BARCELONA -- El fichaje, posible, de Mesut Özil por el FC Barcelona tomó protagonismo en los últimos días y descubrió, en paralelo, las diferencias de criterio existentes en la dirección deportiva azulgrana tras la última remodelación llevada a cabo por el presidente del club.
Özil, de 29 años, fichó en agosto de 2010 por el Real Madrid procedente del Werder Bremen semanas después de que Pep Guardiola, en primera persona, frenase su llegada al Barça. El alemán, hoy, apura sus últimos meses de contrato en un Arsenal que estaría en disposición de venderlo en este mercado de invierno para ingresar algo de dinero antes de que acabe contrato en junio de 2018 y ahí reaparece el Barcelona.
Y el conflicto que se adivina en su seno, donde un manager general plenipotenciario, Pep Segura, se aleja absolutamente de un secretario técnico, Roberto Fernández, al que se le sospecha fecha de caducidad a fin de temporada pero que mantiene sus tareas a pleno rendimiento, recabando informes deportivos por toda Europa… Y que no duda en su apuesta por Coutinho.
Roberto Fernández quedó relegado por Josep María Bartomeu a la función de secretario técnico con la única (pero trascendental) labor de buscar jugadores con perfil adecuado al Barcelona, sin entrar en discusiones económicas. Por encima suyo, para todo ello, ya estaría Segura, quien trata directamente con el Director General Òscar Grau.
Y ahí aparece el nombre de Özil, cuyo precio sería infinitamente menor que el de Coutinho, como futurible en el Camp Nou. El alemán es la apuesta de los despachos y el brasileño, de 25 años, es el envite de los deportistas. Quiere esto decir que la apuesta de Roberto, innegociable, tiene tanto el apoyo de Ernesto Valverde como de la cúpula de la plantilla, con Messi al frente.
Y de Luis Suárez, no hay que olvidarlo. Porque el uruguayo compartió temporada y media en el Liverpool con un Coutinho que, debutante el 11 de febrero de 2013, se convirtió en uno de sus mejores aliados en el terreno de juego. En su segundo partido juntos, un 5-0 frente al Swansea, el brasileño marcó su primer gol a pase de Luis, quien al siguiente encuentro (0-4 en Wigan) anotó un doblete gracias a sendas asistencias de Philippe.
LA PIEZA
Coutinho es, se asegura, la pieza adecuada al rompecabezas azulgrana, adaptable a tres posiciones distintas en el centro del campo, un llegador excepcional de segunda línea, un extremo en caso de necesidad, un asistente de matrícula de honor y un ‘peleón’ cuando el partido precisa cambiar el guión. En Liverpool ha pulido todas las facetas necesarias y en Barcelona, en el vestuario del Camp Nou, se sostiene que es un jugador fundamental… “Si se quiere preservar la idea”.
Entre la idea que personaliza el brasileño y el ahorro que protagoniza el alemán andan las discusiones en el Barça, cuya cúpula se somete al criterio de los despachos por más que la secretaría técnica, Roberto Fernández, se mantenga firme en su apuesta por Coutinho.
Entre fichaje y salario, la incorporación de Özil podría suponer una inversión total de aproximadamente 100 millones de euros mientras que la de Coutinho se dispararía fácilmente hasta los 200. La amortización deportiva de uno y otro es lo que marcaría la diferencia y lo que establece esa disconformidad en el Camp Nou.
Y si algo se le agradece al secretario técnico es que, a pesar de su posición de debilidad frente al manager general, mantenga firme su discurso y su apuesta por Coutinho. ¿Hasta las últimas consecuencias?