BARCELONA -- Xavi Hernández podría mirarse en el espejo de Louis van Gaal, el entrenador que le dio la alternativa oficial un 18 de agosto de 1998 (se cumplen 24 años) al tiempo que cruzaba los dedos por reforzar una plantilla que, como hoy él, consideraba incompleta. Había fichado el Barça a Cocu y Zenden y negociaba con desespero por un lado con el Ajax por hacerse con los hermanos De Boer y por otro con el Milan, en secreto, por incorporar a Patrick Kluivert.
Eran las piezas que entendía el técnico holandés definitivas como debe sostener hoy el catalán a Marcos Alonso y, también, Bernardo Silva. Todo mientras espera poder inscribir a Jules Koundé.
Xavi, un joven de 18 años a quien, lo que son las cosas, puso por primera vez en el primer equipo José Mourinho en un partido de Copa Catalunya el 24 de marzo de aquel año, observaba aquel verano entre ilusionado y desconfiado de su papel en un Barça que se iba plagando de holandeses y en el cual, en teoría, su presencia amenazaba con ser testimonial.
Van Gaal, tan insistente en trasladar al Camp Nou el soberbio Ajax de mediados de aquella década, se rindió a la calidad e inteligencia de aquel joven mediocampista, al que ni la llegada de Ronald de Boer en enero de 1999 o la presencia de los Guardiola, Giovanni y Cocu frenó en su crecimiento.
Supo ganarse Xavi la consideración del entrenador holandés como lo hizo al cabo de un año Puyol, quien pasó, por cabezonería, de tener un pie fuera del club a convertirse en imprescindible. Y dejaron ambos el Barça, muchos años después, elevados a leyendas indiscutibles. El zaguero retirándose en 2014 y el mediocampista marchándose en 2015 a Qatar.
Xavi debutó en el primer equipo cuando Van Gaal comenzaba su segunda temporada en el banquillo y le daba una vuelta de tuerca a su revolución en la plantilla. Lidió a su llegada el holandés con la salida intempestiva de Ronaldo en el verano de 1997 de la misma forma que el catalán, en noviembre de 2021, tomó el mando de un equipo aún desquiciado por la marcha inesperada de Messi tres meses antes.
Y si Núñez no reparó en gastos para que Van Gaal pudiera tener bajo su mando un vestuario excelente, Laporta, al cabo de 24 años, ha removido cielo y tierra por darle a Xavi una plantilla excepcional. Con suerte diversa llegaron Rivaldo, Reiziger, Sonny Anderson, Dugarry, Bogarde, Hesp, Ciric, Cocu, Zenden, Kluivert, Pellegrino, Frank de Boer y Ronald de Boer al Barça entre julio de 1997 y enero de 1999. Y desde el pasado mes de enero al vestuario azulgrana lo hicieron Ferran Torres, Aubameyang, Adama Traoré, Dani Alves, Raphinha, Lewandowski, Koundé, Kessié y Christensen, amén de los regresos de Pjanic y el canterano Iñaki Peña.
Pero Xavi advierte puertas adentro que no es suficiente y que quiere aún más a pesar de conocer el riesgo que ello supone. El riesgo de saber que teniendo a sus órdenes a todo lo que necesitaba en una plantilla soberbia no habrá más que una fina línea entre el éxito y el fracaso que acabó, en su día, arrastrando a Van Gaal entre reproches por llenar el Camp Nou de futbolistas foráneos y vaciarlo de canteranos. Poco más o menos lo que está ocurriendo en la actualidad.
Apenas los eternos Piqué, Alba y Busquets, además de los jóvenes Gavi y Ansu Fati resisten en una plantilla de la que se marchó Nico después de Mingueza, Collado o el señalado Riqui Puig. En la que se duda del papel de Balde o no tienen cabida jóvenes del futbol base superados por la exigencia del triunfo a corto plazo.
24 años después de aparecer en el escenario, aquel joven que peleó contra la lógica y se ganó el puesto a ojos de Van Gaal está en el mismo escenario que el entrenador holandés. Y aunque se pueda pensar que disfrutará de la paciencia y comprensión del Camp Nou, los resultados acabarán por dar o quitar razones.