James fue el gran fichaje del Real luego de que el internacional colombiano se luciera en el Mundial 2014. En su momento, y con considerable clarividencia, algunas voces pusieron en duda que tuviera el ritmo necesario para estar a la altura de las expectativas. No se equivocaron. De préstamo en Bayern Munich, muchas veces fue utilizado más atrás en el mediocampo, donde es más fácil encontrar espacios. Su futuro inmediato está en duda.

Sánchez, por su parte, ganó títulos con Barcelona sin ser una figura fundamental del equipo. En Arsenal fue el rey de un conjunto que ganó FA Cups, pero ningún título importante. Y hoy, en Manchester United, tiene lo peor de los dos mundos: es un miembro secundario de un equipo flojo.

Mucho de esto seguramente tenga que ver con el desgaste que ha sufrido jugando para su selección nacional. El Mundial 2014, seguido por tres finales jugadas en otros torneos --la Copa América 2015, la Copa Centenario 2016 y la Copa Confederaciones 2017-- significaron una enorme carga de trabajo para Sánchez sin suficiente descanso, que claramente ha tenido repercusiones en la capacidad física de un jugador tan trabajador.

Es posible que hoy esté sufriendo el efecto inverso; que después de una campaña tan frustrante con su club, la Copa le esté ayudando a recuperar un poco de ritmo. Ciertamente hemos visto algunas señales prometedoras en este certamen, con goles en los primeros dos partidos y buenos momentos el lunes pasado contra Uruguay.

Obviamente, es una figura clave para un seleccionado chileno que apunta a defender su título, aunque quizá desde un lugar distinto del que ocupó en las triunfantes campañas de Chile hace tres y cuatro años. En aquel entonces, Chile se instalaba en campo rival y defendía con una línea alta, lanzando hombres hacia adelante con pases rápidos y afilados.

Por lo que hemos visto hasta ahora, parece que hoy el equipo ya no tiene las piernas para jugar así los 90 minutos. El conjunto está equipado para defender más atrás. Probablemente intentarán aprovechar a Sánchez en el contraataque. En comparación con los equipos de 2015 y 2016, tendrá menos compañía, pero más espacio.

Le espera una ardua tarea. Colombia aún no ha cedido goles en el certamen. La sociedad de Davinson Sánchez y Yerry Mina tiene fuerza y velocidad. El menudo número 7 de Chile tendrá que encontrar su mejor nivel para sacar lo mejor del equipo.

De James, mientras tanto, se espera que consiga quebrar la defensa chilena estacionada atrás. El centrocampista crece con el estatus que le otorga su seleccionado, y Colombia está armada para sacarle provecho. El nuevo DT Carlos Queiroz se lució con la doble atención que le encomendó a Juan Cuadrado, quien se mete en el medio para sumar un mediocampista, y también se abre por la derecha en su rol habitual como extremo.

Éste es el detalle que le permite a James circular con libertad.

En principio arranca cortando desde la derecha, y la función de Cuadrado significa que no pierden envergadura cuando James se mete a buscar puntos débiles en la defensa contraria.

En el segundo partido, a Colombia le estaba costando mucho quebrar la defensa de Qatar. James encontró la clave con un gran centro a la cabeza del enorme centro delantero Duvan Zapata, quien marcó el único gol del partido. A Chile le resulta difícil defenderse ante este tipo de ataques, como lo demostró el gol de Edinson Cavani en su derrota por 1-0 ante Uruguay.

Es así que tanto Sánchez como James tendrán mucho en juego en San Pablo. Ambos cargan con gran parte de las expectativas de sus países de llegar a la semifinal y jugar por el título. Y ambos esperan poder aprovechar este escenario para enviar un mensaje a sus actuales o futuros empleadores.