Alajuelense fue superior de principio a fin, goleó a Liberia en el Morera y confirmó que llega a la recta final del torneo con ritmo, carácter y ambición de campeón
Esta vez no hubo espacio para la duda ni para la épica ajena. Liga Deportiva Alajuelense se presentó en el Morera Soto como un equipo consciente de lo que se estaba jugando y actuó en consecuencia: con intensidad, autoridad y una voracidad ofensiva que desbordó por completo a Liberia.
El 3-0 final —4-1 en el global— no solo selló el boleto a la final de segunda ronda, sino que confirmó una sensación que se viene gestando desde hace semanas: esta Liga tiene hambre de título.
Desde el pitazo inicial, el equipo de Óscar Machillo Ramírez se adueñó del partido. Presión alta, circulación rápida y una clara intención de arrinconar a un Liberia que llegó al Morera Soto con la misión de resistir… pero no pudo sostenerla.
Los pamperos se refugiaron cerca de su área y apostaron por el orden defensivo y las manos de Antonny Monreal, quien durante varios minutos evitó que el marcador se abriera antes de tiempo. Sin embargo, el asedio rojinegro era constante y solo parecía cuestión de minutos.
Joel Campbell avisó temprano con un remate que estremeció el poste, mientras Alejandro Bran, encendido y con confianza plena, castigaba desde media distancia. Liberia sobrevivía, pero cada despeje era una invitación a seguir atacando.
La muralla cayó justo antes del descanso. Al minuto 40, tras una jugada accidentada dentro del área, Celso Borges apareció como capitán, con lectura y calma, para empujar el balón al fondo y desatar la fiesta en la Catedral.
La Liga no se conformó. Tres minutos después, una jugada colectiva bien construida terminó con un centro preciso de Rónald Matarrita y la definición certera de Ronaldo Cisneros, quien firmó el 2-0 y dejó la serie prácticamente sentenciada.
Con la ventaja a favor, Alajuelense manejó el segundo tiempo con inteligencia. No renunció al ataque, pero entendió cuándo bajar revoluciones y cuándo acelerar.
El tercer golpe llegó desde el punto de penal, convertido con autoridad por Diego Campos, tras una falta dentro del área. El 3-0 reflejaba lo que ya era evidente: solo había un equipo mandando en la cancha.
Liberia intentó reaccionar con variantes desde el banquillo, pero el partido ya estaba cuesta arriba. Bayron Mora respondió cuando fue exigido y la defensa manuda mantuvo el orden necesario para evitar cualquier sobresalto.
Alajuelense no solo avanzó a la final. Mandó un aviso claro. Después de un partido de ida incómodo, el tricampeón centroamericano respondió con una actuación sólida, madura y contundente, de esas que marcan diferencia en instancias decisivas.
Ahora, la Liga espera rival entre Saprissa y Cartaginés, con una convicción intacta: quiere cerrar el torneo antes de Navidad y levantar la 31 sin gran final.
Liberia, por su parte, se despide con dignidad y con el reconocimiento a un proceso competitivo bajo el mando de José Saturnino Cardozo.
