El fútbol actual puede ser una industria avara, llena de mentalidad consumista. Un mundo en el que la sed egoísta de ingresos de un club dicta su futuro, donde los dueños de equipos tienen que hacer dinero, independientemente de los éxitos logrados en la cancha. Esto no quiere servir de crítica, sino de observación de la realidad, que difícilmente sorprenderá a quien la lea.
A fin de cuentas, independientemente de que nos guste ser románticos o no, estos clubes también son empresas y tienen responsabilidades externas que van más allá de los 90 minutos de acción. Un club debe sostenerse a sí mismo como club y también como negocio. Desde la llegada de la pandemia, esta misión cambió por completo la curva económica de todos los clubes profesionales.
Algunos mantuvieron la humildad de su misión; mientras que otros rompieron las normas con poca o ninguna repercusión. Pero ¿qué pasaría si un club puede ser rentable y exitoso dentro de los principios éticos? ¿Con la capacidad de mantenerse a la par de grandes clubes de la talla del Manchester City, Real Madrid o Bayern Munich sin gastar más allá de tus límites?
Aparte de este obstáculo gigantesco, mientras se busca y se lucha por el éxito financiero, ¿puede un club mantener una relación sólida con la comunidad que representa y esencialmente satisfacer sus necesidades al igual que las propias porque, en última instancia, es allí donde creo que un club hace su impacto más importante y duradero. El proverbial puente entre club y comunidad debería ser el corazón del fútbol, aunque ¿es posible que el corazón siga latiendo sin sacrificar los principios éticos de la misión de un club?
Bienvenidos a la Real Sociedad, el club vasco de San Sebastián (dentro de la comunidad autónoma del País Vasco) que no ha quedado por debajo del sexto puesto de la tabla de LaLiga desde que el COVID-19 llegó a nuestras vidas y que esta temporada, se ubica en el tercer puesto de la Primera División de España. Este ciclo también incluye la victoria en Copa del Rey sobre Athletic Club en 2021, siendo el primer trofeo del club en 34 años. En la presente campaña, La Real lucha por sellar un cupo en Champions League por primera vez desde 2013-14, a nueve puntos del Real Madrid, el Godzilla del fútbol español y a mayor distancia del líder Barcelona.
Sin embargo, la simple verdad es que su actual tercer puesto representa un logro notable para un club cuya masa salarial (€134.2 millones según las cifras de la empresa Statista) ni se acerca a la nómina del Madrid (€683.5 millones) ni la del Barça (€656.4 millones). De hecho, es mucho menor que las nóminas del Sevilla y Villarreal, dos plantillas que se encuentran por debajo en la tabla.
Además, su fútbol es sexy. Estéticamente placentero, enamorado de la posesión inteligente del balón y el esfuerzo colectivo; fluido y optimista en la propuesta. El director técnico del club Imanol Alguacil (nacido y criado en el seno de Gipuzkoa, que entrenó y jugó con el club) ha estado vinculado con el equipo Txuri-Urdin (azul y blanco en euskera) desde que era niño y que ahora, los ha llevado por un trayecto extraordinario desde que asumió las riendas del plantel sustituyendo a Asier Garitano en 2018.
Sin embargo, esta historia no solo gira en torno a sus éxitos sobre la cancha; más bien, ésta es una oda a un club de fútbol que entiende la importancia de la comunidad y cuando se trata del País Vasco, específicamente Gipuzkoa, esta relación no es sólo una historia para elevar los ánimos o la antítesis de contrastes corporativos. Es una forma de vida singular para una sociedad orgullosa. Y resulta que también es un club de fútbol.
Este es el País Vasco. Bienvenidos a La Real.
'Una forma de ser y hacer las cosas'
Si queremos realmente entender a la Real Sociedad, hay que conocer Gipuzkoa. Tienes que saber cómo se siente ser testigo de esta tierra, bendecida con tantas riquezas en textura, apariencia y sabor.
Dios estaba de buen humor el día cuando la creó.
Oh, ¿dije 'sabor'? La gastronomía de San Sebastián, como nos recordó una vez Anthony Bourdain, es exquisita. Probablemente la mejor de Europa. Sus pintxos son coloridos; hipnotizantes, pero sin abrumar. Desde las gambas a la plancha locales del Bar Goiz Arg con su salsa secreta, hasta Casa Urola (el lugar favorito de Bourdain) y su pichón al horno con puré de castañas, puedes nadar en un mar de sabor sin querer volver jamás a la orilla.
Su gente es orgullosa, protectora de su forma de vida y su idioma, cuyas raíces son tan antiguas e intrincadas que no conocemos por completo cómo o cuándo se originó. Todos esos factores son vitales para entender a la Real Sociedad y su academia Zubieta, porque el club es San Sebastián y viceversa. Esta es una ciudad que no llega a alcanzar una población de 200,000 personas; así que, de cierta forma, el equipo es lo único que tiene.
Esta es una tierra maravillosa que debe ser experimentada. Y eso fue precisamente lo que hice el año pasado: con mi señora esposa, tomé la decisión de explorar este territorio y todo lo que tiene para ofrecer. Parte de ello se debió a nuestras ansias de viajar constantemente; pero la otra fue el autodescubrimiento. Soy peruano y la mayor parte de mi herencia proviene de los Andes y sus raíces indígenas, pero mi apellido (Echegaray) surge del País Vasco. Ahora que tanto mi madre como mi padre han partido de este mundo, me tocaba emprender un viaje y conocer más. Lo que descubrí fue una comunidad sin igual.
Conducir por esta tierra equivale a presenciar una pintura de Ramiro Arrúe. Desde Logroño en La Rioja hasta Bilbao, hay una atracción poética que te arrastra. Sin embargo, llegar a San Sebastián constituye una experiencia catártica. Los túneles de las autopistas sirven de preámbulo, como una orquesta que te prepara para el evento estelar. Después, el verde rodea las montañas y te atrae mientras te topas con un pueblo que te envuelve.
El Reale Arena, diseñado por el estudio arquitectónico local Izaskun Larzabal, se erige como un museo vanguardista que ilustra la creatividad intrínseca de la ciudad y es una de las primeras cosas que podemos ver. No importa cómo vivas la experiencia de San Sebastián. Bien sea su gastronomía, música o arquitectura. Todas te hablan de forma inconformista y su club no es la excepción.
"La Real Sociedad representa un proyecto deportivo, pero también representa un proyecto social", afirma Andoni Iraola, director de la Fundación Real Sociedad y director de la presidencia del club. "¿Por qué? Porque es una forma de ser y hacer las cosas. No se trata de ganar la liga o la Europa League... más bien, se trata de reflejar a nuestra gente a través de nuestro comportamiento; así, formamos parte de su sociedad, que es la nuestra, y eso es lo que nos convierte en un club muy social".
La Real Sociedad no tiene un accionista mayoritario: el club tiene con más de 14,000 acciones y ningún individuo puede controlar más del 2%. En consecuencia, el proceso de toma de decisiones es totalmente colectivo.
"Queremos que la Real Sociedad les pertenezca a todos", afirma Iraola. "Es un club con raíces profundas y un modelo deportivo, donde nuestros canteranos hayan nacido en nuestras provincias, eso nos acerca mucho a la gente. Nos mostramos como pueblo vasco, como pueblo guipuzcoano".
Un modelo que sirve a todos los clubes grandes y pequeños
Este es un tema recurrente dentro de la Real Sociedad, donde la academia Zubieta y complejo de entrenamientos nutren a toda la organización. Desde su fundación en 1909, al menos un canterano ha representado al primer equipo, y existe un enorme compromiso de dar prioridad a la formación de talentos jóvenes. De los ingresos generados por la Real, el club afirma que utiliza entre el 55 y 60% para financiar al primer equipo, un promedio mucho menor al de LaLiga (aproximadamente 75%), lo que implica que el resto se destina a la cantera y educación, aparte del apoyo a la comunidad.
Cuando se camina por las calles de San Sebastián existe la sensación del aliento a la Real Sociedad, aunque no seas hincha del club. Eso se debe a que La Real también ayuda de múltiples formas a clubes locales y más modestos. Bien sea proporcionando apoyo a la formación de talentos y hasta a la infraestructura. El puente entre el principal club de la región y los más pequeños es vital para la comunidad.
Los jóvenes jugadores de la Real Sociedad también son apoyados desde el punto de vista académico y todos acuden a clases. El club también dispone de tutores para ayuda extra y cerca de 50 jugadores acuden a la universidad en busca de un título de pre o postgrado.
Sobre la cancha, son reconocidos a nivel nacional como el plantel más exitoso, ya que 16 de sus 26 miembros han jugado en el equipo Sanse (reserva) y un reservista promedio pasa 8.2 años antes de ser promovido al primer equipo. Sólo el Athletic de Bilbao tiene más canteranos en su nómina. ¿Cómo se compara con la famosa Masía, que busca promover sus canteranos al primer equipo del Barcelona? La Real Sociedad tiene cinco más que el actual plantel culé.
"El tiempo es una inversión en sí", expresa el director deportivo Roberto Olabe, uno de los hombres más interesantes e inteligentes que he entrevistado. El trabajo de Olabe es formidable, siendo capaz de identificar en un jugador características clave que casi nadie ve. Fue gracias a su labor y al de su equipo que Martin Odegaard pudo salir de las sombras del Real Madrid antes de fichar por el Arsenal.
La ideología de Olabe se enfoca en trabajar con lo que el equipo tiene y no tiene. Si la cantera está llena de jugadores con mentalidad de posesión y no hay suficiente velocidad o físico, se tiene un planteamiento cuidadoso a la hora de suplir dichas carencias. Pero prácticamente en todos los casos, se da prioridad a la cantera y el talento local.
"Obviamente también tiene que ver con el dinero, hay que darles los recursos, pero hay que invertir tiempo en los jugadores. Y tenemos la responsabilidad de darles la oportunidad. Las exigencias de la elite son significativas, pero todos tienen la responsabilidad de abrir puertas a los jóvenes", afirma Olabe.
"Tengo la opinión que los equipos se forman y crecen, no sólo fichando jugadores todos los años, sino también formando año tras año. Mejoran con la paciencia, dándole tiempo a los jóvenes para que maduren, dándoles tiempo para que se formen juntos, y también al lado de Imanol", agrega Olabe, elogiando profusamente a su director técnico.
Uno de los mejores ejemplos de esta mentalidad paciente es el capitán y figura del primer equipo Mikel Oyarzabal, la definición perfecta de lo que significa jugar para este club. Con solo 25 años, Oyarzabal ha jugado cerca de 250 encuentros con el primer equipo y naturalmente, fue el capitán de su victoria en la Copa del Rey. Su cobro de penal selló el triunfo 1-0. De no haber sido por una grave lesión de rodillas, Oyarzabal habría sido convocado a la selección de España en el pasado Mundial de Qatar. El mes pasado firmó un nuevo contrato, extendiendo su compromiso con el club hasta 2028. Su amor por el club y su cantera no tienen límites.
"Obviamente, aquí trabajamos muy bien. Hay mucha gente aquí que hace todo lo posible para asegurarse de que mejores como persona y jugador, y llegues al primer equipo", dice Oyarzabal. "Claro que eso ocurre en tantos otros clubes; pero aquí, en tu primer día, te sientes protegido, cuidado. Te ayudan de todas las formas posibles, no sólo en el aspecto deportivo y creo que eso es muy importante. Incluso después del fútbol, te dan las herramientas necesarias para asumir la vida diaria y el fútbol. Te dan las herramientas para la vida y el fútbol".
Esto representa un doble valor muy importante. Si "el fútbol es vida" (tal como nos suele recordar alegremente Dani Rojas, el personaje de la serie Ted Lasso), la Real Sociedad lo ejemplifica mejor que nadie.
La Real Sociedad de Fútbol Femenino, fundada en 2004, juega en Primera División después de dos ascensos consecutivos y el club sigue mejorando. Ganaron la Copa de la Reina en 2019, quedaron en el segundo puesto del torneo pasado y clasificaron a la presente edición de la Women's Champions League hasta caer a manos del Bayern en busca de asegurar un cupo en fase de grupos. Dirigido por la carismática Natalia Arroyo (36 años), experiodista y analista de fútbol que además es una de las técnicas más jóvenes del circuito, actualmente ocupa el octavo puesto de la tabla de Liga F, pero espera ascender varias posiciones más temprano que tarde. Pronto se construirá una edificación exclusivamente para el plantel femenino en Zubieta, con una cancha con capacidad para 4,000 personas e instalaciones a la par de sus colegas masculinos.
"Tenemos el mayor número de jugadoras femeninas en la liga", indica Iraiola. "Forma parte de nuestros principios y ADN… No podría ser de otra forma, porque esta es una de las exigencias hechas por nuestra comunidad".
San Sebastián 'siempre estará contigo'
La lluvia es amiga de San Sebastián en la primavera; sin embargo, eso no nos impide maravillarnos con la ciudad. Donde hay luz, hay comida y donde hay comida, hay felicidad. La ciudad no te exige mucho para disfrutar de sus tesoros gastronómicos, aunque hay algunas joyas imposibles de ignorar. Son demasiado brillantes. Por eso, visitamos el maravilloso restaurante Arzak, premiado con tres estrellas Michelín. Este hermoso, elegante y cálido establecimiento gastronómico fundado en 1897. Quizás lo reconozcan de aquel episodio de la serie de documentales del fallecido Bourdain Parts Unknown en el que el carismático Juan Mari Arzak conversa sobre su amor por la gastronomía, su gente y el único lugar que ha conocido.
Nos encontramos con su hija Elena , la también maravillosa chef jefa, galardonada en 2012 como mejor chef femenina. Mientras terminábamos nuestro plato, que incluía caballa y anchoas, y chocolate y esferas de maracuyá con mermelada de miel, le agradecimos por una experiencia inolvidable y, como si fuéramos familia, nos recordó que dejar Donosti no es realmente decir adiós a la ciudad. Es como si le dijéramos a un amigo "nos vemos pronto".
Herman Melville dijo en una ocasión: "No podemos vivir solo para nosotros mismos. Mil fibras nos conectan con nuestros semejantes". Y en San Sebastián, en la región de Gipuzkoa, los hilos blanquiazules de la Real Sociedad son esas fibras, que conectan a la gente con su club. En los 89 municipios de la región, vive al menos un socio oficial de la Real, con la excepción de tres.
Mientras el club sigue luchando por clasificar a la Champions, se aferra al tercer puesto de la tabla de LaLiga y se apresta a chocar con la AS Roma de Jose Mourinho la próxima semana en octavos de final de Europa League, recuerden que sin importar el marcador final, el verdadero éxito de la Real Sociedad depende del lazo que la mantiene unida a su gente y cómo ese sentimiento se traduce en su cántico "beti egongo gara zurekin." Siempre estaremos contigo.