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Griezmann, en el laberinto

BARCELONA -- Feliz fuera del campo, adaptándose a su nueva vida en Barcelona y apoyado en el vestuario por ese clan francés que se arropa constantemente, a Antoine Griezmann se le borra la sonrisa en cuanto salta al campo con la camiseta del Barça, donde ni encuentra su posición ni se encuentra con sus compañeros. Donde, de momento, deambula nervioso y con la apariencia de no comprender nada.

Campeón del mundo y estrella consagrada, Griezmann no es un meritorio que deba aprender. El se hizo mayor en la Real Sociedad y se convirtió en el mayúsculo futbolista que se adueñó del Atlético de Madrid jugando por detrás de un delantero centro, un ‘9’ de referencia, que aprovechaba tanto su movilidad como su liderazgo e indiscutible calidad.

“Salvando las distancias en el Atlético jugaba ‘de Messi’ y por eso se sospecha tan complicado su encaje en el Barça”, explicó a ESPN Deportes un ex colaborador del club azulgrana, reconocedor de la figura del jugador pero para quien “no será fácil” su adaptación al sistema azulgrana.

“Griezmann ha jugado de delantero y en un costado. Lo cierto es que no tenemos un buen juego fuera de casa, pero no es por él, es una cuestión global”, intervino este lunes en su defensa Ernesto Valverde, defensor acérrimo de su fichaje desde la pasada temporada y responsable máximo de, precisamente, encajarle en sus planes.

Unos planes convertidos en un laberinto de difícil salida. El delantero francés suma los 540 minutos oficiales de la temporada, los seis partidos completos disputados hasta hoy. No marcó en el estreno de Bilbao, anotó un doblete frente al Betis, en su mejor actuación…

Y a partir de ahí, la nada. Acumula 400 minutos sin ver puerta, interviene en cuentagotas, desplazado a la banda y el entendimiento que se le presuponía, aún se le supone, con Messi no ha aparecido en los 75 minutos que han compartido en el campo, entre Dortmund y Granada.

Magnífico, ante el Betis, situado como falso nueve y tomando los galones máximos del equipo, verse desplazado del papel principal, convertido en secundario de lujo, su brillantez se ha apagado, hasta el punto que lejos del Camp Nou no ha disparado ni una sola vez entre los tres palos.

“Partiendo desde la banda tiende a irse hacia adentro, tiene muy buenos movimientos y es de fácil combinación de primeras, pero se solapa con sus compañeros por la falta de costumbre” argumentó la persona consultada, para

quien Griezmann necesita con urgencia la química de Messi: “Leo hace buenos a quienes le rodean y eso debe esperar Valverde con ellos”.

De momento, sin embargo, el tránsito se está convirtiendo en una terrible travesía. Habituado al 4-4-2 del Atlético, su encaje en el Barça le está significando una pesadilla y toda la alegría que transmite fuera del campo se convierte en agobio dentro de él.