Independiente Medellín perdió 0-1 con Boca Juniors como local y va en camino de completar su peor campaña en la Conmebol Libertadores. Sigue colero, sin puntos y con el orgullo lastimado.
En 90 minutos no hubo un guiño a la tradición de su escudo, a sus colores. Enfrentar al campeón argentino tampoco lo motivo. DIM disputó su último partido en el Atanasio Girardot por la ronda de grupos, como si ya se supiera eliminado. Entregado y sin actitud salió a jugar contra el líder que en modo pretemporada le dio un par de sustos en el área.
Al DIM hacer tres pases seguidos le resultó una tortura. Javier Reina evitó la pelota, Leonardo Castro despareció en ataque, mientras que Israel Escalante intentó como extremo sin resultados.
La pasividad del equipo colombiano resultó exasperante. Una imagen documenta su falta de expresión futbolística. A falta de 15 minutos, el juvenil Edwin Mosquera se cansó de levantar los brazos en reclamo de un cambio de frente para aprovechar su velocidad por la derecha, mientras por el otro costado, sus compañeros regalaban la pelota.
Aún con la obligación de ganar, se conformó con el 0-0 hasta los 88’. Eduardo Salvio rompió el empate con un derechazo en el área que premió la insistencia de Boca en el complemento.
Los números reflejan el estado de ánimo de un equipo a la deriva: cuatro derrotas consecutivas, tres goles a favor y nueve en contra.
Sin posibilidad de clasificar, Independiente Medellín terminará esta fase de grupos como visitante. El próximo miércoles 30 de septiembre jugará contra Caracas en Venezuela y en octubre, contra Libertad en Paraguay.