A Ronaldo se lo llevaron del Barça sus agentes; Neymar se fue porque su padre lo mandó a París y Romario porque quiso volver a Brasil. Fenómeno... Pero mentiroso.
BARCELONA -- Ronaldo Nazario solo jugó una temporada en el Barcelona. Aquel curso 1996-97 permanece, por fuerza, en la retina de todos los aficionados que disfrutaron de sus 47 goles y que un maldito 30 de mayo se despidió con lágrimas en los ojos del club. Ronaldo, el Fenómeno, se marchó abruptamente del Barça pero no fue, al menos solamente, por culpa del club azulgrana. Unos señores llamados Alexandre Martins y Reinaldo Pitta, sus agentes, se lo llevaron.
Ronaldo, el Fenómeno, charló con Romario, otro crack legendario, y durante su conversación no tuvo mejor ocurrencia que afirmar que futbolistas brasileños de época, como él, Rivaldo, Neymar, el propio Romario o Ronaldinho se marcharon de mala manera del Barça, denunciando el "tratamiento" que el club les dio.
Mintió Ronaldo porque tanto él como sus compatriotas a los que hizo mención se fueron del Barça a pesar del Barça. Jugó con el nombre del club catalán, de manera entre indigna y soez. Una burla que se podrán creer los que no conozcan la historia. Pero que se sabe absolutamente falsa.
Ronaldo, el Fenómeno, aseguró en la charla que dejar el Barça fue para él "un puñetazo en el estómago" no mencionando que fueron sus agentes los que rompieron todos los puentes con el entonces presidente del club, Josep Lluís Núñez, porque ya habían pactado un acuerdo con el Inter de Milán. Mintió, sin una pizca de vergüenza, y, lo peor, mintió en todo, sumando otros nombres a su causa que no se sostuvieron ni sostienen.
Ronaldo, como antes Romario y después Neymar y Ronaldinho, disfrutó de su mejor etapa futbolística en el Barcelona. Imparable dentro del campo y feliz fuera de él, el Fenómeno disfrutó e hizo disfrutar. Y lloró al saber que se tenía que ir... De la misma manera que Ney quiso volver apenas unos meses después de marcharse.
Neymar, simplemente, se fue porque su padre acordó el fichaje con el PSG, que se presentó en las oficinas del Camp Nou con un cheque de 222 millones de euros para llevarse al futbolista a París. Ahora, cerca de ocho años después de marcharse y habiendo regresado al primer club de su vida, Ney sigue lamentando aquella huida y mueve, desesperado, los hilos para intentar volver al Barça.
¿Romario? El futbolista de dibujos animados (como le llamó Valdano) y que tras retirarse reconoció que el fútbol "se ve con los ojos de Cruyff", se enfrentó con el entrenador holandés tras una tempotrada excepcional y después de ganar con Brasil el Mundial de 1994. Retrasó su regreso a Barcelona casi un mes y apenas comenzar la siguiente temporada, 1994-95, comenzó a mover los hilos para dejar el Barça y regresar a Río. Hasta que lo consiguió en enero de 1995, cuando el Flamengo, apoyado por varias empresas brasileñas, pagó los más de cuatro millones de euros exigidos por el club azulgrana.
Rivaldo, probablemente el brasileño que mejor rendimiento global ofreció al Barça, abandonó el club en el verano de 2002 con destino al Milan. Enfrentado con Van Gaal, Rivaldo pactó su fichaje con el club lombardo antes de exigirle al Barcelona la rescisión de su contrato, por la que cobró cerca de 7 millones de euros.
Ronaldinho, es conocido el caso, abandonó el Barça en el verano de 2008 por decisión de Pep Guardiola, apoyado por la directiva de Joan Laporta y traspasado al Milan por 24 millones de euros... Después de una temporada en la que su rendimiento cayó en picado, se hablaba más de su vida nocturna y entendió, en primera persona, la necesidad de un cambio. Más aún cuando el Milan le mejoró el contrato que tenía en el Camp Nou.
Ronaldo es recordado como uno de los mejores goleadores de la historia. Un delantero total, un Fenómeno absoluto a quien no se olvida en Barcelona, a pesar de la manera en que se marchó y de su proclamado madridismo.
Eso, a fin de cuentas, es lo de menos. Pero no lo es que se atreva a mentir de la manera en que lo hizo. Porque eso es lo que hizo Ronaldo: ser un mentiroso. Nada más. Y nada menos.