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Xavi Hernández: El mejor amigo de la pelota

COLUMNA ‘EL PULSO’

CIUDAD DE MÉXICO -- Su futbol siempre tuvo misterio. Era capaz de detener el tiempo y pensar en medio del estrépito. Poseía una fantástica serenidad que lo convertía en clarividente y así se adueñaba del espacio… Así se adueñaba del juego.

Xavi Hernández fue el balance en el frígido balompié del siglo XXI.

Era una pausa cuando las pulsaciones estaban al límite. Este hombre permitía que el futbol se entendiera de mejor manera: con el balón en los pies no había otra estrategia que hacerlo rodar con un toque sutil.

Fue un futbolista que ejerció varias profesiones en el campo: arquitecto, cirujano y artista.

En sus orígenes tuvo el estigma de ser el heredero de los llamados ‘centrocampistas organizadores’, como Pep Guardiola, pues sus condiciones naturales así lo dictaban: pulcra técnica individual, visión de juego e inteligencia a granel para suplir la ausencia de un físico impresionante o gran velocidad.

Ejemplar dentro y fuera de la cancha. Conoció la dureza de un tropiezo, por ello en la grandeza de la gloria tuvo a la humildad como estandarte.

En Barcelona se le recuerda y echa de menos, pues era un líder que hablaba con los pies, un futbolista excepcional que siempre demostró que la gloria también es sensata.

Ganó 23 títulos con el Barça, 764 partidos jugados y casi 25 años en el club (17 en el primer equipo), pero no son los números la mejor manera de medir su grandeza. Basta recordar que él marcó los compases de un equipo de leyenda y su juego encendió las luces de las otras estrellas de la constelación.

Xavi ha educado a los aficionados españoles, nos ha cambiado la mirada, nos ha trasladado de lo obvio a lo sutil, nos ha demostrado el incalculable valor de la paciencia, la astucia, el engaño y la adecuada elección de los momentos, nos ha demostrado cómo su pequeño cuerpo no le impide defender la pelota de sus atribulados rivales, nos ha dicho cómo se gobierna un partido”, escribió el periodista español Santiago Segurola en 2009, para reseñar el valor del mediocampista.

Es el extraño fenómeno de un futbolista que sin meter goles, estar a la vanguardia de la moda o bajo los reflectores, obtuvo el reconocimiento global.

Deja como herencia su ejemplo: él hacía mejores a los otros, jugaba a ser hombre, no Dios, y es el modelo perfecto de que los héroes son normales.

Su influencia ayudó a crear al mejor Barça y a la selección española más brillante de la historia… Construía sus jugadas a largo plazo, todo en él parecía premeditado, además de que como nadie defendió aquella máxima que “la mejor forma de no manchar la pelota era jamás perderla”.

“Si para entender el futbol hiciera falta un plano, habría que pedírselo a Xavi. Si su futbol hablara, el vocabulario tendría dos palabras: ‘toma y dame’.

“Lo que de verdad resulta relevante de Xavi es que cuando el futbol empezó a creer que lo moderno era ser fuerte y correr rápido, él empezó a presumir de frágil y lento… Donde Xavi no pudo llegar con el cuerpo, lo compensó con mente y utilizando un balón como herramienta”, escribió Jorge Valdano en su libro ‘Futbol: El juego infinito’.

Se va Xavi, se va el mejor amigo de la pelota, el socio perfecto… Se va una buena parte del futbol.