BARCELONA -- Dembélé entró al Clásico y, en su primera intervención, eléctrica, condujo un partido sin definición a una fiesta en azulgrana. El francés recibió el perdón de Valverde en un momento crítico en lo personal. Lo aprovechó… Y falta por ver si será el momento de la resurrección. Si va hacia arriba o sigue en su mundo…
Porque de lo que no hay duda es que Dembélé preocupa en el Barça. Y preocupa, más allá del terreno de juego, por una forma de actuar, de ser, de relacionarse, de vivir, que levanta sospechas por la poca conveniencia que se le atribuye. Llegar tarde a los entrenamientos, una costumbre, o retrasarse incluso en un día de partido son actitudes a cambiar… pero no es lo único que ocupa.
Si Arthur vive con sus padres y su hermano mayor en Barcelona y lleva un día a día ordenado en el que el momento para dejarse ir y sacar a relucir su carácter joven y jovial es excepcional, en Dembélé, quien vive solo en la capital catalana, el desorden es una constante. El Barça tuvo que atajar, de sopetón, sus malas costumbres alimentarias contratando un cocinero personal para obligarle a cumplir una dieta. Más tarde le puso un chófer y ahora, casi 15 meses después de su llegada, en el seno del club crece la sensación de que es momento, ya, de que la exigencia esté por encima de la comprensión.
La disculpa que apunta a que es “joven” ha caducado en el Barcelona, donde algunos ven en él rasgos de Balotelli y a otros les recuerda a Anelka, futbolistas a quienes su fichaje por City y Real Madrid se consumó con un fiasco absoluto. “No es consciente de la exigencia que supone jugar al más alto nivel” le avisó hace pocas semanas Didier Deschamps, seleccionador francés y en un toque de atención que no pasa desapercibido alrededor del Camp Nou.
“Tiene mucho que aprender”, terció Valverde, intentando rebajar el eco que se apodera en el club y desviando que su poca predisposición e interés empieza a mellar en la confianza de sus propios compañeros, tal y como le disparó Rakitic al acabar el partido frente al Sevilla, cuando lamentó en voz alta su lentitud en prepararse para sustituir a Messi. “Hemos jugado mucho tiempo con uno menos” proclamó Rakitic.
A partir de ahí vino su retraso de 25 minutos en la concentración previa al partido contra el Inter, que pagó quedándose en el banquillo y, ya de manera indisimulada, su colocación en el escenario.
Y una pregunta que ya flota en el ambiente: ¿acertó el Barça con su fichaje? Cerrado deprisa y corriendo, sin ahorrar gastos tras la fuga de Neymar, Dembélé estaba llamado a ocupar el vacío del brasileño y aunque llevaba un año en la órbita del club existe la sospecha que no fue valorado mucho más allá del terreno de juego.
EL RECUERDO DE BENZEMA
De hecho, en Barcelona aún se recuerda el día que Txiki Begiristain decidió echar atrás el fichaje encaminado de Benzema. El hoy director deportivo del Manchester City ocupaba el mismo puesto en el Barça y con las conversaciones entre el club azulgrana y el Olympique de Lyon prácticamente cerradas Begiristain viajó a la ciudad francesa para conocer de cerca, en persona, al joven delantero.
“No lo fichamos. No se adaptará”. Txiki llamó a Barcelona, al presidente Joan Laporta, y desaconsejó la incorporación del jugador de moda en Francia, perseguido por el Arsenal y por quien Aulas, presidente del ‘OL’ había arrancado un acuerdo por 35 millones de dólares.
‘A un futbolista le fichas por lo que te ofrezca en el campo… Pero tan importante como eso es conocerle en privado. Saber de él, de su familia, sus costumbres, su manera de vivir’. Esta es una ley, no escrita, que existe en todas las secretarías técnicas de los clubs. Y fue, tal cual, lo que provocó el no fichaje de Benzema.
Begiristain vio en directo un Lyon-Rennes de Copa, en el que marcó Karim, y al día siguiente se reunió con él en su casa. El jugador, acompañado de dos amigos, estaba ocupado con un videojuego y no dejó de jugar mientras, sin mirarle, charlaba con el enviado azulgrana, quien quedó muy impresionado, para mal, por su poco interés en la charla y, más aún, por el significado de fichar por el Barça.
Roberto Fernández controló absolutamente el entorno familiar de Arthur en Brasil antes de concretar su fichaje. Con Dembélé, sin embargo, parece que no ocurrió así. Y en el Barça ya hay quien lo lamenta. Y, también, quien entiende que si su fichaje no fue adecuado, su marcha no sería demasiado sentida.
Este domingo aprovechó el perdón de Valverde y fue vital en la fiesta del Barça. A partir de aquí… “Todo está en su mano” explicó un ejecutivo. Uno de los que, todavía, tiene confianza ciega en este joven proyecto de crack.