BARCELONA -- Helenio Herrera, por muchos considerado el primer gran entrenador mediático en la historia del fútbol, fichó por el Barcelona el 22 de abril de 1958, se cumplen ahora 62 años, para, aunque fuera efímera, disfrutar de una era triunfal en el club azulgrana, que bajo su mando rompió la hegemonía del Real Madrid de Di Stéfano (cuatro títulos de Liga en las cinco campañas anteriores) y en dos temporadas enlazó dos campeonatos ligueros, además de una Copa y una Copa de Ferias.
Conocido como HH, su aterrizaje en el entonces moderno y recién estrenado Camp Nou significó una auténtica revolución. Le tocó lidiar con la parte final del reinado de Kubala, catapultó definitivamente a Luis Suárez (a quien se llevaría después al Inter) y se convirtió en la estrella más rutilante de un vestuario del que se erigió como auténtico líder.
Un carácter, aunque distinto, adelantado a Johan Cruyff, un charlatán de primera clase como Brian Clough, un personaje inimitable que, transcurridos más de treinta años, cuando volvió en la parte final de su carrera en los banquillos, seguía siendo idolatrado por una hinchada que siempre lamentó el final abrupto de su primera etapa, en la parte final de la temporada 1959-60 y tras ser elminado su Barça por el Real Madrid en la semifinal de la Copa de Europa.
Helenio Herrera fue quien proclamó que “es mejor jugar con diez que con once” para argumentar la ventaja de haber sufrido una expulsión, quien bramó que “ganaremos sin bajar del autocar” y quien salía al campo rival antes que sus jugadores en las previas de un partido para que el público local descargase todas sus pitadas contra él y se olvidase del equipo.
“Fantástico... No podíais jugar mejor. Ahora ellos ya están cansados y tenemos el partido en nuestras manos” cuentan que les dijo a sus jugadores, alucinados, durante el descanso de un partido en Sevilla que el Barça perdía por 2-0... Y que acabó ganando 2-3.
Eran sus maneras de ganarse al vestuario, de levantar la moral del equipo en cualquier circunstancia... En junio de 1958 el Barcelona enfrentó al Real Madrid en la semifinal de la Copa de España. La ida, jugada en el Bernabéu, no pudo empezar peor: 2-0 al descanso con goles de Puskas y Mateos. Ahí entró la psicología de HH.
Entró en el vestuario con un maletín y reuniendo a su alrededor a los jugadores les dijo: “"Es una lástima porque había conseguido esta prima de 5 millones para vosotros... Y, bueno, se lo ahorrará el club”. Kocsis y Luis Suárez marcaron por duplicado en la segunda parte y el Barça, a la postre campeón, venció por 2-4.
SONRISAS... Y LÁGRIMAS
HH sucedió a Balmanya en el banquillo en el mes de abril de 1958 tras abandonar al Os Belenenses de Portugal, regresando a España, donde ya era una celebridad después de haber entrenado a Valladolid, Atlético, Málaga, Deportivo y Sevilla entre 1948 y 1957; conquistando dos títulos de Liga y uno de Copa con el Atlético y prometiendo llevar al Barça a la cúspide.
Su debut, en la Liga, se saldó con una derrota (2-1) frente al Osasuna y a partir de ahí enlazó seis victorias consecutivas (marcando 26 goles) hasta plantarse en la semifinal de la Copa de aquella temporada 1957-58. Cayó el Barça eliminado por el Athletic (2-0 en San Mamés y 4-3 en el Camp Nou), pero se vio el cambio que se avecinaba en el equipo.
Conquistó la Liga 1958-59 encajando solo tres derrotas y le sumó la Copa, invicto, para asaltar al siguiente curso el sueño de la Copa de Europa, que el Real Madrid había ganado en las primeras cuatro ediciones.
Y el Barça volvió a llevarse la Liga, igualado a puntos con el Real Madrid y por mejor goal average, semanas antes de lograr la Copa de Ferias. Para entonces, sin embargo, ya había abandonado el club, en mayo de 1960 y después de caer eliminado en las semifinales de la Copa de Europa ante el equipo merengue.
Dividido el Camp Nou entre los llamados ‘Kubalistas’ y los ‘Suaristas’, Helenio Herrera entendió que era el momento de que el primero, ya veterano, dejase paso al liderazgo del genial futbolista gallego, pero la presión alrededor del equipo fue de tal consideración que la directiva no le apoyó, provocando una crisis que desembocó en su marcha.
Se despidió del Barça paseándose a hombros por el centro de la ciudad y durante los ocho años siguientes dirigió al Inter de Milán, con el que conquistó tres Scudettos, dos Copas de Europa consecutivas (1964 y 1965) y dos Copas Intercontinentales también de forma consecutiva.
EL REGRESO
Tras ganar una Copa con la Roma en 1969, tener un breve y convulso segundo paso por el Inter en 1973 y despedirse de los banquillos con el Rimini en 1978, el Barcelona sorprendió con su fichaje urgente en marzo de 1980, sustituyendo a Rifé para intentar recuperar el ánimo de un equipo en caída libre.
Acabó como buenamente pudo la temporada, volvió a su retiro... Y en noviembre de 1980, después de que el Barça perdiera por 0-4 un partido de Copa de la UEFA frente al Colonia en aquella temporada 1980-81, volvió a ser requerido para sustituir a Ladislao Kubala, el genio húngaro al que no pudo ‘retirar’ como futbolista veinte años antes y a quien sucedió en el banquillo.
Conquistó la Copa del Rey y tuvo la Liga al alcance... Hasta que en marzo sucedió el famoso secuestro de Quini, quien permaneció durante casi un mes cautivo y durante el periodo en que un Barça derrumbado moralmente enlazó tres derrotas y un empate para no poder luchar por un título que en febrero muchos daban a s alcance.
Ahí acabó, ya definitivamente, su carrera. Justo en el momento de mayor esplendor del Nottingham Forest de Brian Clough, el bocazas que le sucedió en mayor medida y de quien se rumoreó, meses después, que estaba en la órbita de un Barça al que el inglés le dio calabazas de forma directa. Y ocho años antes de que aterrizase en el Camp Nou Johan Cruyff, el tipo que cambió la historia del club para siempre y cuyas frases y carácter le convirtieron en su mejor y más famoso heredero.
Helenio Herrera, eterno en la historia del Barça, murió el 9 de noviembre de 1997 en Venecia... Pero su recuerdo alrededor del estadio azulgrana permanece por siempre.