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Obsesión, ansiedad y sueños: Diego Aguirre trabaja para que Peñarol no se deje gobernar por la pasión

Los jugadores de Peñarol se retiraron del campo de juego del Parque Viera cantando esa especie de himno que impusieron sus hinchas y que bajó desde las tribunas al ritmo de Fito Páez: “… Y dale alegría, alegría, a mi corazón… la Copa Libertadores es mi obsesión”.

Y mientras los que habían jugado, habituales suplentes, salían de la cancha revoleando camisetas, los titulares compartían la pasión con los hinchas en la tribuna. Un momento único para ellos que se vio reflejado en el volante Damián García cantando como uno más.

El mundo Peñarol está embalado. El triunfo de su equipo ante Flamengo en Rio de Janeiro, por los cuartos de final de la CONMEBOL Libertadores, dejó a los aurinegros a un paso de las semifinales. Y a medida que se avecina el partido revancha, la obsesión crece.

El propio entrenador de Peñarol, Diego Aguirre, reconoció que le cuesta dormir y lo complicado que resulta gobernar la ansiedad: “Es muy lindo todo lo que estamos viviendo, pero hay que meternos en el partido del jueves. La ansiedad de la gente es grande, pero la ansiedad que me preocupa es la nuestra y está brava, cuesta dormir, cuesta controlar las emociones”, expresó el conductor de los carboneros.

Más claro imposible. El propio entrenador admitió en su declaración que la tarea no es sencilla y que por estas horas trabaja para que sus jugadores no se dejen gobernar por la ansiedad y la obsesión de la gente que está embalada como pocas veces.

“Estamos viviendo un momento lleno de ilusión, pero sabemos que tenemos un rival tremendo enfrente. Sigue siendo un sueño que es verdad que está un poco más cerca que hace unos días, pero que va a ser durísimo. Tenemos que hacer un tremendo partido, entregarnos al máximo y tener a toda la gente. Va a ser una fiesta por un lado y una oportunidad histórica que tenemos que tratar de aprovechar”, agregó el entrenador carbonero.

El Indio Walter Olivera, hombre de mil batallas, también pidió calma: “Vayan al partido, que explote el estadio sí, pero con la mesura de que las cosas no están ganadas. No hay que pasarse para el otro lado”.

Claro que una cosa es decirlo y otra vivirlo. Los hinchas de Peñarol agotaron las entradas para la revancha sin siquiera conocer el resultado del partido de ida.

Los jugadores aurinegros saben que el jueves vivirán un momento especial desde que salgan de Los Aromos. Como ocurrió otras veces, es más que probable que una caravana acompañe el corto trayecto del ómnibus desde Los Aromos al Campeón del Siglo.

Por estas horas una de las principales tareas de Aguirre pasa por bajar a tierra el sueño porque, como dijo el domingo, lo que más le preocupa es: “La ansiedad nuestra. Está brava, cuesta dormir, cuesta controlar las emociones”.