<
>

Tulio y la revancha por la "mano de Dios"

En tiempos de VAR, la famosa mano de Tulio hubiera quedado sólo en una anécdota. Un gol que sin dudas hubiera sido anulado casi de manera inmediata por los jueces a partir de las contundentes imágenes.

Es que la mano del brasileño Tulio, de la que se cumplieron 26 años, a diferencia de la “mano de Dios” patentada por Diego Armando Maradona en los cuartos de final del Mundial 86 ante Inglaterra, fue grotesca. Y pensar que algunos atrevidos se animaron a compararla con la del 10…

Para poner la situación en contexto, Argentina y Brasil se enfrentaban por los cuartos de final de la Copa América de 1995, en Uruguay.

Brasil había terminado primero e invicto en su zona. Con nueve puntos, producto de las victorias obtenidas ante Ecuador (1 a 0), Perú (2 a 0) y Colombia (3 a 0).

Por su parte, la Argentina, había quedado en el segundo lugar del Grupo C, con seis puntos, tras vencer a Bolivia (2 a 1) y a Chile (4 a 0).

Pero hay que hacer un paréntesis acerca del tercer partido. Ya clasificada a la siguiente instancia, la Selección de Daniel Alberto Passarella salió a jugar ante Estados Unidos con un equipo formado por muchos suplentes. Sólo Roberto Ayala y Gabriel Batistuta se mantuvieron como titulares.

Hernán Cristante, Javier Zanetti, Fernando Cáceres, José Chamot, Diego Simeone, Leonardo Astrada, Juan José Borrelli, Ariel Ortega y Abel Balbo, quienes venían jugando de movida, lo miraron desde afuera.

Esa decisión del entrenador costó muy cara. Porque la albiceleste jugó muy mal, perdió de manera sorpresiva y por goleada por 3 a 0 y resignó por diferencia de gol, justamente ante Estados Unidos, el primer lugar de la zona.

De esta manera, le tocó enfrentar en cuartos de final a Brasil, siempre candidato. Si hubiera quedado en la primera colocación, en vez de tener que jugar contra el clásico rival el adversario de turno hubiera sido México, en la previa muchos más accesible.

La Argentina salió a la cancha con: Cristante; Chamot, Zanetti, Cáceres y Fabbri; Simeone, Astrada, Borrelli; Chamot, Ortega y Batistuta.

Brasil, dirigido por Mario Zagallo, lo hizo con: Taffarel; Jorginho, Aldair, Roberto Carlos y André Cruz; Cesar Sampaio, Dunga y Junio Paulista; Leonardo, Savio y Edmundo.

Argentina, tratando de olvidar rápido el papelón sufrido ante Estados Unidos, salió a jugar con autoridad. Así, en apenas dos minutos de juego, ya ganaba 1 a 0. Por el sector derecho del ataque, Borrelli habilitó a Balbo, quien sacó un fuerte remate que Taffarel no pudo contener.

Pero Brasil iba a reaccionar rápido. Con uno de sus mejores futbolistas, Roberto Carlos, desbordando por la banda izquierda, llegó un centro al corazón del área que Edmundo aprovechó para poner el 1 a 1 parcial.

El partido era entretenido, de ida y vuelta. Tras una pelota recuperada y un gran pase de Ortega, Batistuta, desde la misma posición en la que Balbo había anotado el 1 a 0, marcó el 2 a 1 a los 29 minutos. Esta vez con mucha complicidad del arquero, quien no protegió bien el primer palo pese al fuerte remate del Batigol.

Ese primer tiempo iba a terminar con una mala noticia para la Argentina. Astrada se fue expulsado sobre el cierre por doble amarilla, y los de Passarella debieron jugar casi todo el segundo tiempo con un hombre de menos (a cinco minutos del final Cesar Sampaio también vio la roja).

UNA MANO QUE QUEDO EN LA HISTORIA
Brasil estaba decidido a buscar el empate y en inferioridad numérica apostó todo al ataque. Los pentacampeones buscaban por todos lados, pero no encontraban el camino. Hasta que llegó el minuto 36.

Edmundo le pasó el balón a Jorginho en la derecha del ataque. El lateral mandó un centro al área, la pelota superó a Fabbri y le cayó a Tulio. Pero al delantero, que había ingresado en el segundo tiempo por Leonardo, también le quedó largo el balón. Y para dominarlo, extendió el brazo.

Fue una mano muy clara que se vio por TV, en las tribunas y también en el campo de juego, excepto para el asistente boliviano Aliaga y para el árbitro peruano Tejada: de manera increíble ninguno sancionó nada. Tulio bajó el balón de manera ilegítima, pero definió muy bien ante la salida de Cristante para el 2 a 2.

A diferencia de la “mano de Dios”, donde hay que mirar muchas veces la jugada para ver que el puño de Maradona impacta la pelota ante a salida de Shilton, en este caso no había dudas: el brazo extendido del delantero brasileño fue alevoso.

Todos esperaban que los jueces reaccionaran, anularan el gol y amonestaran al delantero. Pero nada de eso ocurrió. Pese a las airadas protestas de los jugadores argentinos el gol fue convalidado. El partido terminó 2 a 2 y todo debió dirimirse en los penales.

Allí, Brasil derrotó a la Argentina 4 a 2. Tulio convirtió su penal, esta vez de manera legítima. Para muchos, ese gol con la mano fue una especie de acto de justicia, una revancha contra la Argentina por el gol de Maradona, también con la mano, ante los ingleses.

El destino, de todos modos, terminó castigando al delantero brasileño. En la final ante Uruguay y tras otra definición desde los 12 pasos, Tulio falló su penal (se lo atajó el arquero Alves) y los charrúas pudieron festejar el título en casa. Brasil se quedó con las manos vacías, tal vez como una suerte de consuelo para los argentinos.

Una curiosidad: el ex jugador del seleccionado brasileño, tras haberse retirado de la actividad profesional, decidió en 2016 volver a jugar al fútbol junto con su hijo Tulinho, un volante de 18 años.

Datos no oficiales dicen que Tulio Maravilla convirtió más de 1000 goles a lo largo de su carrera. Pero más allá de tantos goles anotados, el brasileño entró en la historia por esa grotesca mano que le permitió a Brasil dejar en el camino a la Argentina en la Copa América de 1995.