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Cantera o cartera, el eterno dilema del Barça

BARCELONA -- Lesionado Umtiti y lastimado, otra vez, Vermaelen, el Barça afronta la parte más dura del mes de octubre con solo Piqué y Lenglet en la posición de centrales. Y, de pronto, ya antes de la lesión del belga, alrededor del Camp Nou se impone el relato de la conveniencia de fichar a un central de primer orden, diestro para ser exactos, colocando en el escenario a Matthijs de Ligt.

De la misma manera se habla de la “necesidad” por imperativo del ‘ADN Barça’ de apostar con los ojos cerrados por el fichaje de Frenkie de Jong a la vez que se pone en el escenario la trascendencia de incorporar a un lateral zurdo, se habla ahora de Mendy, y hasta de apostar por otro derecho.

No hay que olvidar, tampoco, que los nombres de Pogba o Rabiot permanecen en el escenario y que en las últimas semanas se ha sumado el del polaco Krzysztof Piatek como se supo durante el verano del Chucky Lozano y… Tantos otros.

Pep Segura, al mando del área deportiva junto a Eric Abidal y Ramón Planes, viajará esta semana a Sudamérica para ver de cerca a una colección de jóvenes que, se dice, pueden ser interesantes en los planes del Barça y mientras, al otro lado de la pasarela del Camp Nou, pelean por hacerse ver los jóvenes de la cantera que, por fuerza, deben contemplar con tanta impotencia como rabia contenida todo este circo mediático.

Entendiendo que el fichaje de Arthur significó un contratiempo en los sueños de Aleñá y viendo el papel invisible de Samper, invita a la sospecha que la llegada de De Jong sería una mala noticia para Riqui Puig, la considerada hoy por hoy joya de la corona en la cantera azulgrana.

Y tal como eso, podría seguirse hablando del central Cuenca o recordar que en verano se pagaron muchos millones por Malcom a la vez que, con la excusa de una lesión, se traspasaba a José Arnáiz, cuyo desempeño cuando fue utilizado la pasada temporada mereció elogios de todo tipo.

Condenado a ganar todos los títulos que disputa, en el Barcelona se ha impuesto la necesidad de fichar, con mayor o menor acierto y más o menos riesgo, a todos los niveles. Si en los últimos años esta moda llegó a contaminar al fútbol base, en el Camp Nou, en el primer equipo, eso ya ni se discute y confiar en que se pueda asentar un jugador procedente del B es poco menos que una quimera.

Desde el verano de 2013 el Barça ha fichado a un total de 27 futbolistas por los que ha pagado algo más de mil millones de dólares y a medida que en la plantilla crecía el número de extranjeros disminuía la presencia de canteranos. Una situación, esta, que desde algunas esferas del club quiere volver a cambiarse. Y que, por ello, provoca que en voz baja, con total discreción, haya quien apuesta por dar paso a los canteranos, poco a poco pero de manera evidente.

En la temporada 2012-13 en el equipo tipo del Barça compartieron alineación 9 canteranos (Víctor Valdés, Piqué, Alba, Cesc, Busquets, Xavi, Iniesta, Messi y Pedro) y en la plantilla hubo otros 4 con participación habitual (Tello, Montoya, Puyol, Bartra) además de la aparición esporádica de los jóvenes Sergi Roberto, Jona dos Santos y Deulofeu.

En la plantilla actual son 5 los habituales (Sergi Roberto, Piqué, Alba, Busquets y Messi) y a ellos hay que sumar la presencia de Munir y Rafinha, de manera esporádica. Aleñá y Samper, como Miranda, ni han aparecido. Como se puede contemplar, cuatro de los cinco intocables ya lo eran hace seis años.

Ahora, habiéndose descubierto que Ernesto Valverde, tal y como ocurriera con Luis Enrique, vive (y sobrevive) ocupado en pelear por todos los títulos sin atender a la necesidad, o no, de dar protagonismo a los canteranos y por ello acepta y hasta apoya la política de fichajes indiscriminados del área deportiva, el papel del fútbol base se debate entre la invisibilidad y la pelea por recuperar protagonismo.

Y a partir de ahí nace la discusión, aún en voz baja, de la conveniencia de seguir apostando por incorporaciones millonarias llamadas a completar una plantilla con cada vez menos canteranos o dar la oportunidad a los Riqui Puig y demás que suspiran por emular lo que un día fue una revolución en toda regla.