El arquero alemán volvió a la portería del Barcelona luego de tres meses de baja por una lesión.

Ter Stegen era el personaje más esperado. Después de tres meses y 17 partidos de ausencia, el alemán regresó a la portería del Barça... Y su retorno no fue, precisamente, lo brillante que se habría esperado. La larga inactividad le pasó factura ya en una primera mitad en la que se le notó impreciso con los pies, recibió un gol, golazo, en el segundo remate a puerta del Granada y no ofreció aquella seguridad de antaño.

Y después del descanso, en la segunda mitad, recibió dos goles más, evidenciando falta de reflejos, o de costumbre en la competición, que mostró que aún le queda por delante. Aún así sacó dos remates de gol, a Facundo Pellistri y Uzuni... Que no ocultaron la sensación de duda.

Y eso que su vuelta a la titularidad fue considerada como la mejor noticia. Titular en los primeros 17 partidos oficiales de la temporada, se perdió los últimos 17 y su ausencia, desde luego, se dejó notar: encajó 15 goles y su sustituto desde entonces, Iñaki Peña, fue batido en 32 ocasiones en idéntico número de partidos. El alemán había dejado su portería a cero en ocho ocasiones y solo en dos lo hizo el canterano, que en tres partidos (Girona, Real Madrid y Athletic) encajó cuatro goles y cinco en otro (Villarreal).

La diferencia, abismal, explicaba las sensaciones alrededor del equipo y, también, entre la hinchada, que jamás tuvo una mala palabra para Iñaki Peña pero recibió a Ter Stegen como a un héroe. Un héroe que en el día de su reaparición no tuvo su noche más afortunada.

JOAO CANCELO

Otra vez, y van unas cuantas, su anarquía fue más perjudicial que beneficiosa. El portugués, más extremo que nunca, no vigiló casi nunca la zona defensiva y por allí llegó, y no pocas veces, el Granada con peligro. Los dos primeros goles del Granada llegaron en jugadas que se habían iniciado por la derecha del ataque andaluz, su zona, en la que nunca mandó. Y aunque suya fue la asistencia del 1-0 de Lamine Yamal, su rendimiento defensivo volvió a ser una losa para el Barça.

LAMINE YAMAL

Que Lamine Yamal, un chaval de 16 años, sea el mejor azulgrana puede considerarse una excelente noticia para el club... Pero es, desde luego, una mala noticia para el equipo. Marco dos goles y enloqueció con su electricidad y ánimo a la zaga del Granada, destacándose una noche más como el futbolista más desequilibrante de un Barça que echa en falta los galones de los veteranos. Porque no es normal que tenga que ser Lamine Yamal el elemento diferencial. Ni Messi, con 17 años, lo era hasta esta consideración.