“Me preocupa más, pienso mas en lo que pasó antes del empate del Levante que en lo que ha sucedido después, porque eso puede pasar en fútbol”. Pudo ser, sin decir nada, la frase definitoria de todo. Ernesto Valverde se mordió la lengua y no quiso cargar las tintas. Incluso defendió a sus jugadores, rechazando que les faltase ánimo o actitud, por más que la imagen en el campo rozase el desastre.
“Ellos han tenido acierto en sus jugadas. Parecía que teníamos el partido controlado, pero en la segunda parte no terminábamos de crear peligro y en dos minutos nos han remontado, hemos ido arriba y con el tercer gol nos hemos quedado muy tocados”, resumió el entrenador del Barça, que incluso rememoró que a pesar de todo pudo aspirar a, por lo menos, no perder: “Nos han anulado el 3-2 que nos devolvía al partido.. Hay que aceptar lo sucedido”.
Ocurrió, sentenció Valverde, que “en siete minutos nos han hecho tres goles y no hemos podido reaccionar”, aclarando en ese momento que no tenía, o al menos no quería trasladar, ninguna crítica hacia el vestuario: “La actitud del equipo creo que es buena, pero no ha podido ser. No hay nada qué decir”.
El técnico cortó sin más un sospechado alejamiento entre el cuerpo técnico y los jugadores sentenciando que su confianza en ellos “es total. Lo que debemos hacer es mirar adelante”, sin plantear una dimisión. “Para nada” resumió.
“No estamos haciendo lo mismo en casa que fuera, pero después de los primeros partidos ya ganamos bien. Hemos perdido un partido y ya está. Lo que debemos hacer es analizarlo y reaccionar”, solventó Valverde, visiblemente incómodo en la sala de prensa, dando la impresión de morderse la lengua y repitiendo, sin más, que “hay que seguir”.
“Me quedo con la sensación de que nos faltó mandar en el juego para llegar arriba con claridad cuando el partido estaba muy inestable”, sentenció, reconociendo que la idea de salir tras el descanso a por el 0-2 estaba ahí... “pero no se pudo”.
“No me ha sorprendido el Levante. Valoro a todos los rivales y valoro mucho al Levante, que ganó en Anoeta y ha hecho un gran segundo tiempo”, cerró el entrenador del Barça, aclarando que el equipo granota “ha hecho una gran segunda parte” y despidiéndose sin levantar nunca la voz y cuidándose muy mucho de señalar a nadie.
Valverde, como se diría coloquialmente, se comió el marrón. El Barça dio una mala imagen futbolística pero, peor aún, mostró una indolencia inaceptable y, probablemente, eso, precisamente, no fue, para nada, responsabilidad de su técnico.