BARCELONA -- El Barcelona pasó de la euforia a la frustración y la combinación de resultados de la última jornada, con su inesperada y sorprendente derrota (https://espndeportes.espn.com/futbol/reporte?juegoId=610450) frente al Cádiz que se añadió al triunfo del líder Real Madrid (https://espndeportes.espn.com/futbol/reporte?juegoId=610458) en Sevilla, le abrió los ojos a una realidad para muchos inesperada.
Pero que Xavi Hernández, en el fondo, debía tener asimilada. "El objetivo es clasificarnos para la Champions”, repitió, en un tono entre decepcionado y enfadado, el entrenador azulgrana el lunes por la noche, ocupado como está en recuperar, sin tiempo a la relajación, a su equipo.
"Es primordial que el equipo se recupere anímicamente”, reveló a ESPN una fuente del club este martes, reconociendo el golpe anímico que ha supuesto encadenar dos derrotas consecutivas en el Camp Nou, un hecho que no sucedía desde abril de 2003, cuando consecutivamente asaltaron el estadio el Deportivo La Coruña en Liga (2-4) y Juventus (1-2) en Champions que provocó su eliminación.
El Barça se cayó en el momento de la verdad y dejó al descubierto las carencias de una plantilla todavía alejada de la excelencia que se le presupone, necesitada de reforzarse en verano y que, sabe de la dificultad que ello entraña, atraviesa una situación económica nada boyante.
La realidad es la que es y el club azulgrana encara cinco semanas decisivas en las que jugará siete partidos a cara o cruz y en que cualquier tropezón puede adquirir la consideración de dramático. Tal es la situación de la clasificación en la que tiene hasta cuatro rivales para las tres plazas que den acceso a la máxima competición de la próxima temporada.
Es un asunto deportivo, desde luego... Y también económico porque verse fuera de la Champions provocaría un terremoto económico de dimensiones siderales en el club.
De pensar en el milagro que habría supuesto dar alcance en la clasificación al Real Madrid al que hace apenas un mes arrasó en el Bernabéu, el Barça ha despertado de golpe, atendiendo a todas sus limitaciones, y encara sus últimos siete partidos de Liga con el único objetivo de asegurar un puesto que le dé acceso a la Champions de la próxima temporada, derrumbado moral y futbolísticamente en el peor momento desde que Xavi se hizo cargo del equipo en el mes de noviembre.
"No hemos jugado como si fuera una final”, se lamentó el entrenador catalán en la que sin duda fue la rueda de prensa en la que se mostró más crítico con sus propios jugadores, exigiéndoles dar un paso al frente y que tiene que comenzar el mismo jueves en San Sebastián, donde visitará a una Real Sociedad a la que una victoria reengancharía a la carrera por la Champions... a la vez que dejaría al equipo azulgrana sin ningún tipo de colchón.
La realidad disfrazada de derrota ante un Cádiz que nunca había ganado en el Camp Nou golpeó al Barça en el peor momento. Tres semanas después de vencer al Sevilla en el estadio y dispararse la euforia, el equipo de Xavi deambula entre la necesidad y un derrumbe que nadie pudo imaginar.